Episodio 192: La catástrofe natural en Valencia


Estudiante, quiero empezar leyéndote una reseña o una opinión negativa que escribió uno de los oyentes de este pódcast después de escuchar el episodio de la semana pasada donde hablamos sobre bloqueos mentales al aprender idiomas.


El título de la reseña es “Tristemente, demasiado woke a veces, ignorando la vida real”.


Continúo leyendo:


“El título lo dice todo. Un ejemplo reciente: ha vuelto a Valencia a vivir, lugar que ha sufrido una catástrofe natural nunca vista antes, pero no menciona nada al respecto, perdiendo la oportunidad de compartir algo personal y prefiriendo aburrirnos por décima vez con los mismos bloqueos mentales en el aprendizaje de idiomas. Aparte de eso, la producción es decente, con un español claro, pero el contenido suele ser bastante aburrido”.


Hasta aquí la reseña de este estudiante.


Por cierto, quiero recordarte que puedes leer la transcripción gratuita del episodio si la necesitas, en la web spanishlanguagecoach.com


Te soy honesto, cuando leí este comentario se me revolvió el estómago. Me pareció un poco cruel de forma innecesaria. No por la parte que dice que mi contenido es aburrido, eso es una crítica habitual y no pasa nada. No le puedes gustar a todo el mundo. Pero sí que creo que es cruel que diga que ignoro la vida real. Quiero pensar que esta persona no sabe que leo las reseñas, pero las leo todas; las positivas y las que no lo son tanto y dejan un feedback que tengo en cuenta, porque quiero hacer mi trabajo cada vez mejor, como todo el mundo.


Luego, reflexionando un poco más, pensé que era posible que muchas personas que escuchan el pódcast desde hace tiempo también podían pensar que era extraño que no hablase de lo que había pasado en mi tierra, Valencia, del desastre natural que ha sufrido. Especialmente cuando he hablado tantas veces de ella antes. La verdad es que quería hablar del tema, pero quería simplemente esperar el momento adecuado. Y creo que es ahora, especialmente porque como siempre pasa en estos casos, las noticias dejan de ser noticias, y ya no se habla tanto del tema a nivel internacional.


Quizás no sabes que soy de Valencia, estudiante, pero estoy casi seguro de que has oído hablar de este lugar en el este de España en los últimos días. Valencia fue noticia en todos los medios de comunicación internacionales hace dos semanas. El día 29 de octubre se produjeron una serie de inundaciones en esta provincia. En varios pueblos cercanos a la ciudad el agua llegó en pocos minutos hasta los tres metros de altura. Esto, como podrás imaginar, provocó grandes pérdidas materiales. Muchas personas han perdido su casa, su coche, su negocio y su trabajo. Y por supuesto, como en cualquier catástrofe natural, lo peor, son las pérdidas humanas que deja. Más de 200 personas han muerto y más de 20 todavía continúan desaparecidas.


Todo esto es lo que probablemente ya sabes si te has estado informando sobre lo que ha pasado en los últimos días. Lo que voy a intentar hacer con el episodio de hoy es contribuir con algo más, aportar algo más a lo que ya sabes, y también, y más importante contarte cómo puedes ayudar si así lo deseas, poner tu granito de arena. Muchas personas me han preguntado estos días cómo pueden ayudar, y aunque ya he compartido varias formas en mi cuenta de Instagram, lo haré por aquí también para que tenga más alcance, llegue a más personas.


Bueno, a ver, hay muchísimas cosas de las que quiero hablar. La primera es de la inmediatez, de la urgencia. Este oyente que escribió la reseña piensa que yo ignoro la vida real porque no he hablado de Valencia todavía, me demanda inmediatez como si yo fuera un medio de comunicación, como si yo fuera la BBC o The New York Times. Creo que esa inmediatez no trae nada bueno, creo que si quieres informar de algo tan importante hay que hacerlo desde la cabeza y no desde el corazón. Yo no he sido afectado de forma directa por las inundaciones, ya que no llegaron a la ciudad, pero sí que tengo a familiares y amigos en los pueblos que sí lo han sido, que han perdido su casa, sus coches o su negocio. Y como yo, las más de dos millones y medio de personas que viven en la provincia de Valencia conocen algún caso cercano.


