The Mexican War/La Guerra de Intervención

La Batalla de Contreras y Churubusco, 2a. Parte Re-editada

Cesar N Madrigal

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¿Cómo se construye la valentía en medio de la adversidad? Descubre la respuesta a través del emocionante relato de la Batalla de Churubusco, un momento crucial en la Guerra de Intervención Mexicana. Analizamos la estrategia defensiva de Santa Ana y el papel fundamental de los generales Manuel Rincón y Anaya. Te llevamos al corazón del convento y el puente de Churubusco, donde las tropas mexicanas, incluyendo el valiente Batallón de San Patricio, se enfrentaron al implacable avance estadounidense. Profundizamos en las fortificaciones, las armas utilizadas y el ambiente de incertidumbre que reinaba entre los soldados.

Conoce la historia épica de valentía y sacrificio de las fuerzas mexicanas, quienes, a pesar de estar en desventaja numérica, defendieron con determinación su tierra. Abordamos las consecuencias de esta intensa batalla, destacando la captura de soldados del Batallón de San Patricio por parte de los norteamericanos. Además, examinamos la estrategia de Santa Ana, quien, a pesar de las derrotas previas, logró reorganizar su ejército para la defensa de la capital mexicana. Finalmente, te damos un vistazo a la próxima gran confrontación: la Batalla de Molino del Rey. ¡Prepárate para un viaje lleno de heroísmo y resistencia!

Speaker 1:

Bienvenidos al podcast. The Mexican War, la guerra de intervención, evento histórico que define el conflicto bélico entre Estados Unidos y México ocurrido en 1846 a 1848. El plan mexicano era simple.

Speaker 2:

El plan mexicano era simple La retroceder, intentando resguardar su equipo militar y establecer las defensas de la ciudad. Santa Ana y sus oficiales laboraban incesantemente intentando establecer resguardos en San Ángel, coyoacán y San Antonio, acarriando con ellos municiones y preciados armamentos. Sectores de la población, temerosos de los avances de los mexicanos, huían aterrados en dirección contraria a la de los soldados mexicanos, lo cual entorpecía el repliegue de las tropas. Los caminos empleados por las fuerzas mexicanas establecidas anteriormente en Padierna corrían desde San Ángel a Coyoacán, uniéndose a la vereda utilizada por las unidades estacionadas en San Antonio.

Speaker 2:

Esta ruta convergía en el puente Churubusco, muy cercano a este, al monasterio de San Mateo Churubusco de San Mateo Churubusco. En este punto, santa Ana establecería las defensas, con la orden específica de demorar el avance norteamericano a toda costa. La labor recaería en el general Rincón, el cual designaba la defensa del puente a soldados regulares del ejército, todos estos comandados por Pérez. El general Rincón, secundado por el general Anaya, extendía las defensas al instalar dos batallones más posicionados estos a lo largo del río en dirección este, con soldados adicionales en una línea constante entre el puente y el convento, y los restantes en el camino posterior al viaducto. Las posiciones del convento incluían, además de la formidable fortificación, parapetos posicionados en el techo de la iglesia, un elevado cerco construido de piedra equipado con andamios para las tropas, Una improvisada zanja rellenada de agua, una improvisada zanja rellenada de agua, dos bastiones emplazados fuera del convento en dirección a Coyoacán, parapetos semiconstruidos apostados al oeste y sur, dos cabañas construidas de adobe equipadas con troneras, cuatro cañones de cinco kilos y tres más de menor calibre y entre 1.500 a 1.800 tropas de partición, las cuales

