Uno de cada cuatro niños padece desnutrición crónica en Ecuador, el peor índice de Sudamérica. Esto le representa al país más de 2.500 millones de dólares anuales en pérdidas porque los niños no desarrollan sus capacidades cognitivas para la escuela y su vida productiva. A pesar de la bonanza petrolera, el país miró atónito cómo nuestros vecinos lograron avances. ¿Qué falló? ¿Hay solución para quienes sufren la vergonzosa inoperancia de los gobiernos?