Academia Cristo Podcast

¿Por qué una zarza ardiente?

Academia Cristo

18 de marzo

¿Por qué una zarza ardiente?

Pastor Mike Novotny

 

A veces no hago las preguntas más obvias hasta décadas después. Como la zarza ardiente. Conozco la historia de Moisés y la zarza ardiente desde que estaba en la escuela dominical, pero no fue hasta hace poco que me pregunté: «¿Por qué una zarza ardiente?». Dios podría haber hablado a Moisés en un tornado o en un sueño o a través de un burro, así que ¿por qué una zarza ardiente que no se quemó?

Cuanto más reflexionaba sobre esta cuestión y reexaminaba la antigua [JC1] historia, más me daba cuenta de tres verdades: En primer lugar, al igual que el fuego, Dios es peligroso. «No te acerques. Quítate el calzado de tus pies, porque el lugar donde ahora estás es tierra santa»(Éxodo 3:5). No puedes correr hacia el fuego sin una protección seria, al igual que no puedes correr hacia la presencia de Dios sin la sangre protectora de Jesús. En segundo lugar, al igual que el fuego, Dios da vida. «He descendido para librarlos de manos de los egipcios»(Éxodo 3:8). Así como el sol ardiente nos da vida, la mano salvadora de Dios nos da vida eterna en su presencia. En tercer lugar, al igual que aquella zarza, el Dios eterno no se consume. «Dios le respondió a Moisés: "YO SOY EL QUE SOY"»(Éxodo 3:14). Nuestro Dios no es «Yo fui» o «Yo seré por un tiempo», sino el «Yo soy» siempre presente.

Cuando Dios se apareció a Moisés aquel día, quiso subrayar tres de las cosas más importantes del universo. Y aunque nosotros no hemos visto el mismo milagro, el mismo Dios está aquí hoy -santo, dador de vida, con nosotros siempre.

 

Oración:

 

Santísima Trinidad, Jehová de los ejércitos, eres Santo, santo, santo, concédeme amarte con temor reverente y gozosa gratitud a tu amor incondicional por el que Cristo entregó su vida por mí y me atribuyó su justicia para librarme de la condenación eterna. Te bendigo y agradezco pues tu presencia no nos ha abandonado. Concédeme que, en gratitud a tu inmenso amor, viva consagrado a ti con expectativa gozosa siendo un instrumento de tu paz y un buen administrador de los dones que me diste, por Jesucristo tu Hijo. Amén.

 


 [JC1]Vieja, mayormente significa inservible