
Academia Cristo Podcast
Jesús dijo: Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí!
Nuestra misión
Nuestro propósito es llevar el evangelio a los hogares en América Latina, haciendo discípulos por medio de la instrucción bíblica para que ellos puedan llevar las buenas nuevas de Jesucristo a otros. Queremos que todos conozcan a Jesucristo como su único Salvador.
Nuestras creencias
Nuestras creencias básicamente se resumen en tres principios.
- Creemos que SOLAMENTE LA BIBLIA se debe usar para definir nuestra doctrina. Las tradiciones, nuestras experiencias y aun la razón humana están sujetadas a la Palabra de Dios.
“Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anuncia otro evangelio diferente del que les hemos anunciado, quede bajo maldición.” (Gálatas 1:8)
- Creemos que somos salvos SOLAMENTE POR MEDIO DE LA FE en nuestro Señor Jesucristo, no por ninguna de nuestras obras.
“Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios; ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie.” (Efesios 2:8,9) - Y creemos que somos salvos SOLAMENTE POR LA GRACIA, que es el amor inmerecido de Dios.
“El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.” (1 Juan 4:10)
Si quiere ver una declaración de fe más amplia, favor de ver el documento titulado "En Esto Creemos".
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¿EN QUÉ CONSISTE EL NUEVO PACTO?
Vienen días —afirma el SEÑOR— en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. —Jeremías 31:31
La palabra española «pacto» significa «acuerdo entre dos o más personas o entidades». Sin embargo, las palabras originales empleadas en la Biblia (la hebrea «berith» y la griega «diathēkē»), cuando se emplean en relación con Dios, señalan las disposiciones unilaterales de parte de Dios tal como se hace en un testamento. Las condiciones de un testamento son impuestas por una persona y aceptadas por otra, que no puede alterarlas.
Por tanto, los seres humanos no entramos nunca en el pacto de Dios por derecho propio ni según nuestras estipulaciones, sino por la iniciativa y la gracia de Dios. Como Filón dice: «Un pacto es un símbolo de la gracia que Dios sitúa entre sí mismo, que es quien la ofrece, y el hombre, que es quien la recibe». El nuevo pacto, o nuevo testamento, tiene esa índole. Por la iniciativa y gracia de Dios, Él establece las disposiciones del nuevo pacto. Este pacto dispone la reconciliación de Dios con el hombre por medio de, y en atención a, la redención obrada por Cristo en la cruz, al haber obedecido perfectamente la ley en lugar nuestro y al cargar con nuestro pecado sufriendo toda la ira de Dios que nosotros merecimos. El nuevo pacto descarta el valor de las buenas obras del ser humano como dignas de merecer el perdón; establece a la gracia de Dios como la causa por la que el perdón es conseguido para todos en general, y a la fe salvadora como el medio por el que, tal perdón, es aplicado a cada uno en particular. El perdón solo es aplicado mediante la fe. No obstante, es de notar que la fe salvadora es un don que Dios imparte al ser humano por los medios de gracia señalados y establecidos por Él: el evangelio en palabra y sacramento (Marcos 16:16).
Según el nuevo pacto, Dios incorpora al ser humano en el pacto por medio del poder del evangelio en el bautismo y lo preserva y afirma en la verdadera fe por medio del poder del evangelio en la santa cena y en la exposición de la Palabra predicada. De ahí la importancia de apreciar los medios de gracia. En gratitud, por nuestra salvación gratuita y haber sido incluidos en el nuevo pacto por la sola gracia de Dios, vamos a querer apreciar nuestras reuniones y hacer uso frecuente de los medios de gracia.
Oración:
Señor, concédeme temerte y amarte, de modo que no desprecie tu palabra ni la prédica de ella; sino que la considere santa, la oiga y aprenda de buena voluntad. Amén.