Levitico, Una Ventana al Corazon de Dios Podcast
Seguramente te estarás preguntando que relevancia tienen las leyes de Levítico para hoy y como se aplican.
En este podcast exploraremos el libro de la Biblia menos leído, poco entendido y controversial en su aplicación para el cristiano de hoy. Tambien nos ayudara a entender que las leyes son expresiones de los valores del dador de la ley.
Cada semana compartire enseñanzas que aprendi de eruditos, rabinos, pastores y amigos que influenciaron mi estudio y entendimiento de Levítico.
Los invito a descubrir cosas maravillosas que contiene este libro.
Si tienes una pregunta, la puedes enviar a podcastdelevitico@gmail.com
A CONTINUACION LES SUGIERO UNA BREVE LISTA DE ALGUNOS
COMENTARIOS QUE RECOMIENDO PARA EL ESTUDIO DE LEVITICO
Levine, B.A. (1989), Leviticus, JPS Torah Commentary (Philadelphia: Jewish Publication Society).
Milgrom, Jacob. (1983), Studies in Cultic Theology and Terminology, Studies in Judaism in Late Antiquity 36 (Leiden: Brill).
Milgrom, Jacob. (2004), Leviticus: A Book of Ritual and Ethics, Continental Commentaries (Minneapolis: Fortress Press).
Tidball, D. (2005), The Message of Leviticus: Free to Be Holy, The Bible Speaks Today (Downers Grove/Leicester: IVP).
Wenham, G. J. (1979), The Book of Leviticus, NICOT (Grand Rapids: Eerdmans).
Morales, L. M. (2015). Who Shall Ascend the Mountain of the Lord?: A Biblical Theology of the Book of Leviticus). NICOT (Apollos; InterVarsity Press).
Rugh, W. W. (1998). Christ in the Tabernacle: Person and work of Jesus Christ. (Woodlawn).
Sacks, Rabbi. Jonathan. (2015). Covenant & Conversation, Volume 3: Leviticus, The Book of Holiness. (Maggid).
Sklar, J. (2014). Leviticus: An Introduction and Commentary. TOTC (Inter-Varsity Press).
Heiser, Michael. S. (2015). The Unseen Realm: Rediscovering the Supernatural Worldview of the Bible. (Lexham Press).
A CONTINUACION LES SUGIERO UNA BREVE LISTA DE ALGUNOS
COMENTARIOS QUE RECOMIENDO PARA EL ESTUDIO DE NÚMEROS
Sacks, Rabbi. Jonathan. (2017). Covenant & Conversation, Volume 4: Numbers, The Wilderness Years. (Maggid).
Milgrom, Jacob. (1989), Numbers, JPS Torah Commentary (Philadelphia: Jewish Publication Society).
Wenham, Gordon, J. (2008). Numbers: An Introduction and Commentary. TOTC (Inter-Varsity Press).
Pakula, M. (2006). Numbers: Homeward Bound. (P. Barnett, Ed). Aquila Press.
Cole, R. D. (2000). Numbers. Vol. 38. (Broadman & Holman Publishers).
Woodall, C. (2023). Messiah in the Mishkan: From Shadow to Substance and Beyond. Wipf and Stock.
Levitico, Una Ventana al Corazon de Dios Podcast
#51.La Rebelión de Coré: Un Afronte a la Autoridad de Dios
En Números 16 presenciamos una de las escenas más dramáticas del desierto: Coré, Datán y Abiram se levantan contra Moisés y Aarón, cuestionando la autoridad que Dios había establecido. Orgullo y envidia se convierten en rebelión, y la tierra misma se abre para juzgar a los rebeldes. Pero en contraste, Aarón se coloca “entre los vivos y los muertos” con un incensario en la mano, deteniendo la plaga y anticipando la obra perfecta de Cristo, nuestro verdadero Mediador.
Este episodio nos confronta con una verdad solemne: rechazar la autoridad de Dios trae destrucción, pero descansar en Cristo nos abre un camino seguro hacia la vida.
