
Homilías de cuatro minutos
Homilías de cuatro minutos
Segundo Domingo de Cuaresma
La Transfiguración de Jesús
Hoy vamos a hacernos cinco preguntas acerca de la Transfiguración. Primero, ¿Donde ocurrió? La tradición la sitúa en el monte Tabor, un monte solitario, unos 300 metros por encima de una planicie, haciéndolo parecer más alto de lo que realmente es. Hay una carretera muy estrecha para subir a la cima, con un sistema de furgonetas para subir a los turistas. El Papa Francisco comenta que en estos días de Cuaresma debemos subir hacia arriba para estar más cerca de Dios, dejando las cosas materiales detrás. Cuando haces el Camino de Santiago recomiendan solo cargar 8 kilos de equipaje. Los santos siempre han buscado la montaña, donde nos sentimos más cerca de Dios y es más fácil rezar. Estás solo, lejos de las distracciones, con el aire fresco y una vista magnífica. Benedicto XVI dice que la montaña es un lugar para subir, hacia afuera y hacia adentro, donde nos liberamos de los trabajos de la vida diaria y respiramos el aire puro de la creación; se ofrece una visión abierta de lo creado y su belleza, con un sentido intuitivo del Creador.
Segundo, ¿Cuándo ocurrió? Después del anuncio de Jesús en Cesárea de Filipo a sus discípulos, de que iba a sufrir en Jerusalén, y que iba a morir en las manos de los judíos. A los apóstoles les había entristecido y desanimado ese anuncio. No entendían el porque tenía que sufrir ese final, sabiendo que iba a ocurrir de antemano.
Tercero, ¿Quién Jesús eligió para que le acompañaran? Pedro, Santiago y Juan, sus discípulos más cercanos. Pedro fue el primer Papa, Santiago fue el primer apóstol que murió mártir, y Juan el último. Nos podemos preguntar si Jesús nos escogería entre ellos, si somos uno de sus discípulos preferidos. ¿Estamos dispuestos a subir la montaña con él? ¿Estamos preparados para ser testigos de su transfiguración y su muerte en el Calvario?
Cuatro, ¿Por qué les mostró su divinidad? Jesús se los llevó consigo tanto en el Tabor y como en Getsemaní, donde serían testigos de su agonía en el huerto de los olivos. Les mostró sus dos naturalezas en dos lugares naturales diferentes, uno en la cima de la montaña, y el otro en un jardín. Los quería preparar para el escándalo de la cruz. Al final solo uno de ellos le acompañó en el Calvario.
Y cinco, ¿Qué ocurrió? Jesús desveló quien era, lleno de luz, mostrando ambas naturalezas. Benedicto XVI comenta que la transfiguración es un suceso de oración, donde se ve a Jesús hablando con su Padre, en profunda relación de su ser con Dios, convirtiéndose en pura luz, uno con su Padre, luz de luz. Su luz viene desde dentro, con su luz propia, no como nosotros que somos iluminados desde fuera. Cuanto más cerca estamos de Jesús, más luz proyectamos, como la luna que refleja la luz del sol.
josephpich@gmail.com