The Mexican War/La Guerra de Intervención

The Mexican War. Episode 27. La Batalla de Cerro Gordo, 1a Parte

March 24, 2021 Cesar N Madrigal Season 2 Episode 27
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The Mexican War. Episode 27. La Batalla de Cerro Gordo, 1a Parte
Mar 24, 2021 Season 2 Episode 27
Cesar N Madrigal

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Scott conquistaba el puerto de Veracruz y ahora se disponía a emprender el viaje hacia la Ciudad de México. El país mexicano, enfrascado en pugnas internas, tenía al enemigo a escasos 400 kilómetros de su capital, pero no contaba con un plan militar de defensa. Pero, por una vez más, llegaba al rescate el generalísimo Antonio López de Santa Anna. Santa Anna parte en dirección a su rancho, un poco más allá de Jalapa, Veracruz, a organizar las defensas. El sitio elegido, por el presidente mexicano,  para enfrentar al odiado enemigo: Cerro Gordo

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Scott conquistaba el puerto de Veracruz y ahora se disponía a emprender el viaje hacia la Ciudad de México. El país mexicano, enfrascado en pugnas internas, tenía al enemigo a escasos 400 kilómetros de su capital, pero no contaba con un plan militar de defensa. Pero, por una vez más, llegaba al rescate el generalísimo Antonio López de Santa Anna. Santa Anna parte en dirección a su rancho, un poco más allá de Jalapa, Veracruz, a organizar las defensas. El sitio elegido, por el presidente mexicano,  para enfrentar al odiado enemigo: Cerro Gordo

 

The Mexican War/La Guerra de Intervención

La Batalla de Cerro Gordo

César N Madrigal

19 de marzo del 2021

Después de haber conquistado la ciudad de Veracruz, el general norteamericano, Winfield Scott, se dirigía a los habitantes del puerto de la siguiente manera. “mexicanos: Soy el comandante en jefe de un poderoso ejército, el cual doblará el total de sus filas en poco tiempo. Además de eso, otro contingente militar se encuentra avanzando desde el norte del país y pronto se reunirá con el resto de nuestro ejército. Nosotros, los americanos, no somos el enemigo. Peleamos en contra de un mal gobierno, el cual ha sido el culpable de generar esta desmesurada guerra en tu propio país. Mi mensaje para los ciudadanos pacíficos de esta gran nación, y para su iglesia, la cual es respetada por nuestro propio gobierno, nuestras leyes y ciudadanos de todos los recodos de nuestra gran nación, es que venimos en son de amistad. Se hará todo lo posible a nuestro alcance para poder prevenir abusos en su contra, pero si algún individuo, o grupos de individuos, no pertenecientes al ejército regular, intenta ejecutar algún daño en nuestra contra será severamente castigado. Sugerimos entonces, que permanezcan en sus casas, o pacíficamente activos en sus labores rutinarias. 

Para aquellos que decidan ofrecernos víveres y provisiones, sépanse que serán justamente recompensados en dinero en efectivo y serán también propiamente protegidos. Si estas recomendaciones son acatadas respetuosa y ordenadamente, la guerra culminará honrosamente para los dos bandos. Si así sucede, los norteamericanos, habiendo convertido enemigos en amigos, regresaran a casa. Smith, Justin H. The War With Mexico: The Classic History of the Mexican-American War. Red and Black Publishers. Kindle Edition.

El objetivo de Winfield Scott, el cual era consistente con el de James K. Polk, era el “de conquistar al pueblo mexicano con acciones de paz,” y pensaba fervientemente que unos miles de bayonetas no podrían subyugar a una nación entera de siete millones de habitantes. Su deseo, entonces, era el de ganar la aceptación, si no la amistad de la población. Eisenhower, John S.D. So Far from God: The U.S. War With Mexico, 1846-1848. Random House Publishing Group. Kindle Edition.

Los deseos del general estadunidense debían de conllevar un buen comportamiento por los miembros del ejército que el comandaba. Para poder lograrlo, invocó la orden general No. 20 la cual invocaba un toque de queda en la ciudad, probablemente más dirigida a sus tropas que a la población en general. En la orden, Scott restringía el acceso de sus tropas a la ciudad, pero específicamente prohibía el matar animales domésticos para consumo de las tropas. Como prueba de su seriedad y disciplina, mandó ahorcar a un soldado estadunidense acusado de violación. 

 Scott también dirigía sus esfuerzos a cortejar a la iglesia católica romana con la intención de convencer al clérigo de que una victoria norteamericana les serviría de gran uso. Para demostrarlo, ordenaba a sus subalternos a que gesticularan respeto y alabanzas en caso de que encontraran a algún clérigo por las calles de la ciudad. Pero Scott fue aún más lejos. El domingo 4 de abril, él y su comitiva, adornados con los más pomposos atuendos, asistían a los servicios religiosos, acompañando al recientemente impuesto alcalde de la ciudad, en la catedral de Veracruz. Sin esperarlo, el general era invitado por los sacerdotes a que los acompañara en la procesión, dentro de la iglesia, sosteniendo una vela encendida. La instancia de poder ver al pomposo general el ser sometido a las exigencias de los clérigos, generaba gran asombro en su cuerpo militar de asistentes, pero concordaban todos en que el general había echo su mayor esfuerzo. Sus aliados políticos en Washington apuntaban, que su gesto de cordialidad hacia el clero era prueba de que Scott emplazaba su misión militar por encima de cualquier anhelo político. Eisenhower, John S.D. So Far from God: The U.S. War with Mexico, 1846-1848. Random House Publishing Group. Kindle Edition.