Hola amigos, bienvenidos. Gracias por estar aquí para el episodio #51 de “Números: Una Ventana al Corazón de Dios”. Les cuento que me tomé 2 semanas de vacaciones y tuve la bendición de visitar la República Dominicana. Fue una bendición conocer a muchos hermanos en Cristo y disfrutar de su hospitalidad. Gracias por el calor humano, amor y atenciones, por las conversaciones, por las comidas exquisitas, y sobre todo por recordarme que la familia de la fe trasciende fronteras.
Es increíble cómo, sin importar dónde estemos, cuando nos encontramos con otros hijos de Dios hay una conexión inmediata: hablamos el mismo idioma de la gracia, compartimos la misma esperanza en Cristo y experimentamos el mismo gozo de ser parte del cuerpo de Cristo.
Después de este tiempo de descanso y recarga, regresamos al libro de Números.
Recordemos que en el episodio anterior, “Después de la Rebelión: La Gracia en los Mandamientos”, vimos cómo Dios, aún después de la incredulidad de Israel en Cades, les dio mandamientos para recordarles que su promesa seguía en pie. Era un mensaje de esperanza: aunque habían fallado, Dios seguía siendo fiel. Dios persistía en cambiar sus mentes y corazones. Las palabras de Jonathan Sacks cuando se refería a Levítico decían: “El amor necesita la ley y la ley necesita el amor”.
Pero en este episodio, “La Rebelión de Coré: Un Afronte a la Autoridad de Dios”, llegamos a un momento oscuro y dramático. Una rebelión abierta contra la autoridad de Moisés y Aarón, pero en realidad era contra Dios. Este capítulo nos muestra cómo el orgullo y la envidia espiritual pueden llevar a la destrucción y al juicio de Dios. Finalmente, veremos que la intercesión de Aarón pudo detener la plaga evitando la muerte de toda la comunidad.
Hace algunos años, en una iglesia local, el coro se dividió en dos bandos. Todo comenzó porque algunos miembros sentían que no se les daba suficiente reconocimiento en los solos o en las partes más visibles. “¿Por qué siempre canta ella y no yo?”, murmuraban. La envidia creció y pronto ya no era solo un problema de música, sino de corazones.
El pastor trató de mediar, pero la herida se profundizó. Los ensayos se convirtieron en discusiones, las presentaciones en un ambiente tenso, y en lugar de edificar a la congregación, el coro se convirtió en un lugar de división. Finalmente, varios dejaron de participar, y por un tiempo la iglesia perdió un ministerio que había sido de muchísima bendición.
Todo comenzó por un corazón que no aceptó el lugar que Dios le había dado, sino que quería el lugar del otro. Eso es lo que vemos en Números 16. Coré, Datán y Abiram no estaban satisfechos con el rol asignado por Dios, y su envidia se convirtió en rebelión abierta, arrastrando consigo a 250 líderes que también estaban en descontento.
En contraste, Aarón no buscó protagonismo, sino que se ofreció como siervo y mediador. Él mostró que el verdadero liderazgo no se trata de “ser visto”, sino de servir a los demás, incluso cuando no hay aplausos.
Voy a leer el capítulo 16 para que nos podamos familiarizar con su contenido. Leeré de la Nueva Versión Internacional:
Coré, que era hijo de Izar, nieto de Coat y bisnieto de Leví, y los rubenitas Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On, hijo de Pélet, 2 se atrevieron a sublevarse contra Moisés, con el apoyo de doscientos cincuenta israelitas. Todos ellos eran personas de renombre y líderes de la comunidad que habían sido nombrados miembros del consejo. 3 Se reunieron para oponerse a Moisés y a Aarón, y les dijeron:
—¡Ustedes han ido ya demasiado lejos! Si toda la comunidad es santa, lo mismo que sus miembros, y el Señor está en medio de ellos, ¿por qué se creen ustedes los dueños de la comunidad del Señor?
4 Cuando Moisés escuchó lo que le decían, cayó rostro en tierra ante ellos, 5 y respondió a Coré y a todo su grupo:
—Mañana el Señor mostrará quién es suyo y quién es santo. Será él quien declare quién es su escogido, y hará que se le acerque. 6 Coré, esto es lo que tú y tu gente harán: tomarán incensarios 7 y mañana les pondrán fuego e incienso en la presencia del Señor. El escogido del Señor será el que sea santo. ¡Son ustedes, hijos de Leví, los que han ido demasiado lejos!
