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Dios es nuestra protección

Academia Cristo

8 de septiembre

Dios es nuestra protección

Andrea Delwiche

 

Una ciudad construida junto a un río suele tener oportunidades de crecimiento y prosperidad. En el Salmo 46:4,5 se habla de un río «Los afluentes del río alegran la ciudad de Dios, el santuario donde habita el Altísimo. Dios está en medio de la ciudad; por eso, la ciudad no será conmovida; ya en la mañana Dios le brinda su ayuda».

Es un río de protección y bendición de Dios para los que habitan en su reino. 

            La realidad de la protección de Dios dio al salmista la confianza para decir antes en este salmo: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en todos los problemas. Por eso no tenemos ningún temor»(versículos 1,2).

            Cuando el Señor nos hace ver que dependemos de nosotros mismos para protegernos, estamos llamados a cambiar. Dios mismo es la fuente y la sustancia de ese cambio. En lugar de alimentarnos del miedo, podemos alimentarnos del Señor y de su bondad y amor. Todo lo que Dios es y hace fluye en el agua de este río: «Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación»(Santiago 1:17).

            Estas aguas inmutables del amor de Dios redimen cada área de nuestras vidas. Tenemos oportunidades para crecer y florecer. 

            Esto es lo que Dios hace por nosotros cuando es nuestra fuente. Cuando estamos satisfechos y protegidos por el amor de Dios, podemos llegar a los demás con un amor de corazón abierto, deseando que ellos también florezcan y se sacien.

 

Oración:

 

Señor, no soy ajeno al miedo que todos los seres humanos tenemos debido a nuestra naturaleza caída. Ese miedo nos conduce a confiar más en cosas naturales que en ti, olvidando que el único verdadero refugio ante la adversidad eres tú. Concédeme, por tus medios de gracia, estar afirmado y crecer en la verdadera fe de tal modo que solo confíe en ti y el amor eterno que nos demostraste, de una vez para siempre, en la cruz, por Jesucristo tu Hijo. Amén.