
Academia Cristo Podcast
Jesús dijo: Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí!
Nuestra misión
Nuestro propósito es llevar el evangelio a los hogares en América Latina, haciendo discípulos por medio de la instrucción bíblica para que ellos puedan llevar las buenas nuevas de Jesucristo a otros. Queremos que todos conozcan a Jesucristo como su único Salvador.
Nuestras creencias
Nuestras creencias básicamente se resumen en tres principios.
- Creemos que SOLAMENTE LA BIBLIA se debe usar para definir nuestra doctrina. Las tradiciones, nuestras experiencias y aun la razón humana están sujetadas a la Palabra de Dios.
“Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anuncia otro evangelio diferente del que les hemos anunciado, quede bajo maldición.” (Gálatas 1:8)
- Creemos que somos salvos SOLAMENTE POR MEDIO DE LA FE en nuestro Señor Jesucristo, no por ninguna de nuestras obras.
“Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios; ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie.” (Efesios 2:8,9) - Y creemos que somos salvos SOLAMENTE POR LA GRACIA, que es el amor inmerecido de Dios.
“El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.” (1 Juan 4:10)
Si quiere ver una declaración de fe más amplia, favor de ver el documento titulado "En Esto Creemos".
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Lo que se ha ido, se ha ido
27 de septiembre
Lo que se ha ido, se ha ido
Sarah Habben
Una vez, mientras buceaba, me ajusté la máscara y se me cayó un pendiente. Cayó en espiral hasta el fondo del océano, donde fue rápidamente cubierto por la arena movediza. En el mar, lo que se va, se va.
Lo mismo ocurre cuando un Dios misericordioso se ocupa de nuestras vergüenzas. «Tú volverás a tener misericordia de nosotros, sepultarás nuestras iniquidades, y arrojarás al mar profundo todos nuestros pecados»(Miqueas 7:19).
Si no tenemos hambre de perdón, esas palabras no significan gran cosa. Miqueas vivió durante una época de prosperidad. El pueblo de Dios vivía el tipo de vida cómoda que la gente de todos los tiempos supone que Dios les debe. Las vidas fáciles llevaron al pueblo de Dios a ponerlo en un estante y en su lugar adorar a los ídolos, el dinero y la posición social. Pagaban a los pastores para que predicaran lo que querían oír. Pisotearon a los inferiores de la sociedad.
Miqueas advirtió al pueblo de la desastrosa ira de Dios, pero también le recordó su compasión.
El mundo de Miqueas nos suena terriblemente familiar. Los cristianos cómodos a menudo adoramos menos a Dios que a nuestras cuentas en las redes sociales. Pero cuando la culpa y la vergüenza invaden nuestros corazones, nuestros seguidores de Instagram no pueden ayudarnos. Necesitamos a un Dios compasivo.
Y nosotros tenemos una. Dios envió a su Hijo, que soportó el calor del infierno en nuestro lugar. Él toma nuestros pecados y los arroja al mar. Estamos perdonados, ¡y cómo aligera esto nuestros corazones! No pesques el pecado y la culpa que Jesús ha eliminado.
Lo que se ha ido, se ha ido.
Oración:
Misericordioso Dios, confieso que no he apreciado en su verdadera magnitud el lamentable estado espiritual en que me encuentro, al igual que la mayoría de los otros seres humanos. Concédeme ser cristiano celoso de tu palabra, vivir en continuo arrepentimiento y ser un instrumento de tu paz, por Jesucristo tu Hijo. Amén.