8 Moisés dijo a Coré:
—¡Escúchenme ahora, levitas! 9 ¿Les parece poco que el Dios de Israel los haya separado del resto de la comunidad para que estén cerca de él, ministren en el santuario del Señor y se distingan como servidores de la comunidad? 10 Dios mismo los ha puesto a su lado, a ti y a todos los levitas, ¿y ahora quieren también el sacerdocio? 11 Tú y tu gente se han reunido para oponerse al Señor, porque ¿quién es Aarón para que murmuren contra él?
12 Moisés mandó llamar a Datán y Abirán, hijos de Eliab, pero ellos contestaron:
—¡No iremos! 13 ¿Te parece poco habernos sacado de la tierra donde abundan la leche y la miel, para que ahora quieras matarnos en este desierto y dártelas de gobernante con nosotros? 14 Lo cierto es que tú no has logrado llevarnos a esa tierra donde abundan la leche y la miel; tampoco nos has dado posesión de campos y viñas. Lo único que quieres es seguir engañando[a] a este pueblo. ¡Pues no iremos!
15 Entonces Moisés, sumamente enojado, dijo al Señor:
—No aceptes la ofrenda que te traigan, que yo de ellos no he tomado ni siquiera un asno ni les he hecho ningún daño.
16 A Coré, Moisés le dijo:
—Tú y tu gente y Aarón se presentarán mañana ante el Señor. 17 Cada uno de ustedes se acercará al Señor con su incensario lleno de incienso, es decir, se acercarán con doscientos cincuenta incensarios. También tú y Aarón llevarán los suyos.
18 Así que cada uno, con su incensario lleno de fuego e incienso, se puso de pie a la entrada de la Tienda de reunión, junto con Moisés y Aarón. 19 Cuando Coré hubo reunido a toda su gente en contra de Moisés y Aarón a la entrada de la Tienda de reunión, la gloria del Señor se apareció ante todos ellos. 20 Entonces el Señor dijo a Moisés y a Aarón:
21 —Apártense de esta gente para que yo la consuma de una vez por todas.
22 Pero Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra y exclamaron:
—Oh Dios, Dios de toda la humanidad:[b] un solo hombre ha pecado, ¿y vas tú a enojarte con todos ellos?
23 Entonces el Señor dijo a Moisés:
24 —Ordénales que se alejen de las tiendas de Coré, Datán y Abirán.
25 Moisés y los ancianos jefes de Israel fueron adonde estaban Datán y Abirán. 26 Entonces Moisés advirtió a la gente:
—¡Aléjense de las tiendas de estos impíos! No toquen ninguna de sus pertenencias para que ustedes no perezcan por los pecados de ellos.
27 El pueblo se alejó de las tiendas de Coré, Datán y Abirán. Los dos últimos habían salido a la entrada de sus tiendas y estaban allí, de pie, con sus esposas y todos sus hijos.
28 Moisés siguió diciendo:
—Ahora van a saber si el Señor me ha enviado a hacer todas estas cosas o si estoy actuando por mi cuenta. 29 Si estos hombres mueren de muerte natural, como es el destino de todos los hombres, eso querrá decir que el Señor no me ha enviado. 30 Pero si el Señor crea algo nuevo, hace que la tierra se abra y se los trague con todas sus pertenencias, de tal manera que desciendan vivos a los dominios de la muerte;[c] entonces sabrán que estos hombres menospreciaron al Señor.
31 Tan pronto como Moisés terminó de hablar, la tierra se abrió debajo de ellos; 32 se abrió y se los tragó, a ellos y a sus familias, junto con la gente y las posesiones de Coré. 33 Bajaron vivos a los dominios de la muerte, junto con todo lo que tenían, y la tierra se cerró sobre ellos. De este modo fueron eliminados de la comunidad. 34 Al oírlos gritar, todos los israelitas huyeron de allí exclamando:
—¡Corramos, no sea que la tierra nos trague también a nosotros!
