The Mexican War/La Guerra de Intervención

The Mexican War. Episode 35. El Fín de la Guerra

January 10, 2022 Cesar N Madrigal Season 2 Episode 35
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The Mexican War. Episode 35. El Fín de la Guerra
Jan 10, 2022 Season 2 Episode 35
Cesar N Madrigal

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La última batalla de la guerra había concluido con otra victoria más para el ejército norteamericano sobre los mexicanos. Winfield Scott lograba controlar a los sublevados y junto con Nicholas Trist, iniciaba el diálogo de paz con el gobierno mexicano.


Antonio López de Santa Anna se retiraba hacia la ciudad de Puebla con la intención de seguir con la lucha, pero su reputación ya no era la misma de antes y era destituido de su cargo al mando del ejército mexicano, lo que terminaba con su carrera de militar.


Estaba por verse el curso que tomarían las negociaciones por la paz y la suerte de las dos naciones.

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La última batalla de la guerra había concluido con otra victoria más para el ejército norteamericano sobre los mexicanos. Winfield Scott lograba controlar a los sublevados y junto con Nicholas Trist, iniciaba el diálogo de paz con el gobierno mexicano.


Antonio López de Santa Anna se retiraba hacia la ciudad de Puebla con la intención de seguir con la lucha, pero su reputación ya no era la misma de antes y era destituido de su cargo al mando del ejército mexicano, lo que terminaba con su carrera de militar.


Estaba por verse el curso que tomarían las negociaciones por la paz y la suerte de las dos naciones.

The Mexican War/La Guerra de Intervención

El Fin de la Guerra

César N Madrigal-Loza

30 de diciembre de 2021

Después de su arribo a la Ciudad de México, Winfield Scott sabía que las hostilidades estaban muy distantes de ser consideradas por terminadas. La población mexicana no aceptaba la presencia de los yanquis, y manifestaba su oposición a la ocupación norteamericana con actos de violencia. En el mismo día de su entrada triunfal a la ciudad, el general norteamericano proclamaba orden general #284, en la cual urgía a sus tropas a permanecer alertas, ordenados, sobrios y compasivos. Mientras tanto, postulaba al general Quitman como alcalde de la ciudad, manteniendo a la población y a su ejército bajo corte marcial. Bajo el mando de Scott, la ciudad se pacificaba gradualmente, y ya para mediados de octubre, se podría considerar de estar totalmente pacificada. Y ya para el 14 de diciembre de 1847, la fuerza norteamericana en la ciudad totalizaba 8,000 efectivos, aunque apenas los suficientes para mantener a la ciudad bajo control. 

Por su parte, Santa Anna permanecía al tanto de las acciones guerrilleras que se efectuaban en la ciudad, y en partes de la provincia, sobre todo las orquestadas alrededor de Puebla y Veracruz. Aunque ya para el 15 de septiembre se daba cuenta de que los disturbios en la ciudad habían sido ya controlados por las fuerzas de ocupación, y consecuentemente decidía renunciar al puesto de presidente de la republica en favor de Manuel De La Peña y Peña, el cual efectuaba el cargo de presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Poco tiempo después, contando con un grupo de voluntarios se dirigía hacia la ciudad de Puebla, donde los convalecientes norteamericanos de la batalla de Cerro Gordo permanecían recuperándose. Santa Anna contaba con recuperar la ciudad y cortar las comunicaciones de Scott con la costa para forzarlo a retroceder y poder vencerlo en el trayecto. Eisenhower, John S.D. So Far from God: The U.S. War With Mexico, 1846-1848. Random House Publishing Group. Kindle Edition.

Lastimosamente para el expresidente, sus tropas permanecían desalentadas y ya no consideraban a su líder de ser el glorioso y grandioso general de tiempos atrás. A su arribo a los linderos de la ciudad poblana, Santa Anna enviaba un ultimátum al coronel C.F. Childs— comandante a cargo de la guarnición militar en la ciudad— pero sus hombres se negaban a atacar y Santa Anna se resignaba a enviar un desalentado ataque que no surtía efecto. Mientras tanto, las operaciones guerrilleras continuaban a través de la provincia mexicana. Muchas de ellas menguaban las fuerzas de los norteamericanos, pero en ocasiones se volteaban en contra de la misma población indefensa, lo que conllevaba a que perdieran, poco a poco, el apoyo popular.

