Academia Cristo Podcast

¿Dónde reside su confianza?

Academia Cristo

7 de septiembre

¿Dónde reside su confianza?

Andrea Delwiche

 

«Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en todos los problemas. Por eso no tenemos ningún temor. Aunque la tierra se estremezca, y los montes se hundan en el fondo del mar; aunque sus aguas bramen y se agiten, y los montes tiemblen ante su furia»(Salmos 46:1-3)

            ¿Hasta qué punto te motiva el miedo? Tú y yo podemos excusar nuestro miedo como «sólo enfrentar los hechos» o «sólo ser realistas». El miedo de este tipo significa que, aunque decimos que confiamos en Cristo, utilizamos medios terrenales para proporcionarnos una capa de protección frente a nuestros semejantes. Nos protegemos a nosotros mismos en el lugar donde vivimos, en cómo gastamos nuestro tiempo y dinero, quizás incluso en cómo votamos o en las previsiones que hacemos para el futuro. Decimos: «Tiene sentido». Pero en realidad, tenemos miedo. 

            En estos casos, no vivimos en la realidad de Dios como nuestro refugio y fortaleza. Por el contrario, nuestra fe y confianza residen en nuestra riqueza, nuestra posición social o etnia, la ubicación de nuestra casa, nuestra política, nuestra fortaleza mental. 

            El modo en que empleamos nuestro tiempo y nuestros recursos y aquello en lo que ponemos nuestro peso son buenos indicadores de dónde reside realmente nuestra confianza.

            Cada uno de nosotros puede examinarse con el Espíritu Santo y pedir: «Señor, revélame los miedos profundos que tengo. Dame la gracia de ser capaz de ver las formas en que trato de protegerme a mí mismo en lugar de lanzarme a ti en busca de refugio. Muéstrame cómo vivir de corazón abierto hacia otras personas a las que tanto amas».

 

Oración:

 

Santo Dios, confieso que muchas veces he confiado en mis ventajas terrenales más que en ti. Concédeme, te suplico, estar libre del engaño de confiar en mí mismo y en mis ventajas terrenales de tal manera que pueda notar cuándo me estoy refugiando en cualquier otra cosa que no seas tú, tu amor y bondad, por Jesucristo tu Hijo. Amén.