Academia Cristo Podcast

Evitar las trampas de la oración

Academia Cristo

26 de julio


Evitar las trampas de la oración

Pastor Mike Novotny


¿Has subido alguna vez a una montaña? A un lado de tu coche hay un

acantilado con una caída que lo precipitaría a un desastre seguro. Al otro lado de su

coche, sin embargo, están todos los demás coches que intentan no estrellarse contra la

montaña y se cuelan en su carril al tomar esa curva ciega. Cuando mi mujer y yo

condujimos recientemente por las Smoky Mountains, rara vez nos relajamos. Al

contrario, nos estresamos, jadeamos, gritamos y, en un momento dado,

¡intercambiamos de conductor!

La oración puede ser así. Por un lado, podemos preocuparnos por lo que los

demás piensen de nosotros mientras oramos. En un restaurante, podemos dudar en

inclinar la cabeza preguntándonos qué pensarán el camarero o los de la mesa de al

lado. Por otro lado, podemos estrellarnos contra el sentimiento de indignidad,

preguntándonos qué derecho tenemos a orar a un Dios santo sólo horas (o minutos... o

segundos) después de nuestro último pecado.

Entonces, ¿cómo evitar esas trampas? Recuerda a tu Padre. En Mateo 6:4-8,

Jesús utilizó el título «Padre» cuatro veces en cuatro versículos. Orar es aprovechar la

oportunidad de hablar con nuestro Padre, no impresionar a la gente del Restaurante. Y

si Él es nuestro Padre que perdona, nunca tendremos que preguntarnos nada. Y si él

es nuestro Padre perdonador, nunca tendremos que preguntarnos o preocuparnos si

somos dignos de orar. A través de Jesús, la puerta se ha abierto y la invitación se ha

extendido, así que ora con confianza y alegría hoy: ¡nuestro Padre está deseando

saber de ti!

Oración:

Padre nuestro, de verdad por mí mismo no soy digno de entrar en tu presencia.

Te bendigo y agradezco por tu Unigénito pues gracias a sus méritos tengo libre acceso

ante ti orar en la confianza de que en su nombre me concedes las peticiones que son

de acuerdo con tu santa voluntad. o para. Concédeme que yo quiera y pueda vivir

consagrado a ti, en gratitud a tu inmenso amor siendo un instrumento de tu paz, por

Jesucristo tu Hijo. Amén.