Speaker 2:

incluían a los batallones Independencia, bravo y al contingente de irlandeses que formaban parte del batallón de San Patricio. Manuel Rincón Calcaño, antiguo secretario de guerra del gobierno mexicano, era el encargado de las defensas estacionadas en el convento de Chubusco. Otros defensores eran los generales Pedro María Naya Álvarez y Manuel Ramírez de Arellano, los cuales eran eficientes militares y estaban dispuestos a luchar con todo para derrotar al ejército invasor. El teniente Francisco Peñuñuri, al recibir al batallón de San Patricio el cual se integraba a la defensa del convento, les mencionaba que, incluyendo a todos los efectivos militares presentes, las defensas totalizaban 1.400 hombres y añadía Si todo responde, hasta aquí llegan los gringos. El general Rincón compartía su plan de defensa con John Riley, el capitán a cargo del batallón de San Patricio. Contamos con los suficientes efectivos para montar una fuerte defensa. Solamente esperamos el arribo de las armas y municiones que nos enviará muy pronto el presidente mexicano.

Speaker 2:

Nos enviará muy pronto el presidente mexicano. El general esperaba que Santa Ana atacara a los estadounidenses al momento en que estos estuvieran desprotegidos y en movimiento. Los irlandeses se miraban uno al otro y cuestionaban seriamente si esta posibilidad se convertiría en realidad. La memoria fresca de ellos estaba en los sucesos ocurridos en la angostura, cerro Gordo y, recientemente, en las Lomas de Padierna, donde la tan esperada ayuda del generalísimo nunca había llegado, donde la tan esperada ayuda del generalísimo nunca había llegado. Al rincón, probablemente consternado también, pero intentando convencerse a sí mismo, exclamaba No creo que el general en jefe menosprecie la oportunidad de enmendar sus desaciertos.

Speaker 2:

Aún así, los ánimos en los defensores del convento permanecían altos. Los irlandeses inspeccionaban el recinto al mismo tiempo que colaboraban con los artilleros mexicanos en emplazar los cañones en sitios estratégicos. Con muros tan gruesos, junto a un río y con tantos árboles, más parece un castillo, comentaban entre sí algunos de ellos en referencia al recinto católico que se usaría como pasión de defensa en contra de la avanzada norteamericana. Otros eran más pesimistas y exclamaban imagino al convento como una trampa y a nosotros como una carnada. ¿qué sucederá si no recibimos apoyo desde fuera?

Speaker 2:

La batalla de Churubusco, la cual comenzaría alrededor del mediodía del viernes 20 de agosto de 1847, en realidad se convertiría en una lucha enfrentada por ambos bandos en tres diferentes puntos. El ataque principal, dirigido por los generales Ward y Kilo, se efectuaría en el puente Churbusco, donde los mexicanos habían establecido unos sólidos y fuertes parapetos. El ataque al convento orquestado por el general Tuex sería subsecuentemente a la potencial toma del puente Y finalmente, el tercer encuentro se efectuaría al norte del puente Churubusco, en Portales, el cual sería liderado por Shields y Peters. Los soldados mexicanos encargados de la defensa del puente defendían la posición con eficacia Utilizando mosquetes y cañones. Lograban rechazar los ataques ordenadamente y sus labores de exploración previas no habían sido eficazmente efectuadas. Impulsivamente, worth ordenaba un ataque frontal hacia las posiciones enemigas, el cual era repelido en dos ocasiones sucesivas. Las acciones bélicas efectuadas al este del convento en.

Speaker 2:

Portales eran similares. también, las tropas mexicanas estacionadas en este punto contaban con una posición un poco más ventajosa, lo que les ayudaba a repeler los ataques de los yanquis.

Speaker 2:

También contaban con una gran determinación en defender el sitio y, en palabras de un soldado mexicano, los estadounidenses caían como hormigas. El general Scott, el cual presenciaba las acciones, finalmente ordenaba al general Shields a que movilizará su división en dirección al río Shields, se unía, después de cruzarlo, a la octava infantería y a las fuerzas del general Bourke y, por medio de variadas luchas sangrientas de cuerpo a cuerpo, lograban finalmente conquistar el puente Churubusco. Como consecuencia de la caída del sitio, 192 prisioneros mexicanos caían en manos de los invasores. Las paredes del convento, construidas en adobe, eran de un poco más de un metro de espesor y más de tres metros y medio de altura. Eran defendidas por las tropas de los generales Manuel Rincón y Pedro Anaya, totalizando entre 1500 y 1800 hombres. Adicionalmente, santa Anna había designado una unidad de caballería, la cual contaba con 1200 efectivos, para atacar el flanco de los estadounidenses cuando se movilizaran a través del río Scott emplearía todos sus efectivos, ocho mil en total, a atacar esta exposición.

