
Levitico, Una Ventana al Corazon de Dios Podcast
Seguramente te estarás preguntando que relevancia tienen las leyes de Levítico para hoy y como se aplican.
En este podcast exploraremos el libro de la Biblia menos leído, poco entendido y controversial en su aplicación para el cristiano de hoy. Tambien nos ayudara a entender que las leyes son expresiones de los valores del dador de la ley.
Cada semana compartire enseñanzas que aprendi de eruditos, rabinos, pastores y amigos que influenciaron mi estudio y entendimiento de Levítico.
Los invito a descubrir cosas maravillosas que contiene este libro.
Si tienes una pregunta, la puedes enviar a podcastdelevitico@gmail.com
A CONTINUACION LES SUGIERO UNA BREVE LISTA DE ALGUNOS
COMENTARIOS QUE RECOMIENDO PARA EL ESTUDIO DE LEVITICO
Levine, B.A. (1989), Leviticus, JPS Torah Commentary (Philadelphia: Jewish Publication Society).
Milgrom, Jacob. (1983), Studies in Cultic Theology and Terminology, Studies in Judaism in Late Antiquity 36 (Leiden: Brill).
Milgrom, Jacob. (2004), Leviticus: A Book of Ritual and Ethics, Continental Commentaries (Minneapolis: Fortress Press).
Tidball, D. (2005), The Message of Leviticus: Free to Be Holy, The Bible Speaks Today (Downers Grove/Leicester: IVP).
Wenham, G. J. (1979), The Book of Leviticus, NICOT (Grand Rapids: Eerdmans).
Morales, L. M. (2015). Who Shall Ascend the Mountain of the Lord?: A Biblical Theology of the Book of Leviticus). NICOT (Apollos; InterVarsity Press).
Rugh, W. W. (1998). Christ in the Tabernacle: Person and work of Jesus Christ. (Woodlawn).
Sacks, Rabbi. Jonathan. (2015). Covenant & Conversation, Volume 3: Leviticus, The Book of Holiness. (Maggid).
Sklar, J. (2014). Leviticus: An Introduction and Commentary. TOTC (Inter-Varsity Press).
Heiser, Michael. S. (2015). The Unseen Realm: Rediscovering the Supernatural Worldview of the Bible. (Lexham Press).
A CONTINUACION LES SUGIERO UNA BREVE LISTA DE ALGUNOS
COMENTARIOS QUE RECOMIENDO PARA EL ESTUDIO DE NÚMEROS
Sacks, Rabbi. Jonathan. (2017). Covenant & Conversation, Volume 4: Numbers, The Wilderness Years. (Maggid).
Milgrom, Jacob. (1989), Numbers, JPS Torah Commentary (Philadelphia: Jewish Publication Society).
Wenham, Gordon, J. (2008). Numbers: An Introduction and Commentary. TOTC (Inter-Varsity Press).
Pakula, M. (2006). Numbers: Homeward Bound. (P. Barnett, Ed). Aquila Press.
Cole, R. D. (2000). Numbers. Vol. 38. (Broadman & Holman Publishers).
Woodall, C. (2023). Messiah in the Mishkan: From Shadow to Substance and Beyond. Wipf and Stock.
Levitico, Una Ventana al Corazon de Dios Podcast
Algo Más Sobre El Día De Expiación
En ese episodio, Algo Mas Sobre El Dia de Expiación, quiero ampliar un poco más el tema del lugar santísimo, el desierto y los dos machos cabríos. Recordemos que en el episodio #19 exploramos el día de expiación y todos los protocolos y leyes que lo regían. Hoy voy a enfocarme en la comparación de los dos lugares mencionados y los dos machos cabríos y la función de cada uno de ellos desempeña en el plan redentor de Dios.
El capítulo 16 de Levítico ocupa un lugar central en el sistema ritual del antiguo Israel. Conocido como Yom Kippur (Día de la Expiación), este ritual anual representaba el momento culminante del calendario litúrgico israelita, cuando el sumo sacerdote realizaba una purificación completa del santuario y expiaba los pecados de toda la nación. Este ritual meticulosamente diseñado articulaba una coreografía sagrada entre dos extremos: el Lugar Santísimo, epicentro de la presencia divina, y el desierto, símbolo del caos y la impureza. Los Dos machos cabríos —uno para Dios y otro para Azazel— cumplían funciones complementarias en el proceso de expiación.
