Primero Dios, con Gerardo Farías

Salmo 48 - Jerusalén, la ciudad del Gran Rey

Gerardo

Jerusalén fue la ciudad que David escogió para que se transformara en la capital de su reino. Allí construyó la ciudad de David. Y allí llevó el Arca del Pacto, que representaba la presencia de Dios en medio de su pueblo. David quiso construir el Templo, pero Dios no se lo permitió, por haber derramado mucha sangre. Pero David hizo todos los preparativos para que su hijo Salomón construyera el Templo. Y cuando el Templo estuvo acabado, Dios demostró que aceptaba esa Casa, y puso su Nombre en ella. Y así Jerusalén se convirtió en la Ciudad del Gran Rey, el Señor de los Ejércitos. El salmista nos habla de la belleza de Jerusalén. Nos habla de sus torres y sus muros. Nos habla del Templo, el lugar por exelencia donde se podía alabar a Dios, y meditar en sus caminos. El salmista nos dice que Dios es quien cuida y proteje Jerusalén. Lo cierto es que en la historia de Jerusalén, es una ciudad que ha sido conquistada y destruida, y reconstruida muchas veces. Pero en el registro bíblico, hay un caso muy claro, donde Dios libró a Jerusalén de sus enemigos: Cuando Senaquerib vinó contra Jerusalén con su gran ejército, él creyó que podría consquistar Jerusalén. Los Asirios ya habían destruído y conquistado a muchos reinos. Se creían invencibles e imparables. Pero Dios envió a su ángel, el cual destruyó 185.000 asirios. Senaquerib se tuvo que retirar derrotado. Dios había salvado a la ciudad. Pero también tenemos la historia de cuando Dios envió a los babilonios contra Jerusalén, para que la destruyeran. ¿Por qué esta vez no a defendió? Porque su pueblo lo había abandonado. Porque su pueblo se había ido tras los dioses paganos. Si queremos la protección de Dios sobre nuestras vidas, debemos permanecer firmes en sus caminos. No te olvides de Dios. Y nunca dejes de alabarlo. Que el Señor te bendiga.