El Fin del Generalísimo

Ya para entonces, la suerte de Santa Anna llegaba a su fin. Poco después de la culminación de la Batalla de Huamantla, el expresidente recibía un mensaje del presidente De La Peña, en la cual le informaba que había sido destituido de su cargo a favor de su rival Manuel Rincón, y le sugería que se retirara a su lugar preferido, donde podría esperar paciente y pacíficamente el esperado juicio de corte marcial, el cual evaluaría su conducta militar durante la guerra. Esta acción oficial ponía fin a la carrera militar del Napoleón del Oeste, desembarazando la larga dependencia que había desarrollado el país en el oriundo de Xalapa Veracruz. Por otro lado, los norteamericanos sabían que el prolongar su estancia en México podría no solamente poner en riesgo sus deseos de paz, sino que también podría generar más animosidad en el pueblo mexicano en su contra, desarrollando más fervor patriótico en contra de la ocupación extranjera. Y aunque Santa Anna se encontraba ya en retiro forzado, la nación mexicana era aún más formidable que la fuerza militar de 8,000 efectivos con la cual contaba Winfield Scott.

El presidente Polk estaba también impaciente. Había estado en desacuerdo del armisticio negociado por Scott a su arribo a la Ciudad de México y comenzaba a exigir al gobierno mexicano pagos de retribución por la ocupación extranjera. Su jefe negociador, Nicholas Trist —el cual había comenzado a negociar con el gobierno mexicano un probable acuerdo de paz— se había comprometido a regresar al pueblo mexicano los territorios entre el Río Nueces y Río Grande, lo que hacía enfurecer a Polk aún más, a tal punto de ordenar su retiro de las negociaciones por la paz. Por su parte, Trist ignoraba la orden, manteniéndose en su puesto. El nuevo presidente, De La Peña y Peña, apoyado por su gabinete, se mantenía empeñado en terminar con el conflicto y junto con Trist, reavivaba las negociaciones por la paz el 20 de octubre de 1847. El Congreso de la Unión se reunía días después, y propuestas a favor de una paz con los E.E.U.U. comenzaban a resurgir. La liga pro-Santa Anna rechazaba cualquier intento de concordar una paz, pero sus resoluciones eran rechazadas. El senador Otero exponía una noción que prohibía negociar territorios como medio para lograr la paz, pero esta era sorprendentemente rechazada por un total de 46-29 votos en contra. Smith, Justin H. The War With Mexico: The Classic History of the Mexican-American War. Red and Black Publishers. Kindle Edition.

 

Llega la Paz

Después de enfrentar un sinnúmero de dificultades y obstáculos en las negociaciones, finalmente, el 2 de febrero de 1848, las dos naciones concordaban un tratado en la pequeña villa de Guadalupe Hidalgo, al punto norte de la ciudad. Este acuerdo oficialmente sería reconocido como el Tratado de Guadalupe Hidalgo. En este convenio, México cedía finalmente sus derechos del estado de Texas, y territorios adicionales, los cuales actualmente representan los estados de Utah, Nevada, y California; la mayoría de los estados actuales de Nuevo México y Arizona, así como partes de Oklahoma, Colorado y Wyoming. Esta cesión se convertía en un humillante desmembramiento de más de la mitad del territorio nacional. 

Los Estados Unidos pagarían $15,000,000 y asumirían responsabilidad absoluta de $3,250,000 en reclamos existentes de ciudadanos estadunidenses en contra del gobierno mexicano. Ciudadanos mexicanos que habitaban estos territorios se encontraban repentinamente en un nuevo país, recibiendo la opción de mudarse, o de permanecer y convertirse en ciudadanos norteamericanos. Estos recibían garantías de que sus derechos y propiedades serían respetados, aunque una gran mayoría descubrirían, tiempo después, que las promesas no eran cumplidas, lo que súbitamente los convertía en ciudadanos de segunda clase. (Encyclopaedia Britannica Ultimate Reference Guide).