Las palabras de la periodista Ana Garrido en el periódico La Razón resumen muy bien cuál ha sido el sentimiento general en esta provincia en los últimos días. Leo sus palabras:


“Sentir que podrías estar haciendo más de lo que haces, que te podría haber pasado a ti, que no es justo que les haya tocado a ellos solo por unos pocos kilómetros de distancia. Hablar con tus compañeros de trabajo, amigos, parientes (familiares), que están allí, viviendo la que, a todas luces (sin duda) será la peor experiencia de su vida, y no poder hacer nada o casi nada por ellos. Una sensación que se ha visto agravada por la sensación de desprotección y falta de la ayuda suficiente experimentada sobre todo durante los primeros días tras la tragedia.


Junto con la tristeza, el sentimiento de culpa ha sido uno de los más comunes entre los valencianos que el pasado 29 de octubre, únicamente por una cuestión de suerte, no fueron víctimas de las consecuencias de la devastadora DANA que arrasó 69 municipios de la provincia”.


Por cierto, la DANA es el nombre del fenómeno meteorológico que provocó las inundaciones.


Hay muchas razones por las que no quería hablar de esta catástrofe hasta ahora. La principal por respeto a las víctimas. En estos días hemos visto cómo se ha usado esta tragedia para crear espectáculo desde redes sociales y medios de comunicación tradicionales.


También porque, la verdad, no estaba preparado y quería hacer un episodio más reflexivo en lugar de impulsivo, no quería vomitarte la rabia, el enfado, la tristeza o la indignación que se respiran aquí ahora mismo. Lo quería hacer con la cabeza fría.


Y bien, quiero empezar hablándote de una frase. Estos días, en Valencia se ha repetido muchísimo la frase "solo el pueblo salva al pueblo". Durante la catástrofe, hemos visto que la ayuda más efectiva y rápida ha venido de las propias personas. Vecinas y vecinos organizándose, ofreciendo apoyo y recursos a quienes lo necesitan, sin esperar a las autoridades.


Esto me recuerda a la canción Una velita de Bad Bunny, que salió hace poco tiempo, donde el cantante habla de cómo su comunidad en Puerto Rico enfrenta desastres naturales y menciona esa misma idea: “al pueblo, el pueblo le toca salvar”.


La canción dice:


No olviden a la viejita de allí.

Que vive sola, hay que irla a ayudar.

Recuerden que todos somos de aquí.

Al pueblo el pueblo le toca salvar.


Aquí en Valencia, ha pasado algo similar; hemos visto cómo la comunidad se organiza para apoyar y cubrir las necesidades inmediatas, y creo que esa respuesta colectiva está muy bien. Esa solidaridad es un valor que dice mucho de nuestra comunidad, ¿no? Estar unidos en momentos difíciles.


Sin embargo, aunque la frase "solo el pueblo salva al pueblo" suena heroica y tiene un aire de grandeza, creo que no debería haberse pronunciado nunca. La realidad es que el pueblo salva al pueblo porque no le ha quedado otro remedio, no ha tenido otra opción. En España, tenemos los recursos y los cuerpos profesionales de emergencia capacitados para enfrentar una catástrofe como esta. Pero, debido a la mala gestión de la clase política, esos recursos no se han usado con la rapidez ni la eficiencia necesarias.


Es entendible y admirable que durante las primeras horas las personas hayan puesto su vida en peligro para salvar a otras, pero que, días después después el pueblo tuviera que continuar salvándose a sí mismo es, simplemente, inaceptable. Es una situación que nos obliga a cuestionar por qué, a pesar de tener los medios, todos los recursos, las respuestas oficiales no están a la altura en momentos críticos.


