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Primero Dios, con Gerardo Farías
Primero Dios, con Gerardo Farías
2 Crónicas 35 - Batallas ajenas
El rey Josías se dedicó de todo corazón a cumplir con la Ley de Dios. Y al igual que el rey Ezequías, ordenó que se celebrara la Pascua a lo grande. Él mismo entregó 30.000 corderos y cabritos y 3.000 becerros. Quiso hacer todo cómo sus antepasados que obedecían y buscaban al Señor de todo corazón. Pero el autor de éste libro, nos lleva rápida y sorpresivamente a la historia de la muerte del rey Josías. Lamentablemente, el rey Josías murió por las heridas que recibió en el campo de batalla. Varias preguntas pueden llegar a nuestra mente: ¿por qué tuvo que morir el rey Josías una muerte tan inesperada? ¿por qué alguien que buscó tanto y de todo corazón al Señor tuvo que morir así? El texto no nos da una explicación detallada del por qué. Pero lo que si podemos destacar es que ésta no era una batalla de la que él debía participar. El faraón Necao había salido a pelear contra el rey de Asiria, en Carquemis. Pero Josías no lo quiso dejar pasar. El rey Necao le mandó a decir que Dios le había dado la orden de ir a la guerra. Pero Josías no le creyó. Hay un pecado que muchos cristianos pueden cometer inadvertidamente. Ese pecado se llama la presunción. Se parece a la fe. Pero no es fe. Es un orgullo que está camuflado. "La presunción es la falsificación satánica de la fe". Mientras la "fe mira hacia afuera, hacia Dios, y confía en Él, la presunción se vuelve hacia adentro y encuentra confianza y seguridad en uno mismo". Josías no salió al campo de batalla confiando en el Señor. Confió en sí mismo, y fue a pelear una batalla, a la cual el Señor no lo había enviado.
Que el Señor nos ayude a ser sabios, y a distinguir bien entre la presunción y la fe. Que el Señor te bendiga.