Trist enviaría una copia del acuerdo al presidente Polk, el cual, al recibir el documento lo enviaba inmediatamente al senado norteamericano para aprobación. El 10 de marzo de 1848, el organismo legislativo aprobaba el acuerdo, aunque eliminaba el Articulo X, el cual garantizaba la protección de las concesiones de tierras mexicanas. Por otra parte, el gobierno mexicano, encabezado por De La Peña y Peña, no lograba obtener el suficiente respaldo para ratificar el tratado. Finalmente, el presidente lograba iniciar la sesión legislativa el 7 de mayo de 1848. Los dos documentos más examinados eran el presentado por el ministro de Relaciones Exteriores, Luis De La Rosa, el cual argumentaba a favor de la paz refutando los argumentos en contra. El segundo documento era el presentado por los comisionados de la paz, los cuales argumentaban que habían obtenido las mejores circunstancias para el país, bajo las peores condiciones, habiendo siendo obligados a acceder a las pretensiones extravagantes de los conquistadores. El voto total, efectuado el 13 de mayo en las dos cámaras legislativas resultaba en 51 votos a favor del tratado, con 35 en contra. Poco después, el Senado lo ratificaba con 23 votos a favor y 4 en contra. Subsecuentemente, el 30 de mayo de 1848, las ratificaciones eran intercambiadas entre las dos naciones. Ramón Alcaraz, Albert C Ramsey. The other side; or, Notes for the history of the war between Mexico and the United States (Kindle Location 7151). Kindle Edition.

Después de la ratificación oficial, las tropas estadunidenses abandonaban la capital mexicana, y la bandera tricolor era una vez más izada en la cúspide del Palacio Nacional. El retiro total de las tropas invasoras se consumaba, así como las imágenes de sus victorias y las de la desastrosa experiencia sufrida por la nación mexicana. La culminación de la guerra y sus efectos permanecería en la mente y corazón de los mexicanos, generando sentimientos de tristeza como resultado de los demonios forjados. En la idiosincrasia del mexicano permanecerían fructíferas lecciones de la dificultad generada cuando el desorden, aspereza y la anarquía prevalecen cuando se intenta salvaguardar y defender a la nación. 

En una época de grandes convulsiones internas, de predominio conservador, clerical y centralista, la invasión estadunidense— su entrada en la capital el 14 de septiembre—marcaba el punto más bajo en la moral de la nación mexicana. Este suceso delineaba ciertas posturas en contra del vecino del norte, pronominalmente el desconfiar del poderoso país norteamericano, así como culparlo de la mayoría de los males engendrados desde entonces, los cuales continúan afectando a la nación mexicana hasta nuestros tiempos. Esta postura es incoherente e incorrecta. Pero, por otra parte, el gobierno norteamericano sigue aún sin aceptar responsabilidad de los hechos ocurridos ya hace más de 175 años, en los cuales la nación mexicana era despojada del 55% de su territorio.

Efectos de la Guerra

A un año después del final del conflicto, en 1849, Zachary Taylor— considerado héroe de la guerra—, se convertía en el presidente electo de los Estados Unidos de América. La guerra en contra de México abría el debate de la esclavitud, el cual había permanecido a la deriva desde el acuerdo de Missouri— una medida concordada entre estados sureños y norteños— la cual admitía al estado de Missouri como parte de la Unión Americana, siendo éste una entidad que favorecía la institución esclavista. El 8 de agosto de 1848, el Representante Congresista David Wilmot del estado de Pennsylvania, intentaba introducir una enmienda al proyecto de Ley de Asignaciones de Tratados, el cual prohibía la expansión e implementación de la esclavitud en los territorios mexicanos recientemente adquiridos por los Estados Unidos. La enmienda Wilmot Proviso fue aprobada por la cámara de Representantes, pero era derrotada en el Senado norteamericano. Y aunque la proposición nunca fue implementada, esta iniciaba un acrimonioso debate que contribuiría enormemente al creciente antagonismo seccional. 

El debate de la esclavitud fue eventualmente asentado a través del Convenio de 1850, pero las diferencias estuvieron a punto de explotar y convertirse en una guerra civil. Esta eventualmente estallaría en 1861, y en ella, muchos de los participantes de la guerra en contra de México se convertirían en mortales enemigos. Muchos de estos sentimientos se habían desarrollado durante el conflicto en contra de México. Sectores del ejército invasor veían a la población mexicana como una raza diferente, sub-desarrollada, y ejercitaban su sentir de considerarse superior a ellos. Otras facciones sentían que la guerra declarada había sido inmoral e injusta, y premeditadamente ejecutada entre un país fuerte ante una débil y fragmentada nación. En las palabras de Ulysses S. Grant, la guerra había sido, “una de las más injustas jamás efectuadas entre una nación poderosa ante una más débil.” Estas polarizadas ideologías conllevarían a la subsecuente dolorosa Guerra Civil Norteamericana, iniciada en 1861 hasta su culminación el 9 de mayo de 1865, en la cual morirían más de 700,000 personas.