35 Y los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso fueron consumidos por el fuego del Señor.
Los incensarios
36 El Señor dijo a Moisés: 37 «Ya que ahora los incensarios están consagrados a mí, ordena a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que los retire del rescoldo y que esparza las brasas. 38 Toma los incensarios de aquellos que pecaron a costa de su vida y haz con ellos láminas para recubrir el altar. Ahora están consagrados porque fueron presentados ante el Señor y serán así una señal para los israelitas».
39 Entonces el sacerdote Eleazar recogió esos incensarios de bronce y con ellos mandó hacer láminas para recubrir el altar. 40 Las láminas quedaron allí, como advertencia a los israelitas, para que ninguno que no fuera descendiente de Aarón ni estuviera autorizado se atreviera a ofrecer incienso ante el Señor; de lo contrario, le sucedería lo mismo que a Coré y su gente, tal como el Señor se lo había advertido por medio de Moisés.
Aarón intercede por el pueblo
41 Al día siguiente, toda la congregación de los israelitas volvió a murmurar contra Moisés y Aarón, alegando:
—Ustedes mataron al pueblo del Señor.
42 Como la congregación empezó a amotinarse contra Moisés y Aarón, estos se dirigieron a la Tienda de reunión. De repente la nube cubrió la Tienda y apareció la gloria del Señor. 43 Entonces Moisés y Aarón se detuvieron frente a la Tienda de reunión 44 y el Señor dijo a Moisés:
45 —Apártate de esta gente, para que yo la consuma de una vez por todas.
Ellos se postraron rostro en tierra 46 y Moisés dijo a Aarón:
—Toma tu incensario y pon en él algunas brasas del altar, agrégale incienso y vete corriendo adonde está la congregación, para pedir perdón por ellos, porque la ira del Señor se ha desbordado y una desgracia ha caído sobre ellos.
47 Aarón hizo lo que Moisés dijo y corrió a ponerse en medio de la asamblea. La desgracia de parte de Dios ya había empezado entre el pueblo, así que Aarón ofreció incienso y pidió perdón por el pecado del pueblo. 48 Se puso entre los vivos y los muertos, y así detuvo la plaga. 49 Con todo, catorce mil setecientas personas murieron por la plaga, sin contar las que perdieron la vida por causa de Coré. 50 Una vez que cesó la plaga, Aarón volvió a la entrada de la Tienda de reunión, donde estaba Moisés.
Este capítulo nos relata dos de las diez rebeliones de Israel en el desierto y continúa en capítulo 17 afirmando la elección de Dios de Aarón como sumo sacerdote. Para culminar toda esta serie, el capítulo 18 aclara los deberes del sacerdote y de los levitas.
Vamos a desglosar este capítulo de la siguiente manera:
1. La primera rebelión, Los rebeldes se unen y formalizan su acusación en contra de Moisés y Aarón (vv. 1–3). ¿Quiénes son estos rebeldes? Coré, de la tribu de Leví, primo de Moisés y responsable de los utensilios sagrados cuando se desmantelaban y armaban. Datán y Abiram de la tribu de Rubén, recordemos que Rubén era el primogénito de Jacob y eran líderes tribales. Los 250 jefes de la comunidad eran hombres de renombre y respetados por la comunidad. Números 3:29-32 aclara algunos detalles y dice, “Los clanes coatitas acampaban al sur del santuario. El jefe de la familia patriarcal de los coatitas era Elizafán, hijo de Uziel. Tenían a su cargo el arca, la mesa, el candelabro, los altares, los utensilios del santuario con los que ministraban, y la cortina de la entrada, como también todo lo necesario para su servicio. El jefe principal de los levitas era Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, a quien se designó como jefe de los que tenían a su cargo el santuario.” Resulta que Core, Datan y Abiran estaban ubicados en la parte sur del Tabernáculo en el campamento. Así que no estaban lejos y se podían comunicar. Según éxodo 6:16-24 vemos la genealogía de Levi, el tercer hijo de Jacob y dice, “Según los registros familiares, estos son los nombres de los hijos de Leví, quien vivió ciento treinta y siete años: Guersón, Coat y Merari. Los hijos de Guersón, según sus clanes: Libní y Simí. Los hijos de Coat, quien vivió ciento treinta y tres años: Amirán, Izar, Hebrón y Uziel. Los hijos de Merari: Majlí y Musí. Estos fueron los clanes de Leví, según sus registros familiares. Amirán, que vivió ciento treinta y siete años, se casó con su tía Jocabed, la cual le dio dos hijos, Aarón y Moisés. Los hijos de Izar: Coré, Néfeg y Zicrí. Los hijos de Uziel: Misael, Elzafán y Sitri. Aarón se casó con Elisabet, hija de Aminadab y hermana de Naasón, y ella le dio cuatro hijos: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Los hijos de Coré: Asir, Elcaná y Abiasaf. Estos fueron los clanes de Coré.” Todo esto es importante ya que podremos ver las luchas por el liderazgo que se estaban engendrando en los corazones de los rebeldes.