El puerto de Veracruz—ya conquistado—, para Scott y su ejército de invasión, se convertía simplemente en la base de provisiones para su planeado avance hacia la Ciudad de México. Los numerosos riesgos de tal expedición no disuadían al general ya que no contemplaba ninguna otra opción mas que avanzar hacia la capital del país mexicano. Sin embargo, la ruta de avance no había sido seleccionada todavía por el general. Las opciones eran solamente dos: el Camino Real o el camino de Orizaba. El primero, la ruta empleada por Hernán Cortés, siglos atrás—en su inminente conquista del pueblo azteca— fue el elegido por Scott debido a su mejor condición en comparación del camino de Orizaba. Esta ruta lo llevaría por Jalapa, Perote y Puebla.

Limitado por la disponibilidad de animales de carga, Scott era forzado a enviar solamente a una parte de su ejército en camino a la Ciudad de México, con el resto de sus tropas en Veracruz esperando el arribo de más mulas. Scott se decide a enviar al general Twiggs al comando de las tropas de avance en lugar del general Worth, lo que generaba una dura queja por parte del general, el cual había sido el elegido en situaciones previas. Esta confronta tambalearía la larga amistad entre los dos generales. 

Mientras tanto, Antonio López de Santa Anna arribaba a San Luis Potosí el 9 de marzo de 1847, el mismo día en que las fuerzas anfibias, comandadas por el general Winfield Scott, anclaban cerca de las costas del puerto de Veracruz. Santa Anna había regresado de su campaña militar, en la cual enfrascó a las huestes del general Taylor en La Angostura. El viaje había sido devastador para el ejército de defensa mexicano. La marcha forzada a San Luis Potosí, ahondado con la pérdida de soldados durante el enfrentamiento en La Angostura, más las numerosas muertes sufridas durante el viaje de retorno—al final de la batalla—totalizaban mas de 10,000 muertos, la mitad del monto inicial con el cual había partido triunfantemente hacia Saltillo. Aunque esto no era lo único que enfrentaba Santa Anna.

La rebelión de los Polkos, iniciada por un brazo militar del ejército en apoyo a la iglesia católica y grupos conservadores de la capital, conllevaría a Santa Anna a su regreso a la capital. El conflicto con la iglesia se agudizaba, pero después de una serie de maniobras y negociaciones, Santa Anna lograba el apoyo del Congreso Mexicano en presionar al clero a un forzoso préstamo de $20,000,000 pesos. 

Al enterarse de la caída del puerto a manos del ejército estadunidense, Santa Anna comenzaba a organizar las posibles opciones de defensa, y acertadamente deducía que el avance norteamericano sucedería a través del Camino Real. Inmediatamente decidía enviar a tres brigadas de infantería, una brigada de caballería, y a dos mil elementos de la guardia nacional—estos últimos estacionados en Perote—todos bajo el comando de Valentín Canalizo, a interceptar el avance norteamericano. Canalizo era instruido por Santa Anna de asegurar el Puente Nacional, un punto estratégico crítico localizado entre Cerro Gordo y el puerto de Veracruz. 


            La noticia de la caída del puerto, a manos de las tropas comandadas por Winfield Scott, arribaba a los oídos de Santa Anna el 30 de marzo de 1847. Urgido por la noticia, abandona la Ciudad de México cuatro días después con dirección a su rancho, El Encero, ubicado un poco más allá de la ciudad de Jalapa. El estrecho natural geográfico, localizado no muy lejos del poblado conocido como Cerro Gordo—en una colina del mismo nombre—, serviría para el emplazamiento de las defensas militares. Establecido en la comodidad de su hacienda, podría dirigir las preparaciones para enfrentar al ejército invasor, el cual avanzaba con suma convicción y convencido de poder conquistar más territorios de la nación mexicana.

            La experiencia personal de haber combatido a los invasores en La Angostura le otorgaba a Santa Anna el darse cuenta de que el arma mas letal de los estadunidenses era su habilidad de movilizar su artillería con eficacia. Estas maniobras otorgaban a los invasores la habilidad de dirigir sus letales cañones a las altas concentraciones de soldados mexicanos en campo abierto. Sin embargo, el elegir el área escabrosa de Cerro Gordo, negaría a los norteamericanos contar con esta ventaja sobre el ejército de defensa. En estas colinas, el camino entre Veracruz y la región montañosa se desenvolvía entre cordilleras hacia el sur, y altas cuestas hacia el norte. Los avances norteamericanos serían altamente entorpecidos por el abrupto acantilado, localizado más delante al sur, y por la escabrosa área cubierta por densos arbustos en dirección norte. Santa Anna creía que el avance norteamericano prosperaría por el Camino Real, y el emplazar tropas enfrente del enemigo y en las cordilleras y colinas hacia el norte y sur, sería altamente devastador para el ejército yanqui invasor. Guardino, Peter. The Dead March (p. 194). Harvard University Press. Kindle Edition.

 


Bibliography


Eisenhower, J. S. (1989). So Far from God. The U.S. War with México 1846-1848. New York, New York, United States of America: Doubleday.

Guardino, P. (2017). The Dead March; A History of the Mexican—American War. Cambridge, Massachusetts, United States of America: Harvard University Press.

Smith, J. H. (1919). The War with México. The Classic History of the Mexican-American War. (R. a. Publishers, Ed.) New York , New York, United States of America: Mcmillan Company.