7 Entonces añadí: Majestad, le ruego que envíe cartas para que yo pueda llegar a Judá; 8 que me den madera para reparar las puertas, del templo, la muralla y mi casa. El rey accedió a mi petición, porque Dios estaba actuando a mi favor. 9 Además el rey había ordenado que me escoltaran. 10 Pero, al oír que alguien había llegado a ayudar a los israelitas, Sambalat el horonita y Tobías el siervo amonita se disgustaron mucho, 12 salí de noche acompañado de algunos hombres, pero a ninguno de ellos le conté lo que mi Dios me había motivado hacer por Jerusalén. 13 Inspeccioné las ruinas de la muralla de Jerusalén, y sus puertas consumidas por el fuego.