Levitico, Una Ventana al Corazon de Dios Podcast

La Piel, La Ropa y La Casa Requieren Limpieza Ritual, Parte 2

Liliana Alvarez Season 1 Episode 17

En esta parte 2, La Piel, La ropa y la casa requieren limpieza ritual miraremos el ritual de limpieza para enfermedad de piel y la casa. Exploraremos los rituales empleados para restaurar una persona a su familia, comunidad y a la adoración. También miraremos los rituales empleados para una casa afectada con moho o enfermedad de piel. Recordemos que en el episodio anterior mencione dos aspectos de estas enfermedades de piel: el primero es que eran un reflejo externo de algo interno y segundo era que según algunos versículos parece ser que esta aflicción venia de Dios. Tambien miraremos lo que tradicionalmente muchos sabios judios llamaban "lashon hara', que significaba hablar y según ellos estas enfermedades eran causadas por la calumnia o el chisme. 

Hola amigos, bienvenidos. Gracias por estar aquí para el episodio #16 de Levítico, una Ventana al corazón de Dios. En el episodio anterior miramos, que La Piel, Ropa Y Casa Requieren Limpieza Ritual. Donde exploramos las diferentes afecciones de piel, la responsabilidad de la comunidad y la restauración a la comunidad y a la adoración. Además, la ropa y casa también requerían ritos de purificación. En esta parte 2, La Piel, La ropa y la casa requieren limpieza ritual miraremos el ritual de limpieza para enfermedad de piel y la casa. Exploraremos los rituales empleados para restaurar una persona a su familia, comunidad y a la adoración. También miraremos los rituales empleados para una casa afectada con moho o enfermedad de piel. Recordemos que en el episodio anterior mencione dos aspectos de estas enfermedades de piel: el primero es que eran un reflejo externo de algo interno y segundo era que según algunos versículos parece ser que esta aflicción venia de Dios. En Mesopotamia, por ejemplo, se aplicaban ciertos tratamientos para tratar enfermedades de piel, en Israel no ocurría tal cosa. Estas enfermedades de piel no eran tratadas con nada, la persona afligida esperaba que Dios las sanara. ¡Esto me parece algo impactante! No había médicos tratando estas enfermedades, solo sacerdotes examinando la enfermedad para asegurarse si la persona estaba o no en estado de impureza ritual. Las enfermedades de piel que algunas traducciones llaman lepra no son consideradas así por médicos expertos en la enfermedad de Hansen. Miremos algunos versículos:

“En todos los casos relacionados con enfermedades graves de la piel, asegúrate de seguir las instrucciones de los sacerdotes levitas; obedece todos los mandatos que les di. Acuérdate de lo que el Señor tu Dios le hizo a Miriam cuando saliste de Egipto”. (Deut 24:8-9)

“El Señor te afligirá con tumores y úlceras, como las de Egipto, y con sarna y comezón, y no podrás sanar”. (Deut 28:27)

“El Señor te herirá en las rodillas y en las piernas, y con llagas malignas e incurables que te cubrirán todo el cuerpo, desde la planta del pie hasta la coronilla”. (Deut 28:35)

“Si al entrar ustedes en la tierra de Canaán, la cual les doy en propiedad, yo pongo moho infeccioso en alguna de sus casas, el dueño de la casa deberá decirle al sacerdote: En mi casa ha aparecido una especie de moho. (Lev 14:34-35)

Estos versículos son directos y fuertes. Estas partes de la ley donde dice “Dios le hizo a Miriam”, “El Señor te afligirá”, “el Señor te herirá”, “yo pongo moho infeccioso”, implican desobediencia al pacto que Israel había hecho con Dios. ¡Las consecuencias a la desobediencia serían horribles! Recordemos que las leyes que estamos estudiando en Levítico fueron dadas en el transcurso de un mes. Israel aun estaba acampando alrededor del monte Sinaí. Aún no habían comenzado su marcha hacia la tierra de Canaán. También es importante destacar la que tierra como tal no era santa, era el pueblo de Dios el que santificaba la tierra por su obediencia. El libro de Deuteronomio habla mucho acerca de este tema. Como dije anteriormente no sabemos las causas de estas aflicciones a personas, ropa y casas, pero algo interesante es que la misma palabra hebrea “Tsara at” describe las enfermedades de piel, ropa y casas. Muchos sabios judíos creían que estas enfermedades tan visibles eran un reflejo espiritual de algo interno, y era el pecado de la calumnia o chisme. Los hebreos la llaman “Lashon hara”, que significa lenguaje prohibido y se refiere generalmente a hablar mal de alguien. Levítico nos dice lo siguiente, 

