Primero Dios, con Gerardo Farías
Primero Dios, con Gerardo Farías
Jeremías 34 - No te arrepientas de tu arrepentimiento
El profeta Jeremías ya había advertido en repetidas oportunidades, acerca de cuál sería el fin de Jerusalén y sus habitantes: la ciudad sería destruída e incendiada, y el pueblo moría de hambre, de pestes, y por la guerra. Y el resto serían llevados al cautiverio. El rey Sedequías decidió hacer un pacto con el pueblo, de obedecer a Dios - y decidieron dejar en libertad a todos los esclavos hebreos. Este era un mandato de Dios - al sexto año, se debía dejar en libertad a los esclavos hebreos. Pero el texto indica de que esto nunca se había hecho en Israel; y lo que es peor, los soltaron, pero después se arrepintieron de su arrepentimiento; y los volvieron a esclavizar. ¿Por qué harían algo así? El texto nos dice que el ejército de Babilonia se retiró, al parecer para presentar batalla a los egipcios, quienes venían en camino a Jerusalén. La gente, al ver que ya no había peligro, decidió recuperar a sus esclavos; y así provocaron la ira del Señor. Habían roto el pacto que habían hecho con el Señor: y por eso Dios les advierte: ahora yo los voy a partir en la mitad a ustedes. No debemos arrepentirnos de nuestro arrepentimiento. Pueden haber muchos factores que nos hagan pensar que no vale la pena servir al Señor. Para Israel, especialmente para los ricos, los esclavos eran un factor favorable para su economía - mano de obra gratis. Dejarlos ir, era una pérdida. Pero se olvidaban que ellos también habían sido esclavos en Egipto. Y Dios los había libertado. Así ellos también debían dejar en libertad a sus esclavos. Si Dios nos perdona, nosotros también debemos aprender a perdonar de corazón. Que el Señor nos ayude a arrepentirnos de todos nuestros males de todo corazón. Que el Señor te bendiga.