Por otra parte, en México, la guerra contra los Estados Unidos desacreditaba enormemente a los Conservadores, y dejaba al país aturdido y abatido. También generaba los peores estereotipos en cada uno de los dos países acerca del otro, algunos de los cuales todavía continúan siendo vigentes en estas sociedades hasta la fecha. El fin de la guerra y los efectos manifestaban una vez más que la mayoría de los grandes resultados de la historia del mundo se han logrado por medios indignos. El triunfo norteamericano, el cual iniciaba formalmente el periodo de potencia mundial de los E.E.U.U., había sido como resultado de la ideología del Destino Manifiesto, el cual otorgaba a los norteamericanos “el derecho divino de expandir sus fronteras.” ›, y el cual convenientemente ha sido omitido de la historia contemporánea de los Estados Unidos, la cual típicamente incluye los periodos de la Independencia y la Guerra Civil, pero excluye la guerra en contra de México. 

Mendigando Migajas

Mi compromiso es preservar la integridad del territorio nacional. ¿Acaso hicimos la independencia para permitir el despojo que pretenden esos bandidos? ¡Esto para aquí! ¡Debe parar aquí! De lo contrario, nuestros nietos, y los nietos de ellos, algún día sufrirán la desgracia de mendigar las migajas de los americanos.” Estas aparentes palabras pronunciadas por Antonio López de Santa Anna, momentos antes de ordenar el ataque mexicano en contra de los defensores del Álamo, expresadas en la película, El Álamo, producida por Touchstone Pictures e Imagine Entertaintment, y distribuida por Buena Vista Pictures, todavía hacen eco en nuestra actual sociedad, en la cual, millones de mexicanos en los Estados Unidos viven literalmente mendigando las migajas de los americanos. (Bohem, Gaghan and Hancock).

El reto para nuestras generaciones actuales es el de superar este devastador conflicto, y entablar diálogos que puedan ayudar a la sociedad mexicana a superar y hasta eliminar los sentimientos de inferioridad, heredados generación tras generación y generados después de la guerra. La sociedad estadunidense necesita arribar a instancias, las cuales les permita aceptar responsabilidad de los actos cometidos hace casi dos siglos atrás, y aunque no puede existir culpabilidad de hechos cometidos por otra sociedad, si existe el poder de admisión. Esta acción podría enmendar heridas y muchos de los sentimientos existentes en ambas sociedades. No tenemos la capacidad de cambiar la historia, pero si de asegurarnos de no cometer errores similares. La frase omitida por Porfirio Díaz hace más de un siglo: “Pobre México! Tan lejos de Dios y tan cercas de los Estados Unidos,” no puede seguir demarcando los destinos de una nación. Nuestro compromiso actual ya no es el de “preservar la integridad del territorio nacional,” sino de crecer como sociedad, y alcanzar nuestros enormes potenciales cómo individuos y cómo nación entera.

 


Bibliography


Alcaraz, Ramon. The Other Side. Notes for the History of the War between Mexico and the United States. New York: Hard Press, 1850.

Eisenhower, John S. D. . So Far from God. The U.S. War with México 1846-1848. New York: DoubleDay, 1989.

Encyclopaedia Britannica Ultimate Reference Guide. "The Age of Santa Anna: Texas and the Mexican-American War." Chicago, 2013.

Gonzalez, M del Refugio. Mexico. Encyclopedia Juridica Online. n.d. December 2021. <https://mexico.leyderecho.org/consecuencias-de-la-guerra-mexicano-estadounidense/>.

National Archives. The Treaty of Guadalupe Hidalgo. 2 June 2021. December 2021. <https://www.archives.gov/education/lessons/guadalupe-hidalgo>.

Smith, Justin H. The War with México. The Classic History of the Mexican-American War. Ed. Red and Black Publishers. New York : Mcmillan Company, 1919.

The Alamo. By Leslie Bohem, Stephen Gaghan and John Lee Hancock. Dir. John Lee Hancock. Perf. Dennis Quaid, Billy Bob Thornton and Emilio Echevarria. Touchstone Pictures. Buena Vista Pictures, 2004. Theater.