“No andes con chismes entre tu gente. No tomes parte en el asesinato de tu prójimo. Yo soy el Señor”. (Lev 19:16 DHH) 

“No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios. Yo soy el Señor”. (Lev 19:16 NVI) En el idioma original no hay puntuación, el calumniar es como asesinar el carácter de tu prójimo. Palabras en la Tora que son muy fuertes. El difunto Rabino Jonathan Sacks dijo en su comentario de Levítico dice lo siguiente, “La naturaleza del castigo revelaba la clase de pecado que lo originó. Era un pecado que buscaba permanecer oculto, y por eso fue expuesto al público. Era un pecado que trataba de marginar a otros, y por ello el culpable fue marginado: “Mientras tenga la enfermedad, será impuro; vivirá apartado y fuera del campamento” (Levítico 11:46). Así es el chisme malicioso. Es algo que se murmura en secreto y que suele ser negado cuando se acusa. Siembra dudas y divisiones. Destroza comunidades. Puede arruinar vidas, reputaciones y carreras. Desgasta las relaciones, destruyendo el respeto y la confianza sobre los que se fundamentan familias y comunidades. Es oculto, pero profundamente destructivo. Yo creo que explicación sea posible, ya que la ofrenda de reparación era empleada y tenia que ver con pecado.

 

Como dije anteriormente, Esta impureza ritual era devastadora para el afectado y causaba mucho estigma y vergüenza. Su propia familia sentiría el estigma de tener un de los suyos fuera de su propia casa, del campamento y alejado de Dios. ¡Era algo terrible y devastador! No había remedios o curas solo esperar que fueran sanados por Dios. Luego de ser revisado por el sacerdote y encontrado sano debía entrar en todo un proceso ritual de purificación en tres etapas para poder ser reintegrado a su familia, comunidad y eventualmente poder visitar a su Rey y adorarlo. Vamos a ver este proceso de purificación después de esta introducción, voy a leer de la Nueva Traducción Viviente el capítulo 14 y dice,

 

El Señor le dijo a Moisés: Las siguientes instrucciones son para los que buscan la purificación ceremonial de una enfermedad cutánea: los que han sido sanados deben ser llevados al sacerdote, quien los examinará en un lugar fuera del campamento. Si el sacerdote comprueba que alguien se ha sanado de una enfermedad grave de la piel, llevará a cabo una ceremonia de purificación, usando para ello dos aves vivas que estén ceremonialmente puras, un palo de cedro,[b] un hilo escarlata y una rama de hisopo. El sacerdote mandará matar una de las aves sobre una vasija de barro llena de agua fresca. Tomará el ave viva, el palo de cedro, el hilo escarlata y la rama de hisopo, y los mojará en la sangre del ave muerta sobre el agua fresca. Luego el sacerdote rociará la sangre del ave muerta siete veces sobre la persona que está siendo purificada de la enfermedad cutánea. Después de purificar a la persona, el sacerdote soltará el ave viva en el campo abierto.

Entonces, aquellos que están siendo purificados deberán lavar su ropa, rasurarse todo el cuerpo y bañarse con agua; así quedarán ceremonialmente puros y podrán regresar al campamento. Sin embargo, tendrán que permanecer fuera de su carpa durante siete días. Al séptimo día, nuevamente deberán rasurarse todo el pelo de su cabeza, incluidas la barba y las cejas. También deberán lavar su ropa y bañarse con agua; entonces quedarán ceremonialmente puros.

Al octavo día, cada persona que está siendo purificada debe llevar dos corderos sin defecto y una cordera de un año sin defecto, junto con una ofrenda de grano de seis litros[c] de harina selecta humedecida con aceite de oliva, y un tercio de litro[d] de aceite de oliva. Después el sacerdote oficiante presentará a la persona que será purificada, junto con las ofrendas, ante el Señor a la entrada del tabernáculo. El sacerdote tomará uno de los corderos y el aceite de oliva y los ofrecerá como una ofrenda por la culpa y los levantará como una ofrenda especial ante el Señor. Luego matará al cordero en el área sagrada donde se matan las ofrendas por el pecado y las ofrendas quemadas. Al igual que la ofrenda por el pecado, la ofrenda por la culpa le pertenece al sacerdote; es una ofrenda sumamente santa. Luego el sacerdote tomará un poco de la sangre de la ofrenda por la culpa y la untará en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho de la persona que está siendo purificada.

