A través de estas enseñanzas anhelamos que todas aquellas personas hombres o mujeres y ancianos pueden recuperar los sueños perdidos.
Y aunque no podemos negar la realidad de que la imaginación ha sufrido fracturas tenemos la esperanza que el Señor a través de su palabra del poder del Espíritu Santo y de la obra redentora de Nuestro Señor Jesucristo nuestra imaginación sea restaurada al propósito original de Dios en nuestra vida.