Speaker 2:

La legión de soldados irlandeses, conocidos como el Batallón de San Patricio, era formada por dos compañías, las cuales totalizaban 102 hombres cada uno. Otros más eran designados a defender el frente churubusco, pero estos se unirían a las defensas del convento poco después de la caída del sitio. Al borde del río Este contingente de irlandeses, los cuales ya habían luchado en contra de los invasores en todas las batallas afectadas anteriormente, eran odiados a muerte por las tropas invasoras Su reciente deserción de las filas norteamericanas y la feroz eficacia empleada en contra de las fuerzas invasoras hacía que los San Patricios fueran odiados a muerte por los soldados norteamericanos.

Speaker 2:

John Riley, el líder de los San Patricios, era experto en infantería y los cañones empleados por el batallón habían efectuado grandes daños a las fuerzas invasoras. Estas gruesas y fuertes paredes albergaban a siete cañones mexicanos, los cuales serían empleados en repeler el avance yanqui. El convento, rodeado por el río Churubusco, el cual recorría la región desde su origen en las montañas cercanas, regaba los campos de maguey y maíz los cuales cercaban al recinto religioso. Las matas de maíz maduras y altas podrían cubrir por completo a una persona y los campos estaban cubiertos de agua debido a la temporada de lluvias, y esto restringía enormemente al ejército invasor el poder cruzar los campos con facilidad. El ataque al monasterio comenzaba. La artillería de Vulcan, ayudada con los cañones capturados, iniciaban el asedio al sitio de defensa mexicana. Sin embargo, las defensas mexicanas mantenían el sitio siendo constantes e implacables, infligiendo muchas bajas en los norteamericanos.

Speaker 2:

El general Scott, después de ser informado por el capitán Robert E Lee de la dura batalla que enfrentaba al general Shields, ordenaba el desplazamiento de dragones y rifles para socorrer. Sin embargo, los mojados campos y los tupidos sembradíos entorpecían los avances. El ataque al convento había comenzado a las 11 de la mañana y, al llegar a las 2 de la tarde, se había convertido en la batalla más sangrienta de la guerra. Los feroces ataques norteamericanos habían sido repelidos en varias ocasiones por miembros de la Guardia Nacional, de las Brigadas Bravo e Independencia. Los San Patricios proporcionaban mortales y mercantes envíos de cañón, los cuales hacían estragos en las fuerzas norteamericanas. Aun así, los norteamericanos lograban avanzar, los cañones de Duncan y las brigadas de Sheeves lograban escalar las paredes al sur del convento.

Speaker 2:

Este avance forzaba a los mexicanos a mover parte de sus armas para intentar repeler esta instrucción, ya que soldados norteamericanos comenzaban a escalar los parapetos. Esta acción no hubiera sido tan preocupante para las defensas mexicanas, pero lamentablemente una explosión aislada generó que una mecha prendiera e instigara una explosión en el sitio donde se almacenaban las municiones y parque empleadas para la defensa del sitio Anteriormente el general Rincón había enviado numerosos mensajes al general Santa Ana, requiriendo más parque y municiones, desesperadamente necesarios para la defensa del sitio.

Speaker 2:

Finalmente, un carruaje arribaba cargado de algunas cargas y armamento. Lamentablemente para el general Rincon y sus tropas de defensa, los cartuchos eran diseñados para otro calibre y no para los rifles empleados por los mexicanos. El general Rincón desesperadamente exclamaba ¡Malditos cartuchos, ¡19 adarmes? El mayor Riley, líder de los islandeses, inspeccionaba el cargamento y se daba cuenta que las municiones eran aptas para rifles de calibre .75, las cuales podrían ser empleadas por sus soldados, y rápidamente ordenaba su distribución entre los miembros del batalló.

