Academia Cristo Podcast

EL MONTE

Academia Cristo

28 de noviembre

Isaías 2:3

“Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob.”


EL MONTE

En cuanto a visitantes, el monte más popular del mundo es el monte Fuji. Es la montaña más alta de Japón, y su belleza distintiva deja sin aliento. Ha inspirado poesía, arte e historia. Y como se puede llegar a la cima sin necesidad de equipo profesional de alpinismo, cientos de miles de personas lo escalan cada año.

Sin embargo, la subida es larga y difícil. Hay cosas esenciales que se deben llevar: ropa protectora y buenas botas de senderismo; equipo para la lluvia en caso de tormentas repentinas; una linterna de cabeza para los tramos donde se camina en la oscuridad. Si se planea descansar a mitad de camino, conviene llevar tapones para los oídos. Para alimentarse, se recomiendan barras energéticas, alimentos calóricos y agua. Y, por si el aire escasea cerca de la cima, una pequeña lata de oxígeno resulta una excelente idea.

Pero existe otro monte, infinitamente más majestuoso que el monte Fuji. Es un monte de una naturaleza completamente distinta.
El profeta Isaías lo llama:

“El monte del Señor.”

Es su manera inspirada de describir la presencia de Cristo, el Rey.
Subir a este monte no depende del equipo adecuado, ni de la fuerza humana, ni del esfuerzo de la escalada.
No se trata de abrirse paso entre tormentas, oscuridad o cansancio con la esperanza de alcanzar la cima.

Más bien, se trata de la obra del Espíritu Santo, que por medio del mensaje de Cristo crucificado y resucitado te atrae a la presencia de Dios mediante la fe en su Hijo.
Se trata del evangelio que te capacita para descansar en el perdón que Jesús ganó para ti, para ser lleno de su paz, para proclamar a Cristo junto con otros creyentes, y para confiar en su voluntad para tu vida.

Y hay algo que sí puedes llevar contigo en esa subida: tu pecado.
Llévalo a tu Rey y Salvador, para que Él lo lave por completo.


Oración

Señor Jesús, gracias por el monte de tu gracia.
 Haz que cada día lleve ante Ti mis pecados,
 para que Tú los limpies y me llenes de tu paz.
 Amén.