
Academia Cristo Podcast
Jesús dijo: Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí!
Nuestra misión
Nuestro propósito es llevar el evangelio a los hogares en América Latina, haciendo discípulos por medio de la instrucción bíblica para que ellos puedan llevar las buenas nuevas de Jesucristo a otros. Queremos que todos conozcan a Jesucristo como su único Salvador.
Nuestras creencias
Nuestras creencias básicamente se resumen en tres principios.
- Creemos que SOLAMENTE LA BIBLIA se debe usar para definir nuestra doctrina. Las tradiciones, nuestras experiencias y aun la razón humana están sujetadas a la Palabra de Dios.
“Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anuncia otro evangelio diferente del que les hemos anunciado, quede bajo maldición.” (Gálatas 1:8)
- Creemos que somos salvos SOLAMENTE POR MEDIO DE LA FE en nuestro Señor Jesucristo, no por ninguna de nuestras obras.
“Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios; ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie.” (Efesios 2:8,9) - Y creemos que somos salvos SOLAMENTE POR LA GRACIA, que es el amor inmerecido de Dios.
“El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.” (1 Juan 4:10)
Si quiere ver una declaración de fe más amplia, favor de ver el documento titulado "En Esto Creemos".
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El evangelio arqueológico
1 de octubre
El evangelio arqueológico
Pastor Mike Novotny
En la primavera de 2020, en un tranquilo museo de Jerusalén, vi el precio que Jesús pagó por nuestra paz. En 1968, unos contratistas de la construcción tropezaron con una tumba al este de la ciudad, y en ella encontraron un clavo clavado en el hueso, la primera prueba de una crucifixión. Ese trozo de talón humano y metal del siglo I se encuentra ahora en una vitrina, invitando a los visitantes del museo a acercarse y contemplar el horror de la muerte en cruz.
Mientras acercaba mi nariz al vaso, pensé en el precio que Jesús pagó para que pudiéramos tener paz con un Dios perfecto. Las palabras de Isaías me parecieron adecuadas: «Sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados»(Isaías 53:5 NVI).
No puedo imaginar el dolor de que te claven un clavo en la carne, los nervios y los huesos, pero eso es lo que eligió Jesús. El Dios que no nos debía nada, que no necesitaba nada, renunció a todo para ponernos en primer lugar. El Príncipe con la corona lo dejó todo, se entregó y fue levantado para que tú pudieras ser el primero. El primero en saber que eres perdonado. El primero en saber que Dios ya no está enfadado. El primero en saber que aunque haya drama por todas partes, aquí no lo hay, no con Dios.
Por eso nos maravillamos con el Evangelio y llamamos a Jesús nuestro Príncipe de la paz.
Oración:
Benigno Señor, te doy gracias porque en la cruz tu demostraste de una vez por todas, y para siempre, tu incondicional amor por nosotros. Allí cargaste el peso de nuestra culpa y sufriste el tormento de la condenación eterna en lugar de nosotros. Gracias Padre porque solo por los méritos de tu Hijo tengo acceso a tu presencia. Te suplico me guardes en la verdadera fe y me concedas no solo querer vivir en santidad sino también el alcanzarlo, por Jesucristo tu Hijo. Amén.