Después el sacerdote derramará un poco del aceite de oliva en la palma de su propia mano izquierda. Mojará el dedo derecho en el aceite que tiene en la palma y rociará un poco del aceite siete veces ante el Señor. A continuación, untará un poco del aceite que está en la palma sobre la sangre de la ofrenda por la culpa que está en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho de la persona que está siendo purificada. El sacerdote untará el resto del aceite que le quede en la mano sobre la cabeza del que está siendo purificado. Mediante este proceso el sacerdote purificará a[f]la persona ante el Señor.

Luego el sacerdote deberá presentar la ofrenda por el pecado para purificar a la persona que fue sanada de la enfermedad de la piel. Después, el sacerdote matará al animal que se usará para la ofrenda quemada y la presentará sobre el altar junto con la ofrenda de grano. Mediante este proceso, el sacerdote purificará al que fue sanado y quedará ceremonialmente puro.

Aquel que sea demasiado pobre y no tenga para comprar estas ofrendas podrá llevar un cordero para la ofrenda por la culpa, para que se levante como una ofrenda especial para purificación. También deberá llevar dos litros de harina selecta humedecida con aceite de oliva para la ofrenda de grano y una taza de aceite de oliva. La ofrenda también debe incluir dos tórtolas o dos pichones de paloma, según sus posibilidades. Una de ellas deberá ser usada para la ofrenda por el pecado y la otra para la ofrenda quemada. Al octavo día de la ceremonia de la purificación, la persona que está siendo purificada debe llevar las ofrendas al sacerdote en la presencia del Señor a la entrada del tabernáculo. Entonces el sacerdote tomará el cordero para la ofrenda por la culpa, junto con el aceite de oliva, y los levantará como una ofrenda especial para el Señor. Después matará al cordero para la ofrenda por la culpa. Tomará un poco de la sangre y la untará en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho de la persona que se purifica.

El sacerdote también derramará un poco del aceite de oliva en la palma de su propia mano izquierda. Mojará el dedo derecho en el aceite de la palma y lo rociará siete veces ante el Señor. A continuación, untará un poco del aceite que está en la palma de la mano sobre la sangre de la ofrenda por la culpa que está en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho de la persona que está siendo purificada. l sacerdote untará el resto del aceite que le quede en la mano sobre la cabeza del que está siendo purificado. Mediante este proceso, el sacerdote purificará a la persona ante el Señor.

Después el sacerdote ofrecerá las dos tórtolas o los dos pichones de paloma, según lo que la persona pueda pagar. Una de las aves es una ofrenda por el pecado y la otra, una ofrenda quemada; serán presentadas junto con la ofrenda de grano. Mediante este proceso, el sacerdote purificará a la persona ante el Señor. Estas son las instrucciones para la purificación de los que se han recuperado de una enfermedad grave de la piel, pero no les alcanza para llevar las ofrendas que se requieren normalmente para la ceremonia de purificación.

Tratamiento de casas contaminadas

Luego el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: Cuando lleguen a Canaán, la tierra que les doy como posesión, puede que yo contamine con moho[h] algunas de las casas de su tierra. El propietario de una casa así deberá acudir al sacerdote y decirle: Parece que mi casa tiene algún tipo de moho. Antes que el sacerdote entre a inspeccionar la casa, deberá vaciarla con el fin de que nada de lo que hay dentro sea declarado ceremonialmente impuro. Entonces el sacerdote entrará en la casa y examinará el moho de las paredes. Si encuentra manchas verdosas o rojizas y la contaminación parece estar más profunda que la superficie de la pared, el sacerdote saldrá por la puerta y pondrá la casa en cuarentena durante siete días. Al séptimo día, el sacerdote regresará para inspeccionarla nuevamente. Si encuentra que el moho de las paredes se ha extendido, mandará quitar las piedras de las áreas contaminadas. Luego, el material contaminado será llevado fuera de la ciudad a un lugar designado como ceremonialmente impuro. Entonces se deberá raspar a fondo las paredes de todo el interior de la casa y tirar el material raspado en el lugar impuro fuera de la ciudad. Se traerán piedras nuevas en lugar de las que se han quitado y volverán a cubrirse las paredes con yeso.

Sin embargo, si el moho vuelve a aparecer después de que todas las piedras hayan sido reemplazadas y las paredes hayan sido raspadas y recubiertas con yeso, el sacerdote deberá regresar a la casa y examinarla de nuevo. Si encuentra que el moho se ha extendido, es evidente que las paredes han sido afectadas con un moho grave, y la casa está totalmente contaminada. Deberá ser demolida y todas sus piedras, maderas y yeso deberán ser llevados fuera de la ciudad al lugar designado como ceremonialmente impuro. Los que entren en la casa durante el tiempo de cuarentena quedarán ceremonialmente impuros hasta el anochecer, y todos los que duerman o coman en la casa deberán lavar su ropa.