Hola amigos, bienvenidos. Gracias por estar aquí para el episodio #32 de Levítico, una Ventana al corazón de Dios. En el episodio anterior, Cristo Brilla En Levítico, hice un recorrido por el libro exaltando la obra maravillosa de Cristo y también miramos como las propias palabras de Jesús explicaban que la ley de Moisés, los profetas y las escrituras apuntaban a él y su obra extraordinaria por nosotros.
En ese episodio, Algo Mas Sobre El Dia de Expiación, quiero ampliar un poco más el tema del lugar santísimo, el desierto y los dos machos cabríos. Recordemos que en el episodio #19 exploramos el día de expiación y todos los protocolos y leyes que lo regían. Hoy voy a enfocarme en la comparación de los dos lugares mencionados y los dos machos cabríos y la función de cada uno de ellos desempeña en el plan redentor de Dios.
Quiero comenzar dando un poco de contexto haciendo alusión a un tema muy importante que Michael Heiser, trata en su libro “El Mundo Invisible: Recuperando la Cosmovisión Sobrenatural de La Biblia.” y es que Dios escogió una porción o territorio en la tierra para Él y su pueblo. El llamo a Abraham y le prometió que haría una nación de él y le daría un territorio. Era la mejor manera para mostrarle a su pueblo Su carácter y otredad. Es decir, El Señor no es ni se parece a otros dioses, Él es el verdadero Elohim, único, incomparable. Lo particular es que Dios hizo su morada entre su pueblo. Heiser dice, “La absoluta otredad de (Dios) quedaba reforzada en las mentes de los israelitas a través del culto y los sacrificios. (Dios) no era tan solo la fuente de la vida de Israel, sino que él era la vida. (Dios) era completo en sus perfecciones. (Dios) no era de la tierra, un lugar donde hay muerte, enfermedad e imperfección. Su mundo es sobrenatural; el nuestro terrestre. El espacio que él ocupa es sagrado y su presencia lo convierte en un espacio del otro mundo. El espacio que ocupamos nosotros es “profano” o común. (Dios) es la antítesis de lo ordinario. Los seres humanos deben ser invitados y purificados para ocupar el mismo espacio.”[1]
Heiser continúa, “A Moisés se le dijo que construyera el tabernáculo y su equipamiento conforme al patrón que (Dios) le había mostrado en la montaña sagrada (Ex 25:9, 40; 26:30).12 La implicación es que el tabernáculo en la tierra debía ser una copia de la tienda celestial de acuerdo con el principio religioso de “como en el cielo, así también en la tierra”.[2]
Es importante entender el concepto de espacio sagrado para poder entender porque el chivo vivo o expiatorio debía ser llevado fuera del tabernáculo, no podía ser sacrificado y además debía ser llevado fuera del campamento a Azazel.
Levitico 16:7-10 dice “Luego tomará los dos machos cabríos, y los ofrecerá al Señor, a la entrada del tabernáculo de reunión. Echará suertes sobre los dos machos cabríos, una de ellas por el Señor y la otra por Azazel; entonces ordenará traer el macho cabrío que le haya tocado en suerte al Señor, y lo ofrecerá en expiación, mientras que al macho cabrío que le haya tocado en suerte a Azazel lo presentará vivo delante del Señor, para su propia reconciliación sobre él, y luego lo soltará en el desierto para que se vaya con Azazel.”
Heiser, explica que la literatura judía antigua como 1 de Enoc y uno de los Rollos del Mar Muerto mencionan a Azazel como el líder de los ángeles que pecaron en Génesis 6:1–4. La misma descripción aparece en el libro de 1 Enoc (8:1; 9:6; 10:4–8; 13:1; 54:5–6; 55:4; 69:2).[3]Si Azazel es un demonio, entonces el acto de enviar el macho cabrío al desierto simboliza el retorno del pecado a su fuente, es decir, expulsar la maldad de Israel hacia el reino de los poderes demoníacos. Esto resuena con la enseñanza de Jesús en Mateo 12:43, donde los espíritus inmundos buscan lugares desolados”.
El capítulo 16 de Levítico ocupa un lugar central en el sistema ritual del antiguo Israel. Conocido como Yom Kippur (Día de la Expiación), este ritual anual representaba el momento culminante del calendario litúrgico israelita, cuando el sumo sacerdote realizaba una purificación completa del santuario y expiaba los pecados de toda la nación. Este ritual meticulosamente diseñado articulaba una coreografía sagrada entre dos extremos: el Lugar Santísimo, epicentro de la presencia divina, y el desierto, símbolo del caos y la impureza. Los Dos machos cabríos —uno para Dios y otro para Azazel— cumplían funciones complementarias en el proceso de expiación.
