Debemos reconocer la supremacía de Jesucristo para glorificar a Dios.
La supremacía de Jesucristo se mira en:
1. Su transfiguración.
Lucas 9:29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
Juan 1:14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
2 Pedro 1:16-18 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
2. Los dos testigos.
Lucas 9:30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;
Juan 1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
Santiago 5:17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.
3. El testimonio del Padre.
Lucas 9:35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.
Lucas 3:21-22 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.