Si el sacerdote regresa para su inspección y encuentra que el moho no ha vuelto a aparecer en la casa después de haber sido cubiertas las paredes con yeso, declarará pura la casa porque es evidente que el moho ha desaparecido. Para purificar la casa, el sacerdote deberá tomar dos aves, un palo de cedro, un poco de hilo escarlata y una rama de hisopo. Matará una de las aves sobre una vasija de barro llena de agua fresca. Tomará el palo de cedro, la rama de hisopo, el hilo escarlata y el ave viva, y los mojará en la sangre del ave muerta y en el agua fresca. Luego rociará la casa siete veces. Cuando el sacerdote haya purificado la casa exactamente de esta forma, soltará el ave viva en el campo abierto fuera de la ciudad. Mediante este proceso, el sacerdote purificará la casa y quedará ceremonialmente pura.

Estas son las instrucciones para tratar enfermedades graves de la piel, que incluyen llagas costrosas, moho tanto sobre la ropa como en una casa, hinchazón de la piel, erupciones, o decoloración de la piel. Este procedimiento determinará si una persona u objeto es ceremonialmente puro o impuro.

Estas son las instrucciones con respecto a las enfermedades de la piel y al moho.

 

 

Voy a pausar un momento y quiero darte las gracias por apartar un tiempo para escuchar el contenido de este podcast. Quiero pedirte un favor, si este contenido ha sido de beneficio para ti, por favor compártelo con otros y escribe un comentario en Apple Podcasts o califica el show en Spotify. Gracias de antemano por tu apoyo.

 

Continuemos y vamos a desmenuzar este proceso de purificación:

1.    Una vez la persona fuese sanada, el sacerdote salía fuera del campamento a inspeccionar y asegurarse que la persona no tenía enfermedad de piel. El sacerdote era como un inspector, primero al dictaminar si la enfermedad de piel era una impureza y con el tiempo confirmar que la persona había sido sanada por Dios y podía comenzar el proceso de purificación. (V1-3)

2.    La primera parte de la ceremonia se llevaba a cabo fuera del campamento donde se utilizaban dos aves limpias: Una de las aves era sacrificada sobre una vasija de barro que contenía agua fresca. La otra ave, junto con madera de cedro, hilo escarlata e hisopo, se sumergían en la sangre del ave sacrificada y se rociaba sobre la persona siete veces. Luego, el ave viva se liberaba en campo abierto, simbolizando la libertad y la purificación. La sangre y el agua son los elementos más poderosos de purificación en la Biblia. No sabemos qué significado o por que se incluían el cedro, el hilo escarlata y la rama de hisopo.

3.    La segunda parte consistía en que la persona lavaba su ropa, se afeitaba todo el cabello, se bañaba  y quedaba limpio y podía entrar al campamento, pero debía permanecer fuera de su tienda durante siete días. En el séptimo día, se afeitaba nuevamente (incluyendo las cejas), lavaba su ropa y se bañaba con agua para completar la purificación física.

4.    El tercer paso consistía en llevar las ofrendas requeridas para su purificación y restauración completa. Debía presentar dos corderos machos, una cordera, harina de semola mezclada con aceite y aceite puro. Entonces el sacerdote realizaba la expiación a través de una serie de rituales, incluyendo la ofrenda de reparación, la ofrenda para purificación, la ofrenda quemada y la ofrenda de cereal. El sacerdote aplicaba sangre y aceite en la oreja derecha, el pulgar derecho y el dedo gordo del pie derecho de la persona como parte del ritual. Lo particular de las ofrendas llevadas era la de reparación ya que implicaba un pecado cometido. Los sabios judíos decían que esta ofrenda representaba el pecado “Lashon hara”, que significa hablar mal. Todas las ofrendas estaban representadas excepto la ofrenda de comunión. Todo ese ritual de purificación duraba un total de 8 días y era muy costoso para el individuo y su familia.

5.     Dios permitió concesiones para las personas pobres y de esa manera no había excepciones, todos podían ser purificados y restaurados a sus familias, comunidad y a la adoración. Aquellos que no podían costear las ofrendas completas podían traer un cordero para la ofrenda de reparación, dos tórtolas o pichones de paloma, una para la ofrenda de purificación y la otra para ofrenda quemada y una cantidad menor de harina fina y aceite. La sangre del cordero de reparación y el aceite eran aplicados en la oreja derecha, el pulgar derecho y el dedo gordo del pie derecho de la persona como parte del ritual. De esta manera el sacerdote purificaba a la persona y era restaurada a su familia, comunidad y a la adoración.