La riqueza simbólica de estos elementos no solo proporcionaba un mecanismo ritual para la purificación y reconciliación en el antiguo Israel, sino que también prefiguraba la obra redentora de Jesucristo. Vamos a explorar estos elementos con mayor profundidad para comprender su significado original y su posterior interpretación cristológica.
1. Comparación de los dos espacios: El Lugar Santísimo y el Desierto
El Lugar Santísimo (Espacio Sagrado)
- Era el centro de pureza divina: El Lugar Santísimo representaba el punto máximo de santidad en la cosmología israelita, donde moraba la presencia divina (Shekiná) sobre el propiciatorio del Arca de la Alianza, el trono de Dios en la tierra. Este espacio encarnaba el orden divino perfecto y la pureza absoluta.
- El acceso era estrictamente regulado: La entrada estaba prohibida excepto para el sumo sacerdote, y solo una vez al año en el Día de la Expiación. Cualquier violación de este espacio sin la debida preparación ritual resultaba en muerte inmediata (Levítico 16:2), subrayando la tensión entre la santidad divina y la impureza humana.
- Exigía un ritual de entrada elaborado: El sumo sacerdote debía seguir un protocolo meticuloso: bañarse, vestirse con ropas especiales de lino (no las ornamentadas habituales), ofrecer sacrificios preliminares, y entrar con incienso que creaba una nube protectora y con la sangre expiatoria (Levítico 16:3-14).
- Debía permanecer puro: En la teología ritual del antiguo Israel, existía el concepto de que el pecado no era simplemente una acción moral incorrecta, sino una realidad que generaba impureza ritual. Esta impureza no solo afectaba a las personas que cometían las transgresiones, sino que también "contaminaba" gradualmente el espacio físico del santuario mismo. Según Levítico 16:16, el sumo sacerdote debía "hacer expiación por el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados." Esta purificación era necesaria porque los pecados del pueblo, especialmente aquellos no expiados durante el año, creaban una acumulación de impureza ritual que amenazaba la presencia divina en el tabernáculo. La aspersión o rociar la sangre sobre el propiciatorio y dentro del Lugar Santísimo funcionaba como un agente purificador que neutralizaba esta contaminación ritual. La sangre, considerada portadora de vida (Levítico 17:11), tenía el poder único de limpiar la impureza causada por el pecado. Este concepto subraya la gravedad del pecado que no solo afectaba la relación entre Dios y la persona, sino que también podía contaminar el espacio sagrado mismo, poniendo en peligro la presencia divina entre el pueblo. El ritual anual permitía que la presencia divina continuara habitando entre los israelitas para el año siguiente. Sin esta purificación periódica, la acumulación de impureza habría hecho imposible la presencia de Dios entre su pueblo.
El Desierto (Espacio Profano)
· Era símbolo de caos: En la mentalidad del Antiguo Cercano Oriente, el desierto representaba lo opuesto al cosmos ordenado: un espacio salvaje, no cultivado, fuera del control humano y potencialmente hostil.
· Era la morada de fuerzas impuras: El desierto se asociaba con espíritus malignos y fuerzas demoníacas. El nombre "Azazel", a quien se enviaba uno de los machos cabríos, podría referirse a un demonio del desierto. El desierto era territorio enemigo.
· Era un Espacio de exilio y separación: Enviar el chivo expiatorio al desierto simbolizaba la remoción completa del pecado de la comunidad, estableciendo una distancia máxima entre la impureza y el espacio sagrado. El ritual creaba una separación geográfica y simbólica entre santidad y pecado.
· Era la Tierra de "no retorno": El ritual especificaba que el macho cabrío debía ser conducido por "un hombre preparado" a un lugar remoto "tierra inhabitada" (Levítico 16:21-22), garantizando que la impureza no pudiera regresar al campamento. Algunas tradiciones posteriores indicaban que el animal era arrojado por un precipicio para asegurar su muerte.
· Era la antítesis del orden social: Mientras que el campamento israelita representaba la sociedad ordenada bajo la Torá, el desierto representaba la ausencia de estructura social, ley y orden. El envío del chivo cargado de pecados al desierto simbolizaba la expulsión del pecado fuera del orden social establecido por Dios.
