Academia Cristo Podcast

Ajuste su velocidad

Academia Cristo

19 de abril

Ajuste su velocidad

Pastor Matt Ewart

 

«Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de […] paciencia»(Colosenses 3:12).

Soy un consumidor habitual de podcasts de audio. Es una forma fácil de llenarme espiritualmente y crecer intelectualmente. Una característica de mi aplicación de podcasts es que puedo aumentar la velocidad de reproducción. Me gusta mantenerla al 150%, lo que significa que puedo consumir mucho contenido en poco tiempo. Es estupendo.

Pero lo que no está bien es cuando intento imponer mi velocidad preferida a las personas de mi vida. Creo que tú también lo haces. Se llama impaciencia, y es algo con lo que todo el mundo lucha.

Impaciencia es cuando espero que otra persona se adapte al ritmo que yo prefiero. Impaciencia es cuando actúo como si mi tiempo fuera más valioso que el de las personas que me rodean. Impaciencia es lo que Dios debería tener para gente como yo y como tú.

Pero cuando llegó el momento oportuno, Dios envió a su Hijo a vivir en nuestro mundo a nuestro ritmo. Vino de la intemporalidad de la eternidad para entrar en una vida que ahora impondría límites a su tiempo. Pero lo que demostró a todos fue una paciencia perfecta que se contentaba con vivir al ritmo de la gente que le rodeaba.

El secreto de la paciencia es vivir apreciando la paciencia que Dios tiene contigo. Su paciencia es algo de lo que Él quiere revestirte hoy.

 

Oración:

 

Magnánimo Dios, por tu longanimidad y paciencia, para con nosotros pecadores hijos del Adán Caído, no nos has destruido. Eres lento para la ira y grande en misericordia. Pero yo soy impaciente. Por mi soberbia pecaminosa no tolero que los demás no se ajusten a mi ritmo. Por eso es que merezco tu ira eterna. Pero gracias a que Cristo fue paciente en lugar de mí, y en la cruz, sufrió el castigo por mi soberbia intolerancia he sido perdonado. En gratitud, quiero ser ser paciente para con todos. Concédeme un corazón semejante al tuyo: que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar, ser comprendido como en comprender, ser amado como en amar, por Jesucristo tu Hijo. Amén.