Levitico, Una Ventana al Corazon de Dios Podcast

Los Flujos Genitales Requieren Limpieza Ritual

Liliana Alvarez Season 1 Episode 18

Una advertencia para padres y adultos, este episodio contiene tema de sexualidad que no es apropiado para niños y menores de edad. ¡Es un tema para adultos!
En este episodio, Los Flujos Genitales requieren limpieza ritual, el lenguaje bíblico es claro y sin rodeos hablando de flujos normales que hacen parte de la vida diaria de hombres y mujeres y también hace referencia a flujos anormales que pueden ser un síntoma de una condición crónica o enfermedad. Al igual que la mujer parturienta, en este tipo de impureza ritual, la misma persona afectada es la que determinaba si había un flujo o no, ya que se trataba de sus genitales. En este capítulo, miraremos cuatro tipos de flujos: los normales y anormales en el hombre y los normales y anormales en la mujer

Hola amigos, bienvenidos. Antes de comenzar, tengo una advertencia para padres y adultos, este episodio contiene tema de sexualidad que no es apropiado para niños y menores de edad. ¡Es un tema para adultos!

Gracias por estar aquí para el episodio #18 de Levítico, una Ventana al corazón de Dios. En el episodio anterior La Piel, La ropa y la casa requieren limpieza ritual miramos el ritual de limpieza para enfermedad de piel y la casa. Exploraremos los rituales empleados para restaurar una persona con este tipo de impureza a su familia, comunidad y a la adoración. También miramos los rituales empleados para una casa afectada con moho o enfermedad de piel. En este episodio, Los Flujos Genitales requieren limpieza ritual, el lenguaje bíblico es claro y sin rodeos hablando de flujos normales que hacen parte de la vida diaria de hombres y mujeres y también hace referencia a flujos anormales que pueden ser un síntoma de una condición crónica o enfermedad. Al igual que la mujer parturienta, en este tipo de impureza ritual, la misma persona afectada es la que determinaba si había un flujo o no, ya que se trataba de sus genitales. En este capítulo, miraremos cuatro tipos de flujos: los normales y anormales en el hombre y los normales y anormales en la mujer.  Voy a leer de la nueva versión internacional el capítulo 15 y dice:

El Señor ordenó a Moisés y a Aarón que dijeran a los israelitas: Si un hombre padece de algún flujo inusual, tal flujo es impuro, lo mismo que el hombre, ya sea que su órgano sexual emita ese flujo o que el flujo obstruya el órgano.

El flujo causa impureza en los siguientes casos:

Será impura toda cama donde se acueste el afectado por ese flujo inusual, lo mismo que todo objeto sobre el que se siente. Todo el que toque la cama del afectado por el flujo deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. Todo el que se siente donde se haya sentado el afectado por el flujo deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer.

Todo el que toque el cuerpo del afectado por el flujo deberá lavarse la ropa y bañarse con agua, y quedará impuro hasta el anochecer.

Si el afectado por el flujo escupe sobre alguien no contaminado, este deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer.

Toda montura sobre la que cabalgue el afectado por el flujo quedará impura. Todo el que toque algún objeto que haya estado debajo del afectado por el flujo quedará impuro hasta el anochecer. El que transporte dicho objeto deberá lavarse la ropa y bañarse; quedará impuro hasta el anochecer.

Si el afectado por el flujo toca a alguien sin haberse lavado las manos con agua, el que fue tocado deberá lavarse la ropa y bañarse; quedará impuro hasta el anochecer. Si el afectado por el flujo toca alguna vasija de barro, se romperá la vasija; si toca algún utensilio de madera, este deberá lavarse con agua.

Si al afectado le cesa el flujo, deberá esperar siete días para el rito de su purificación. Se lavará la ropa y se bañará con agua de manantial, y así quedará puro. Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma y se presentará ante el Señor, a la entrada de la Tienda de reunión. Allí entregará las aves al sacerdote, quien ofrecerá una como sacrificio por el perdón y la otra como holocausto. Así, en presencia del Señor, el sacerdote obtendrá el perdón para el afectado a causa de su flujo.

Cuando un hombre tenga una eyaculación, deberá bañarse todo el cuerpo, y quedará impuro hasta el anochecer. Toda ropa o piel sobre la que haya caído semen deberá lavarse con agua, y quedará impura hasta el anochecer.

Cuando un hombre y una mujer tengan relaciones sexuales con eyaculación, ambos deberán bañarse, y quedarán impuros hasta el anochecer.

Impurezas sexuales en la mujer

Cuando a una mujer le llegue su menstruación, quedará impura durante siete días. Todo el que la toque quedará impuro hasta el anochecer.

Todo aquello sobre lo que ella se acueste mientras dure su período menstrual quedará impuro. Todo aquello sobre lo que ella se siente durante su período menstrual quedará impuro. Todo el que toque la cama de esa mujer deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer. Todo el que toque algún objeto donde ella se haya sentado, deberá lavarse la ropa y bañarse; además quedará impuro hasta el anochecer. Si alguien toca algún objeto que estuvo sobre su cama o en el lugar donde ella se sentó, quedará impuro hasta el anochecer.