· Coré no estaba contento con la responsabilidad que se había dado; como hijo mayor de Izar, debía haber sido elegido como líder patriarcal de los coatitas y no su primo Elizafán, hijo de su tío menor, Uziel. Últimamente Coré quería el sacerdocio y acusó a Aarón y a Moisés de haber ido demasiado lejos.
· Datan y Abiram eran rubenitas, descendientes de Rubén, el primogénito de Jacob, y debían tener una responsabilidad prominente. Resulta que ese reconocimiento se le dio a la tribu de Judá, el cuarto hijo de Jacob. Ellos despreciaban el liderazgo de Moisés
· Y 250 príncipes del pueblo se dejaron arrastrar por el descontento
· Por fin, disfrazan su acusación de democracia diciendo—¡Ustedes han ido ya demasiado lejos! Si toda la comunidad es santa, lo mismo que sus miembros, y el Señor está en medio de ellos, ¿por qué se creen ustedes los dueños de la comunidad del Señor?
Como decimos, “se armo la de troya”. Claramente están cuestionando la autoridad de Dios. Su argumento parecía un acto de justicia social, pero no era así. Estaban muy equivocados. Pero detrás de esas palabras había algo más profundo: orgullo y envidia.
Jonathan Sacks citando el Midrash en su comentario de Números dice, “Coré nunca pudo ser un líder porque era incapaz de ser un seguidor. Él no entendía lo que significa obedecer. Una persona así nunca logrará que otros obedezcan.” Antes de que alguien pueda liderar, debe aprender a seguir. El verdadero liderazgo nace de la humildad de someterse primero a la autoridad de Dios, y solo entonces uno puede guiar a otros con fidelidad.
Lo triste es que ellos habían confundido igualdad en dignidad con igualdad de rol. Sí, todo Israel era santo, pero Dios había designado funciones específicas: los sacerdotes para un servicio, los levitas para otro, y los líderes para guiar.
La envidia y el orgullo eran la raíz del problema.
· Envidia: es la tristeza o resentimiento al ver el bien, el éxito o el reconocimiento en otro. No es solo “querer lo que otro tiene”, sino resentirse porque lo tiene él y no yo.
o Proverbios 14:30: “El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia carcome los huesos.”
o La envidia es lo que sintieron los líderes al ver a Moisés y Aarón escogidos por Dios y no ellos.
· Orgullo: es la autoexaltación, ponerme a mí mismo en el centro. El orgullo dice: “Yo merezco más. Yo sé más. Yo debo estar en ese lugar.”
o Proverbios 16:18: “Tras el orgullo viene la destrucción; tras la altanería, el fracaso.”
o El orgullo fue lo que llevó a Coré a desafiar la autoridad de Moisés, porque no aceptaba que Dios había escogido a otro.
Envidia y orgullo son “pecados gemelos”: la envidia se enfoca en otros, el orgullo en mí mismo. Pero juntos producen rebelión y división.
Y se manifiestan de la siguiente manera
· Envidia:
1. Comparación constante: “¿Por qué él sí y yo no?”
2. Minimizar los logros de otros: “Seguramente no es tan capaz.”
3. Alegrarse en secreto cuando al otro le va mal.
· Orgullo:
1. Creer que mi opinión siempre debe prevalecer.
2. Desprecio hacia las autoridades o hacia quienes ocupan un lugar que deseamos.
3. Búsqueda de reconocimiento y poder más que servicio.
Esto es exactamente lo que vemos en Coré, Datán y Abiran.