Speaker 3:

Las batallas eran tensas y peluchas.

Speaker 2:

Los San Patricios, los cuales contaban todavía con parque, disparaban sus mosquetes a los norteamericanos, los cuales se encontraban ya a menos de 10 metros de distancia de ellos. Los caídos y heridos igualaban a los que todavía sobrevivían luchando heridos y heridos igualaban a los que todavía sobrevivían luchando. La sangre corría y muchos de los soldados emplazados en los parapetos perdían el balance y caían duramente en los pisos de piedra bajo de ellos. Los soldados mexicanos restantes se defendían con mosquetes y culatas de rifles, desesperadamente intentando sobrevivir el feroz ataque norteamericano. Finalmente, poco después de las 3 de la tarde, era obvio que el sitio no podría mantenerse más. Era obvio que el sitio no podría mantenerse más. Los únicos que mantenían la pelea con cierta eficacia eran los San Patricios, los cuales todavía contaban con municiones y usaban sus mosquetes en contra de los soldados que rompían en el recinto Para no poder contar con municiones para sus fusiles. Un soldado miembro de la Guardia Nacional izaba una bandera blanca de paz, implorando el cese de las hostilidades, pero el capitán Dalton, miembro del batallón de San Patricio, la bajaba de inmediato.

Speaker 2:

pero el capitán Dalton, miembro del batallón de San. Patricio la bajaba de inmediato. El general Anaya ordenaba a sus hombres el continuar la lucha, incluso aunque ésta tuviera que ser efectuada a mano limpia y sin fusil. Pero porazmente era obligado a retroceder. Dentro del monasterio, la bandera blanca era levantada por segunda vez y una vez más era removida por los irlandeses.

Speaker 2:

Un tercer desesperado intento por rendirse era una vez más rechazado. pero finalmente el capitán James Madison Smith, miembro de la Tercera Brigada de Infantería Norteamericana, al presenciar el estado alarmante de las defensas mexicanas, ataba su propio pañuelo blanco en su fusil y lo levantaba para indicarles, a sus compatriotas, que cesaran el fuego. el fuego Ya. para este instante la batalla había concluido. Al término de la batalla, después de que los victoriosos norteamericanos se rompieran el recinto, los generales Rincón y Anaya entregaban sus espadas ceremonialmente, rindiéndose ante los norteamericanos. El general Twiggs aceptaba el acatamiento mexicano y cuestionaba al general Anaya General, ¿dónde mantiene el parque? A lo cual el gallardo mexicano respondió si hubiera parque, usted no se encontraría aquí. 4 oficiales capturados que incluían a 3 generales, 1.155 prisioneros, los cuales incluían a 85 miembros del batallón de San Patricio.

Speaker 2:

Por el mando norteamericano, 137 soldados perecían y 879 resultaban heridos, con 40 desaparecidos. La batalla de Churbusco había culminado y las pérdidas norteamericanas y mexicanas habían sido considerablemente altas. La lucha había sido efectuada entre dos fuerzas altamente desiguales Los norteamericanos contaban con 8 mil tropas y las defensas mexicanas estacionadas en el monasterio eran de un número mucho menor que el de los indios. Sin embargo, la determinación y el valor de los soldados mexicanos, así como la eficacia de sus líderes, motivaba una lucha más efervescente que los anteriores enfrentamientos, donde la derrota mexicana había sido mucho más dolorosa y frustrante.

Speaker 2:

En esta ocasión, santa Ana había logrado movilizar su ejército hacia los límites de la capital mexicana, donde organizaría otro punto de defensa, sufrían una demoledora derrota psicológica a manos de los valientes defensores de Churubusco y, aún permaneciendo cercanos de la capital mexicana, la victoria final permanecía lejana. La siguiente cita de los dos ejércitos se daría en la batalla de.

Speaker 3:

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