Si un hombre tiene relaciones sexuales con esa mujer, se contaminará con su menstruación y quedará impuro durante siete días. Además, toda cama en la que él se acueste quedará también impura.

Cuando una mujer tenga flujo continuo de sangre fuera de su período menstrual, o cuando se le prolongue el flujo, quedará impura todo el tiempo que le dure, como durante su período. Toda cama en la que se acueste mientras dure su flujo quedará impura, como durante su período. Todo aquello sobre lo que se siente quedará impuro, como durante su período. Todo el que toque cualquiera de estos objetos quedará impuro. Deberá lavarse la ropa y bañarse, y quedará impuro hasta el anochecer.

Cuando ella sane de su flujo, deberá esperar siete días para el rito de su purificación. Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones de paloma y los llevará a la entrada de la Tienda de reunión, donde se los entregará al sacerdote, quien ofrecerá uno como sacrificio por el perdón y el otro como holocausto. Así, en presencia del Señor, el sacerdote obtendrá el perdón para ella a causa de la impureza producida por el flujo.

Ustedes deben mantener apartados de la impureza a los israelitas. Así evitarán que ellos mueran por haber contaminado mi santuario, que está en medio de ellos.

Esta ley se aplicará a todo el que quede impuro por algún flujo corporal: al hombre que tenga flujo de semen, a la que tenga flujo menstrual, al hombre y a la mujer que tengan un flujo inusual y a quien tenga relaciones sexuales con una mujer impura.

 

Levítico no nos da ninguna explicación de porque estos flujos genitales causaban impureza ritual. Cuando miramos el flujo de sangre de la mujer después de haber dado a luz, la enfermedad de piel y flujos genitales podemos decir que la persona no estaba en un estado de integridad en su cuerpo, es como si no estuviera completa. Hay algo que no está bien en su cuerpo y está fuera del orden normal. Baruch Levine, en su comentario de Levítico dice lo siguiente, “Las personas impuras tenían prohibido entrar en el santuario. En marcado contraste, debe recordarse que en todas las demás religiones del antiguo Cercano Oriente, todo lo relacionado con la sexualidad tenía un papel en el culto y el ritual.” Y continua diciendo, “De hecho, la impureza del semen hacía que estuviera prohibido tener relaciones sexuales dentro de los recintos sagrados, creando una vez más una distancia entre el proceso de procreación y el culto. En otras religiones del antiguo Cercano Oriente, la fertilidad se celebraba en el culto: en ocasiones especiales, el acto sexual podía incluso dramatizarse y se recitaban mitos que narraban el apareamiento de los dioses. Recordemos que en el episodio #15 mencione estas costumbres paganas que se practicaban fuera de Israel, donde se festejaba el nacimiento de un bebe e incluían dramas sexuales entre dioses y diosas celebrando la fertilidad. No es que la procreación fuese algo malo o un pecado, más bien Genesis nos dice, “Y Dios los bendijo con estas palabras: «¡Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, ¡y a todos los animales que se arrastran por el suelo!”. Y también les dijo que, “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y los dos llegarán a ser uno solo”. Así que las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer, esposos, no eran un pecado. 

Voy a pausar un momento y quiero darte las gracias por apartar un tiempo para escuchar el contenido de este podcast. Quiero pedirte un favor, si este contenido ha sido de beneficio para ti, por favor compártelo con otros y escribe un comentario en Apple Podcasts o califica el show en Spotify. Gracias de antemano por tu apoyo.

Vamos a desglosar este capítulo por partes

Secreciones masculinas (15:1-18)

1.    Flujos Anormales (15:2b–15)- Si un hombre padecía de algún flujo inusual, tal flujo era impuro y hacía que el hombre entrara en estado de impureza, ya que su órgano sexual emitía ese flujo o que el flujo obstruyera el órgano. Es claro que había una obstrucción y parecía ser que fuese una enfermedad. Algunos comentaristas piensan que podía ser gonorrea, infección interna o infección urinaria. El caso es que el hombre podía contagiar su impureza ritual a objetos y personas, por ejemplo, su cama, donde se siente, quien lo tocara quedaría impuro. Si era una persona la que se contagiaba entonces debía lavar su ropa y bañarse con agua y su impureza solo duraba hasta el anochecer. Y si un objeto se contagiaba entonces debía lavarse con agua. La persona podía permanecer dentro del campamento, pero aislada. Si el hombre afectado se daba cuenta que su flujo se había sanado entonces debía confirmar su sanación esperando siete días. El séptimo día se debía bañar en un manantial o agua fresca y lavar su ropa y quedaría en un estado de pureza inicial para poderse acercar el día siguiente que sería el octavo día debía presentar dos tórtolas o dos pichones de paloma para el ritual de su purificación. Un ave seria para la ofrenda de purificación “hattat”, y la otra ave como ofrenda quemada “Olah”., expresando gratitud por su sanación. Y así terminaría su purificación. Estas ofrendas eran económicas, pero debía presentarlas ya que necesitaba perdón pues su anomalía había indirectamente contaminado el santuario. También es de notar que estas leyes no prescriben ningún tratamiento para la sanación solo tratan la impureza ritaul.