2. La respuesta de Moisés (VV4-11). Ya hemos visto en otras rebeliones del pueblo que Moisés responde postrándose sobre su rostro, reconociendo que la batalla es de Dios. No respondió defendiendo su posición. Dejo que Dios determinara quién era suyo y juzgara al que no lo fuera. Moisés pidió que prepararan recipientes para quemar incienso para que el Señor eligiera al que Él quisiera. ¡Moisés les dice, “Ustedes levitas son los que han ido demasiado lejos! Moisés les recordaba que ya tenían honor al servir a Dios y acaso también querían el sacerdocio. ¡Moisés dio en el clavo con su afirmación! Y para rematar dijo, “Es en realidad contra el Señor que tú y tus seguidores se revelan.” “Pues, ¿quién es Aaron para que se quejen de él?”
3. La resistencia abierta de Datan y Abiran (VV12-14). Moisés les pidió que se presentaran, pero rehusaron hacerlo. Tergiversaron la realidad diciendo que Moisés los había sacado de Egipto, una tierra donde fluía la leche y la miel, someterlos a su autoridad y matarlos en el desierto. Además, no los había llevado a la tierra que fluía con leche y miel, no les ha dado una patria con campos y viñedos. Ellos lo acusaron de haberlos engañado. Moisés se enojó y le pidió a Dios que no aceptara sus ofrendas de grano, pues eran ofrendas de gratitud. Datán y Abiran muestran el colmo del cinismo: llaman a Egipto “la tierra que fluye leche y miel”. En otras palabras, idealizan su esclavitud como si hubiera sido bendición.
4. El día del juicio divino (vv 16-35). Moisés llama a Core y sus seguidores a que se presenten ante el Señor el siguiente día. Todos prepararon sus incensarios al igual que Aarón. Core incita a toda la comunidad. La presencia del Señor se apareció ante toda la comunidad y le dijo a Aarón y a Moisés que se alejaran de todas las personas para destruirlas. Ambos cayeron rostro en tierra e intercedieron preguntando, ¿Tienes que enojarte con todo el pueblo cuando solo un hombre peca? Dios le contesta diciéndole que aleje a todo el pueblo de las carpas de Core, Datan y Abiram. Moisés declara que, si estos hombres mueren de muerte natural, Dios no lo envió. Pero si la tierra abre su boca y los traga vivos, todos sabrán que menospreciaron al Señor. Y en ese instante, la tierra se abrió y se los tragó a ellos, a sus familias y a todo lo que tenían. Luego, fuego del cielo consumió a los 250 que ofrecían incienso ilegítimamente. La rebelión contra Dios no es un asunto menor. Dios con el juicio declara su autoridad. El rebelde que desafía Su autoridad termina muerto.
5. Los incensarios como señal memorial del juicio (vv. 36–40). Dios ordena que los incensarios de bronce de los hombres que murieron sean martillados y usados como cubierta del altar de bronce. ¿Por qué? Para que sirvan como señal permanente de que nadie puede usurpar el sacerdocio. Dios fue quien lo estableció y decidió quién sería su sacerdote. Lo que comenzó como un acto de juicio se convierte en una advertencia pedagógica. Cada vez que un israelita viera el altar, recordaría que acercarse a Dios en términos propios es peligro mortal.
6. La segunda rebelión: El Pueblo se rebela y formula su acusación contra Moisés y Aarón (vv. 41–50). Increíblemente, al día siguiente todo el pueblo acusa a Moisés y Aarón y comienzan a murmurar diciendo: “¡Ustedes mataron al pueblo del Señor!” ¡Dios intervino! De nuevo la presencia de Dios se manifestó en la crisis. Dios se enciende en ira y una plaga comienza a arrasar la congregación y 14,700 murieron. Aquí vemos una de las imágenes más poderosas de todo el Pentateuco: Aarón, con incienso en su mano, corre al campamento y se coloca entre los muertos y los vivos. El texto dice: “Y cesó la plaga”. La vida de miles fue preservada porque un sacerdote intercedió poniéndose en la brecha.