Para entender por qué la clase política no ha estado a la altura, primero hay que saber cómo funciona España en términos de organización. Nuestro país está compuesto por comunidades autónomas, y cada una de ellas tiene sus propias competencias, mientras que el gobierno central tiene otras.


En este caso, el presidente de la comunidad valenciana y su equipo fallaron al prevenirnos. La alerta a nuestros teléfonos llegó cuando las inundaciones ya habían comenzado, demasiado tarde para que muchas personas tomaran precauciones. Por su parte, el gobierno central tampoco respondió rápidamente con todos los recursos disponibles, dejando a la población a su suerte durante las primeras horas y días críticos.

En resumen, si el gobierno de la comunidad valenciana no hubiera sido tan negligente en la prevención, muchas vidas podrían haberse salvado. La gente habría estado más preparada si se les hubiera alertado a tiempo. Y, además, si el gobierno central hubiera respondido más rápidamente y colaborado con el gobierno autonómico, también habría sido posible evitar algunas de las pérdidas.


Quizás te preguntes por qué no cooperaron de forma rápida y efectiva. Bueno, la realidad es que estos dos gobiernos –el autonómico y el central– están dirigidos por partidos políticos distintos. La sensación que tenemos muchos ciudadanos es que, en lugar de pensar primero en salvar vidas y en ofrecer ayuda inmediata, ambas administraciones priorizaron, pusieron por delante, sus intereses partidistas, intereses políticos. En un momento de crisis, esta falta de cooperación y esa politización de la ayuda resultan inaceptables y decepcionantes.


Antes te hablaba de cifras: más de 200 personas han perdido la vida y hay más de 20 desaparecidas. ¿Sabes cuántas personas de la clase política han reconocido un error? ¿Sabes cuántas han abandonado, por dignidad, su cargo político? 0. Absolutamente nadie ha dimitido.


Este trabajo tan deficiente de la clase política no ha quedado sin consecuencias. Además de una manifestación multitudinaria en Valencia y en otras ciudades españolas para exigir responsabilidad, pocos días después de las inundaciones, a alguien se le ocurrió la “brillante” idea – y lo digo con ironía – de llevar al presidente de la comunidad valenciana, al presidente del gobierno y a la reina y el rey de España a visitar uno de los pueblos más afectados.


Como era de esperar, los ciudadanos del pueblo les recibieron con indignación. Hubo abucheos, les lanzaron barro (el barro es la mezcla de agua y tierra) e incluso llegaron a agredir físicamente al presidente del gobierno. Obviamente la violencia no está justificada, pero esta reacción no es difícil de entender: cuando las personas se sienten abandonadas por quienes deberían protegerlas, la visita de estos representantes se entiende más como un gesto vacío y protocolario que como una verdadera ayuda.


De nuevo, te leo parte de la canción de Bad Bunny que he mencionado antes y que representa muy bien lo que pasó:


Con el gobierno no me envíen nada.

Que esos cabrones lo van a esconder.

Van para la calle, para fotos nada más.


Esta desafección – que es el sentimiento de desconfianza hacia la clase política – ha sido el caldo de cultivo para la desinformación durante estos días. Caldo de cultivo es una expresión que usamos para describir una situación que favorece el desarrollo de algo negativo, en este caso, la desinformación. Porque cuando las personas se sienten decepcionadas y desconfían de quienes deberían ayudarlas, es más fácil que circulen rumores, noticias falsas y teorías que solo aumentan el caos y la confusión.


En situaciones como esta, la falta de información fiable y clara ha creado una atmósfera donde es difícil saber qué es cierto y qué no, complicándole la vida, aún más, a las víctimas.


Y a esto se le suma el espectáculo que se ha hecho de la tragedia. Oliver, mi pareja, que es inglés, estaba sorprendido por el sensacionalismo con el que se ha tratado la situación en algunas televisiones españolas. Te voy a dar un ejemplo que he visto repetir muchas veces: entrevistaron a una señora que había perdido a sus dos nietos, dos niños pequeños. Además de hacerle preguntas innecesarias que solo buscaban ganar audiencia, decidieron poner música triste de fondo. Como si fuera una película. Como si la situación no fuera ya lo suficientemente dolorosa.