6.     Cuando Dios ponía en una casa “tsara at”, que podía ser un moho o una plaga de enfermedad de piel o lepra. Es claro aquí, que Dios era quien ponía la plaga en la casa de la persona. Lo curioso es que la mayor parte de las traducciones traducen “tsara at” en las paredes como lepra, o enfermedad de piel en las paredes. La misma palabra en hebreo, “tsara at”, le ocurría a personas, ropa y casa. Si el dueño de una casa sospechaba que había “Tsara at” entonces la casa se vaciaba y el sacerdote la inspeccioba y la ponía en cuarentena por 7 días. Si la plaga persistía, se retiraban las piedras afectadas, y la casa era raspada y revocada nuevamente. Si el moho reaparecía después de las reparaciones, la casa se consideraba impura y debía ser demolida. Pero si después de la cuarentena el sacerdote notaba que no se había expandido después de las reparaciones y revocado, entonces la casa debía entrar en un proceso ritual de purificación similar al ritual para una persona. El sacerdote tomaba dos aves limpias: Una de las aves era sacrificada sobre una vasija de barro que contenía agua fresca. La otra ave, junto con madera de cedro, hilo escarlata e hisopo, se sumergían en la sangre del ave sacrificada y se rociaba sobre la casa siete veces. Luego, el ave viva se liberaba en campo abierto, simbolizando la libertad y la purificación de la casa. 

 

Podemos ver lo difícil que debió haber sido para la persona afligida con enfermedad de piel o “lepra” y su entorno familiar. ¡El costo era altísimo a nivel físico, emocional, mental y económico. Imagínese no podía vivir en su casa ni con su familia, aislado completamente de su comunidad y de una relación con su Dios. El erudito judio del medioevo, Maimónides, que también era medico dijo lo siguiente, “Todos están de acuerdo en que la lepra es un castigo por la difamación. La enfermedad comienza en las paredes de las casas. Si el pecador se arrepiente, el objetivo se alcanza. Si persiste en su desobediencia, la enfermedad afecta su cama y los muebles de su hogar. Si continúa pecando, la lepra afecta sus vestiduras y, finalmente, su propio cuerpo”. 

Vamos a ver que dice el nuevo testamento y como podemos aplicar estas leyes a nuestras vidas.

1.    Sea cual sea la causa de estas enfermedades de piel, es un buen recordatorio para detenernos y medir nuestras palabras. Pensar antes de hablar, sobre todo si se trata de chisme o calumnia. El evangelio de Lucas dice lo siguiente, Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: Cuídense de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía. No hay nada encubierto que no llegue a revelarse ni nada escondido que no llegue a conocerse. Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas. (Lucas 12:1-3) 

2.    La venida de Jesús, trajo esperanza y sanación. El sanó y restauró los marginados de la sociedad que sufrían de lepra y otras enfermedades y pecados. El vino a buscar y salvar lo que se había perdido. El declaro a los enfermos sanos y limpios removiendo el estigma que su afección les imponía. Así como solo Dios podía sanar al que sufría de lepra, Jesús tenía el poder y la autoridad sobre toda enfermedad. El puede sanar tu enfermedad sea cual sea. 

 

Por último, quiero terminar este episodio orando por cada persona que está sufriendo de alguna enfermedad sea cual sea. Quiero recordarte que Dios sabe lo que hoy te aflige y a nuestros seres queridos ¡El es EL UNICO que nos puede sanar por dentro y por fuera! PONEMOS TODA NUESTRA CONFIANZA EN EL. SEÑOR, venimos a tus pies, humillándonos ante ti, TU tienes las palabras de VIDA y ERES el PAN que necesitamos diariamente. SIN TI es imposible vivir, gracias por tu inmenso amor y misericordia. Gracias por que NUESTRO SALVADOR, vino a rescatarnos pues estábamos perdidos, y a sanar nuestras heridas adquiridas por nuestro pecado y el que otros han cometido contra nosotros. Sananos este día, SEÑOR. Tú sabes lo que necesitamos, nos postramos ante TI, y te pedimos misericordia. Como los enfermos de piel, gritamos, ¡ENFERMOS! ¡ENFERMOS! Te pedimos Señor, que nuestro sumo sacerdote, Jesús, nos que nos declare SANOS, ¡te lo pedimos SEÑOR! En el PODEROSO NOMBRE DE JESUS, AMEN

Hasta la próxima semana, si Dios lo permite. Dios los bendiga.