2. Los dos machos cabríos: Uno Para Dios y el otro para Azazel
El Macho Cabrío para Dios
· Era Seleccionado por suerte divina: Los dos machos cabríos eran idénticos en apariencia y valor, siendo la suerte (considerada una forma de revelación divina) la que determinaba cuál sería sacrificado y cuál enviado al desierto (Levítico 16:8). Esto subrayaba que ambos animales formaban parte de un único ritual con dos aspectos complementarios.
· Era un sacrificio expiatorio perfecto: Este animal era sacrificado según los ritos precisos de la ofrenda por el pecado (ḥaṭṭāʾt), con su sangre recogida cuidadosamente en un recipiente para ser llevada al interior del santuario.
· Era el medio de purificación perfecta e interna: La sangre de este macho cabrío, junto con la del novillo ofrecido por el sumo sacerdote, era utilizada para purificar ritualmente el Lugar Santísimo, rociándola sobre el propiciatorio siete veces (número de perfección) y posteriormente purificando también el altar del incienso y el altar exterior.
· Era un medio de restauración del espacio contaminado: El ritual de aspersión transformaba el estado de impureza ritual del santuario, restaurándolo a su estado de pureza original. Esta purificación era necesaria porque, incluso las transgresiones inadvertidas o no expiadas contaminaban gradualmente el santuario. Todo pecado inadvertidamente requería expiación.
· Era una representación de la justicia satisfecha: El sacrificio de este animal simbolizaba el pago requerido por la transgresión, satisfaciendo las demandas de la justicia divina. La muerte del animal representaba la muerte que merecía el pecador, actuando como sustituto.
El Macho Cabrío para Azazel
· Era el portador vivo del pecado: A diferencia del primer macho cabrío, éste no era sacrificado sino mantenido vivo para cumplir una función diferente pero complementaria. El sumo sacerdote imponía sus manos sobre la cabeza del animal y confesaba sobre él "todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados" (Levítico 16:21).
· Era una transferencia ritual de impureza: El acto de imposición de manos (semikah) y confesión representaba una transferencia simbólica de la culpa del pueblo al animal. Este concepto de transferencia ritual era fundamental en el sistema sacrificial israelita. El macho cabrío era conducido al desierto por una persona designada, "llevando sobre sí todas las iniquidades" (Levítico 16:22). Esta eliminación física representaba la remoción completa de la culpa, no solo su expiación.
· Era un acto de alejamiento visual y simbólico: La distancia física a la que era llevado el animal simbolizaba el alejamiento del pecado “Tan lejos como está el oriente del occidente, alejó de nosotros nuestras rebeliones.” (Salmo 103:12). El ritual visualizaba concretamente esta separación radical entre el pecador y su pecado.
· Era el otro aspecto de la expiación sin derramamiento de sangre: A diferencia del primer macho cabrío, éste no expiaba el pecado mediante su muerte sino mediante su expulsión. Esto ilustra que la expiación completa requería no solo el pago por el pecado sino también su eliminación absoluta del santuario, el pecador y la comunidad. El pecado no tenia lugar en la presencia de Dios y su pueblo.
3. Cumplimiento en Jesucristo
Como el Macho Cabrío para Dios
· Jesús es el Sacrificio perfecto y definitivo: Cristo se ofreció como el sacrificio perfecto, "sin mancha" (Hebreos 9:14), cumpliendo y superando el simbolismo del macho cabrío sacrificado. Mientras que los sacrificios animales debían repetirse porque eran incapaces de "perfeccionar a los que practican ese culto" (Hebreos 10:1), Cristo ofreció "un solo sacrificio por los pecados" (Hebreos 10:12).
· Jesús es Sumo Sacerdote y ofrenda simultáneamente: En un acto sin precedentes, Jesús combinó los roles de sacerdote y víctima, ofreciéndose a sí mismo como sacrificio. La epístola a los Hebreos desarrolla extensamente esta doble función: "se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios" (Hebreos 9:14).
· Jesús entró de manera definitiva al santuario celestial: Mientras el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo terrenal anualmente, Cristo "entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención" (Hebreos 9:12). Su entrada no fue en un santuario hecho por manos humanas sino en "el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios" (Hebreos 9:24).
· Jesús derramo su valiosa sangre: Mientras la sangre de animales tenía un valor limitado y temporal, la sangre de Cristo tiene un valor infinito. "¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias?" (Hebreos 9:14).
· Jesús logró una Expiación efectiva: El sistema de sacrificios purificaba externamente el santuario y al pueblo, pero Cristo limpia "las conciencias" de los creyentes (Hebreos 9:14), logrando una transformación interior que el sistema levítico solo podía prefigurar y no alcanzar.
