Academia Cristo Podcast

Él cumple sus promesas

Academia Cristo

22 de diciembre – 

Él cumple sus promesas

Mateo 1:22–23 (RVC)
«Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: “La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel”, que significa: “Dios con nosotros.”»

Los seres humanos hacemos promesas con buenas intenciones, pero con capacidades limitadas. Queremos estar presentes, cumplir, acompañar… pero muchas veces las circunstancias, el tiempo o nuestras propias debilidades nos impiden hacerlo. Aun con amor sincero, no podemos garantizar plenamente lo que decimos.

Dios no es así.
 La promesa que él hizo por medio del profeta Isaías no dependía de situaciones externas, condiciones favorables ni posibilidades humanas. Esa promesa —que una virgen daría a luz a un hijo llamado Emanuel— procedía del Dios que es fiel, inmutable y todopoderoso. Cuando él habla, su palabra se cumple sin falta, porque su voluntad no está sujeta a límites.

Por eso Mateo declara con solemnidad que el nacimiento de Jesús es el cumplimiento perfecto de esa promesa. No es un símbolo ni una idea poética. Emanuel no significa “Dios pensando en nosotros” ni “Dios acompañándonos en espíritu.” Significa literalmente:
Dios con nosotros.
Dios mismo, el Señor eterno, tomando nuestra carne, entrando en nuestra historia y manifestando su presencia real entre su pueblo.

Y al final del evangelio, ese mismo Jesús resucitado afirma otra promesa:
 «Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.»
No es una presencia condicionada, ni emocional, ni figurada. Es la presencia fiel del Salvador que viene a nosotros por medio de su Palabra y sus Sacramentos, asegurándonos que nuestros pecados han sido perdonados y que la comunión con Dios ha sido restaurada.

Jesús, Emanuel, vive a la altura de su nombre.
 Él estuvo con nosotros en su encarnación, está con nosotros mediante los medios de gracia, y estará con nosotros visiblemente cuando regrese en gloria. Nada lo desvía de su promesa. Nada lo limita. Nada lo impide.

Su nombre es Emanuel:
 El Dios verdadero que cumple lo que promete.


Oración:

Ven, Señor Jesús, y fortalece mi fe en tus palabras que nunca fallan. Permíteme descansar en tu presencia y en tus promesas eternas. Amén.