¿Por qué lo hacen? Porque funciona. Muchos de estos programas sensacionalistas, que convierten la tragedia en un espectáculo y que incluso han difundido noticias falsas, han batido récords de audiencia. 


Y algo similar ha ocurrido en las redes sociales. Muchas personas han usado sus plataformas de manera ejemplar, para dar visibilidad a las formas de ayuda, recoger fondos o coordinarse ante la falta de acción de los gobiernos. Pero otras personas han aprovechado la tragedia simplemente para ganar popularidad, usando el sentimentalismo para darse publicidad a ellos mismos o a sus empresas.


Y ahora vamos a lo más importante: ¿cómo se puede ayudar? Si vives en España, hay muchas organizaciones con las que puedes colaborar. Si estás cerca de Valencia, incluso puedes unirte a las miles de personas voluntarias que están yendo a estos pueblos a ayudar en la limpieza o llevando productos necesarios a los puntos de recogida, que luego serán llevados a estos pueblos. Sin embargo, si no vives en España, puede ser un poco más complicado.


Por eso, quiero hablarte de una organización que ha estado en Valencia desde el principio y que tiene una misión muy clara: llevar comida caliente a zonas afectadas por desastres naturales o emergencias humanitarias. Te hablo de World Central Kitchen. Hay varias razones por las que te recomiendo donar a esta organización: he visto de primera mano el trabajo increíble que están haciendo en los pueblos afectados, conozco a personas que colaboran con ellos, y puedes hacer un donativo de forma segura desde cualquier lugar del mundo, incluso desde solo 1 euro. Cada pequeña ayuda cuenta.


Ten en cuenta que se estima que más de 30,000 personas han perdido su hogar o necesitan reconstruirlo. Esto significa que muchas personas no tienen acceso a una cocina para preparar comida caliente y nutritiva. Si decides poner tu granito de arena, te doy las gracias en nombre de Valencia, estudiante. Tienes el link para la donación en la transcripción y también en la descripción de este episodio, al que puedes acceder desde cualquier app que uses para escuchar el pódcast.


Y bueno, con todo lo que te he contado, hay dos maneras de cerrar este episodio. La primera es más pesimista, y te soy sincero, es como me siento ahora. Me preocupa que esta desafección por la política, especialmente por los partidos más moderados, nos lleve a una España aún más polarizada. Que el populismo aproveche esta oportunidad para ganar terreno y nos encontremos en una situación política peor de la que tenemos ahora.


Pero también hay un final alternativo, uno más positivo. De verdad espero que podamos sentirnos así en el futuro, que aprendamos algo de esto. Como dice la canción de Xoel López, Lodo – lodo es sinónimo de barro, esa mezcla de tierra y agua, y en la provincia de Valencia ahora hay toneladas de él. La canción dice: "del lodo crecen las flores más altas". Ojalá sea así. Ojalá que esa flor tome la forma de cambios: que la clase política aprenda a no ser tan miserable, que la ciudadanía sea más exigente y deje de ver a los partidos políticos como si fueran equipos de fútbol a los que apoyar o criticar ciegamente.


Y ojalá también seamos más críticos con los medios de comunicación, que no caigamos en la manipulación ni permitamos que ellos hagan cualquier cosa por la audiencia. En fin, ojalá que todo este barro, toda esta mierda, sirva para algo más grande, para construir una sociedad mejor.


Un abrazo muy grande, estudiante.


Fuentes:


https://www.larazon.es/comunidad-valenciana/sentimiento-culpa-dana-fruto-empatia-hermandad_20241110673000ed39a16c0001a82c63.html


https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2024/11/07/dana-afecta-personas-viven-ciudad-111443048.html


https://theobjective.com/medios/2024-11-04/iker-jimenez-mejor-marca-historica-horizonte/


https://donate.wck.org/campaign/637262/donate#!/donation/checkout?c_src=first-alert