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UN JUEZ QUE CONDENA AL IMPENITENTE

Academia Cristo


13 de diciembre –


 UN JUEZ QUE CONDENA AL IMPENITENTE

Mateo 3:7,8,10
 «¡Camada de víboras! ¿Quién les advirtió que huyeran del castigo que se acerca? Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento... El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego.»

De todas las personas que fueron a escuchar a Juan predicar, los fariseos y los saduceos deberían haber sido los primeros en tomar su mensaje en serio. Después de todo, eran las autoridades religiosas reconocidas del pueblo judío. Conocían la ley de Dios y todas sus promesas de enviar al Salvador. Deberían haber sido los primeros en reconocer la verdad del mensaje de Juan, confesar sus pecados y buscar el perdón en el Mesías que Juan proclamaba.

Lamentablemente, no fue así. Se nota por la forma en que Juan reaccionó cuando vinieron a él. En lugar de asegurarles la absolución ante Dios, Juan les advirtió que su destrucción era inminente. Así como un árbol que no da fruto está en peligro de ser cortado y arrojado al fuego, estos fariseos y saduceos estaban en peligro de caer bajo el juicio de Dios.

Los fariseos y saduceos no creían que necesitaban arrepentirse. Se habían convencido de que no tenían nada que confesar a Dios. Al negarse a reconocer su necesidad del perdón que Dios les ofrecía en Jesús, se alejaron de la absolución que Jesús ganó para ellos. Para ellos, Jesús vino como un juez que condena al impenitente.

Los fariseos y saduceos son una advertencia para nosotros hoy. Todos somos capaces de hacer lo que ellos hicieron: rechazar la absolución que Jesús ganó por nosotros. Si lo hacemos, entonces Jesús también se convierte para nosotros en un juez que condena al impenitente. Pero eso no es lo que Jesús quiere ser para nosotros. Él dio su vida para ser el juez que nos declara inocentes. Y eso es lo que él es cuando, con la ayuda de Dios, seguimos confiando en él para recibir el perdón.

Oración:
Señor Jesús, líbrame de rechazar el perdón que ganaste para mí. Amén.