2.    Flujos normales (15:16–18) Cuando un hombre tenia una emisión nocturna entonces debía bañarse y quedaba impuro hasta el anochecer. Igualmente, si el semen tocaba alguna ropa o cuero se debía lavar. Si la eyaculación ocurría durante relaciones sexuales entre un hombre y una mujer ambos se deben bañar y quedarían impuros hasta el anochecer. No había necesidad de llevar ninguna ofrenda de purificación pues ambos estaban cumpliendo con el mandato de ser fructíferos y multiplicarse y con bañarse era suficiente.

Secreciones femeninas (15:19-30)

1.    Flujos normales (15:19–24) Cuando a una mujer le llegaba su menstruación, debía permanecer impura 7 días y luego bañarse y quedaría impura hasta el anochecer. Vemos la misericordia de Dios con la mujer menstruante ya que no era necesario llevar sacrificios después de cada periodo menstrual, imagínense el costo y carga que esto sería para la familia. Vale recordar que el hombre no debía tener relaciones sexuales con una mujer cuando ella tuviera su menstruación, pero si lo hacía entonces también quedaría en estado de impureza ritual por 7 días al igual que ella y luego se debía bañar. Pero la realidad es que no era lo ideal pues levítico 18 y 20 son enfáticos en prohibir relaciones sexuales cuando una mujer tenía su menstruación. 

2.    Flujos anormales (15:25–30) eran flujos crónicos diferentes a la menstruación. Después de su sanación, al igual que el hombre con flujo anormal, ella debía esperar 7 días y presentar dos tórtolas o pichones de paloma una como ofrenda de purificación y la otra como ofrenda quemada. Y el sacerdote los ofrecerá y purificada.

  

Todos estos rituales de purificación apartaban a los Israelitas y protegían sus vidas ya que podían morir en su estado de impureza si se acercaban al santuario el cual estaba en medio de ellos. Michael Morales en su libro, ¿Quién Subirá al Monte del Señor?: Una Teología Bíblica del Libro de Levítico, resume las leyes de purificación y dice lo siguiente, “En resumen, aunque en Levítico 11–15 la impureza no se asocia de manera directa o inmediata con actos pecaminosos específicos, sí se entiende como una consecuencia general o final del pecado: la impureza simboliza la contaminación causada por el pecado. El contacto con un cadáver provoca impureza, no porque este acto sea pecaminoso en sí mismo, sino porque la muerte y la mortalidad son consecuencias del pecado. En este punto, la conexión entre la santidad y la vida o plenitud resulta fundamental. Las imperfecciones físicas, interrupciones, deformidades y enfermedades, aunque no sean consideradas pecaminosas en esencia, reflejan el impacto del pecado en la creación y, por ello, requieren un proceso de purificación ritual”. Todas estas impurezas rituales eran como una antesala para el día de expiación donde anualmente se hacia una purificación total del espacio sagrado. Recordemos que Israel había entrado en un pacto con su Rey, por consiguiente, debían permanecer en un estado de consagración, pureza y lealtad en su presencia. 

Y que dice el nuevo testamento 

Jesús cumplió con todas las regulaciones establecidas por la ley, y fue aún más lejos ya que El mismo seria la fuente de purificación para todos los que quisieran acercarse a Dios. El no solo limpiaría a las personas de su impureza, sino que los sanaría de sus enfermedades superando así las limitaciones de ese sistema de leyes y purificación. Cuando Jesús sanaba a los enfermos todo aislamiento y sufrimiento eran eliminados y eran restaurados a sus familias y comunidad y luego los enviaba al sacerdote para que verificara su curación y cumplieran con la ley ceremonial.

Jesús sanó leprosos, inválidos, ciegos, mudos, mancos, flujos de sangre, levanto muertos, y libero endemoniados. Bajo el nuevo pacto en su sangre El sería el mediador entre los hombres y Dios. Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas nos relatan la historia de la mujer que sufrió de flujo anormal de sangre por doce años y su sanación al tocar el manto de Jesús.

Entonces como se aplican estas leyes bajo el nuevo pacto:

1.    Podemos acercarnos a Dios confiadamente, hebreos nos dice, “tenemos un gran Sumo Sacerdote que gobierna la casa de Dios, entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura”. (Heb 10:21-22)

2.    Limpiados y restaurados a otros, 1 de Juan nos dice, “Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7)

3.    Restaurados para el servicio a Dios, hebreos nos dice,  “Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!” (Heb 9:14)

¿Quiero dejarte con esta inquietud, Has sido purificado con la sangre de Cristo para que te puedas acercarte a Dios? Hasta la próxima semana, si Dios lo permite. Dios los bendiga.