Y que dice el nuevo testamento:
· Jesús como el Verdadero Sacerdote. El autor de Hebreos nos recuerda en el capítulo 5:4-10 que “Nadie ocupa ese cargo por iniciativa propia; más bien, lo ocupa el que es llamado por Dios, como sucedió con Aarón. Tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino que Dios le dijo: Tú eres mi Hijo; hoy mismo te he engendrado. Y en otro pasaje dice: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec». En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte y fue escuchado por su temor reverente. Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer. Al ser así perfeccionado, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen y Dios lo nombró sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
Aarón fue escogido y confirmado por Dios, no por ambición personal, y en ese sentido apuntaba al sacerdocio perfecto de Cristo. Jesús no se autoproclamó Mesías ni Sumo Sacerdote; fue el Padre quien lo confirmó públicamente: “Este es mi Hijo amado; escúchenlo” (Marcos 9:7). Su autoridad no depende de títulos humanos, sino de la elección divina.
Pero a diferencia de Aarón, cuya intercesión fue limitada, Jesús llevó a cabo la intercesión perfecta: en la cruz, intercedió incluso por sus enemigos diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Él es el Sumo Sacerdote que no solo se puso entre los muertos y los vivos, sino que ofreció su propia vida para detener la muerte eterna por la plaga del pecado.
· La rebelión contra Cristo. La historia se repite. Así como Coré cuestionó a Moisés y Aarón, los fariseos cuestionaron a Jesús. Su pregunta refleja el mismo espíritu de rebelión: “¿Con qué autoridad haces esto?” (Mateo 21:23). Los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos cuestionaron su autoridad.
En el fondo, era el mismo corazón envidioso y orgulloso que no soporta someterse a la autoridad que Dios ha establecido. Rechazaron a Aquel que vino como el verdadero Mediador, y su oposición los colocó en el camino del juicio.
2 Tesalonicenses 1:7-10 dice, “Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles, para castigar a los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús. Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de su glorioso poder, el día en que venga para ser glorificado por su pueblo santo y admirado por todos los que hayan creído, entre los cuales están ustedes porque creyeron el testimonio que dimos.”
Y como podemos aplicarlo a nuestras vidas:
1. Examina tu corazón. ¿Has deseado un lugar o reconocimiento que Dios no te ha dado? La rebeldía contra el orden de Dios es peligrosa.
Santiago 3:16
“Porque donde hay envidias y rivalidades, allí hay confusión y toda clase de malas acciones.”
2. Honra la autoridad que Dios ha puesto. Criticar o menospreciar a los líderes fieles es en realidad rebelarse contra el Señor.
Hebreos 13:17
“Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos a fin de que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse, pues el quejarse no les trae ningún provecho.”
3. Descansa en Cristo, nuestro Mediador. Así como Aarón se colocó entre la vida y la muerte, Jesús se interpuso por nosotros y nos dio acceso seguro a la presencia de Dios.
Hebreos 7:25 (NVI)
“Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.”
La Escritura es clara:
· “Toda autoridad proviene de Dios” (Romanos 13:1).
Aceptar la autoridad que Dios ha puesto en nuestra vida es una señal de confianza en Él. La rebeldía de Coré nos recuerda que rechazar a los líderes fieles no es solo un acto humano, sino un desafío contra el Señor mismo.
Por eso, nuestra respuesta debe ser la humildad, el servicio y la sumisión, no porque los líderes sean perfectos, sino porque reconocemos que detrás de la autoridad legítima está Dios, que gobierna con sabiduría.
Para terminar, quiero dejarte con esta inquietud, ¿Estás viviendo para levantar tu propia voz y protagonismo, o estás confiando en Cristo, el verdadero Mediador, humillándote bajo la poderosa mano de Dios?
Jonathan Sacks dijo, “Cuanto menos hay de uno mismo como siervo de Dios, más hay de Dios.”
Hasta la próxima semana, si Dios lo permite. ¡Dios los bendiga!