Como el Macho Cabrío para Azazel
· Jesús cargo sobre si nuestros pecados: Isaías profetizó que el Mesías "llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores... herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados" (Isaías 53:4-5). Pedro confirma este cumplimiento: "llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero" (1 Pedro 2:24).
· Jesús fue expulsado fuera del campamento: Cristo fue crucificado "fuera de la puerta" de Jerusalén (Hebreos 13:12), cumpliendo el simbolismo del chivo expiatorio enviado fuera del campamento. El autor de Hebreos establece explícitamente esta conexión: "los cuerpos de aquellos animales cuya sangre es llevada al santuario... son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús... padeció fuera de la puerta" (Hebreos 13:11-12).
· Jesús experimentó el abandono divino: En la cruz, Jesús clamó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27:46), experimentando la separación extrema de Dios que el chivo expiatorio simbolizaba al ser enviado al desierto. Cristo experimentó el exilio espiritual que merecían nuestros pecados.
· Jesús removió completamente el pecado: Cristo no solo pagó por el pecado sino que lo removió completamente: "Él es la propiciación por nuestros pecados" (1 Juan 2:2). El verbo griego utilizado para "quitar" en Juan 1:29 ("He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo") implica remoción o alejamiento, similar a la función del chivo expiatorio.
· Jesús obtuvo la victoria sobre las potencias del mal: Azazel representaba fuerzas demoníacas, pero Jesús Venció al acusador, venció al enemigo, venció a Azazel demostrando su poder sobre estas fuerzas. El despojó y desarmo a los principados y a las potestades" y "los avergonzó públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:15).
Podemos aplicar esta realidad a nuestras vidas entendiendo que:
1. Tu culpa ha sido llevada lejos. Si estás en Cristo, no hay condenación. Él no solo murió por ti, llevó tu pecado lejos, a un lugar sin retorno.
2. Tu identidad ya no está en lo que fuiste. El pecado fue expulsado. No regreses a buscar lo que Dios ya exilió.
3. La cruz es más que perdón… es victoria espiritual. Hay una guerra invisible. Pero en Cristo, ya ha sido ganada.
El ritual del Día de la Expiación, con sus espacios contrastantes y sus dos machos cabríos complementarios, presentaba una teología visual profunda sobre el problema del pecado y su solución. La expiación completa requería tanto el pago por el pecado (representado por el sacrificio) como la eliminación del pecado (representada por la expulsión). Los dos espacios —el Lugar Santísimo y el desierto— representaban los polos opuestos entre los cuales se desarrollaba esta dramática solución: la pureza divina y el caos impuro.
Jesucristo fusionó y cumplió perfectamente ambos aspectos del ritual en su persona y obra. Como el macho cabrío para Dios, ofreció su sangre como expiación perfecta; como el macho cabrío para Azazel, llevó nuestros pecados fuera del campamento y los removió completamente. Su obra abarcó simultáneamente los dos espacios simbólicos: entró al "Lugar Santísimo celestial" con su sangre expiatoria y experimentó el "desierto" del abandono divino en la cruz.
Este cumplimiento cristológico transforma lo que era un ritual anual repetitivo en una solución definitiva y eterna al problema del pecado, como enfatiza la epístola a los Hebreos: "con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados" (Hebreos 10:14).
Para terminar, Jesús no solo limpió tu pasado… tomó tu vergüenza, tu culpa, tu rebelión… y la llevó lejos. Tan lejos como el oriente del occidente.
Te dejo con esta inquietud… ¿Estás viviendo como alguien que todavía carga con su pecado… o como alguien que ya fue limpiado, perdonado, y libre?
Hasta la próxima semana, si Dios lo permite. Bendiciones.
[1] Heiser, M. S. (2019). El Mundo invisible: Recuperando la cosmovisión sobrenatural de la Biblia (D. Lambert, Ed.; Primera edición). Editorial Tesoro Bíblico.
12 Cabe reseñar que la misma expresión aparece en relación con el diseño del templo (1 Cr 28:19). Véase el capítulo 26.
[2] Heiser, M. S. (2019). El Mundo invisible: Recuperando la cosmovisión sobrenatural de la Biblia (D. Lambert, Ed.; Primera edición). Editorial Tesoro Bíblico.
[3] Heiser, M. S. (2019). El Mundo invisible: Recuperando la cosmovisión sobrenatural de la Biblia (D. Lambert, Ed.; Primera edición). Editorial Tesoro Bíblico.