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La Rusia de Putin – Golpe constitucional: ¿Cómo se aseguró Putin el poder hasta 2036?

4min Episode 106

¿Cómo un simple oficial de la KGB se convirtió en uno de los líderes más poderosos y controvertidos del mundo? En esta serie especial del pódcast 4 Minutos, seguimos de cerca el ascenso al poder de Vladímir Putin, desde su infancia en el Leningrado soviético hasta su carrera en los servicios de inteligencia y los momentos clave de su gobierno que transformaron a Rusia y al mundo. ¿Qué eventos moldearon su política? ¿Cuáles son las raíces del conflicto actual? ¿Y qué le depara el futuro a Rusia?

Acompáñanos en esta fascinante serie para entender cómo surgió la Rusia de Putin. 🎙️

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Bienvenidos a un nuevo episodio de nuestra serie La Rusia de Putin. En esta entrega, analizamos un punto de inflexión en la historia moderna de Rusia: el año 2020, cuando Vladímir Putin modificó la constitución rusa para abrirse el camino a permanecer en el poder hasta 2036. Muchos calificaron esta maniobra como un golpe silencioso que eliminó los últimos restos de control democrático.

Putin lleva en el poder de forma continua desde el año 2000, ya sea como presidente o como primer ministro. Tras dos mandatos entre 2000 y 2008, la constitución le impedía postularse nuevamente. Entonces intercambió cargos con Dmitri Medvédev y más tarde regresó a la presidencia, esta vez con mandatos extendidos de seis años. En 2020 dio el siguiente paso: una enmienda a la constitución.

Oficialmente, se presentó como un “paquete de reformas” para modernizar el marco legal del país. Incluía, entre otras cosas, la garantía de un salario mínimo, referencias a la fe en Dios y la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero el punto más crucial estaba oculto en un apartado técnico: el reinicio del conteo de los mandatos presidenciales de Putin. Esto le permite postularse para dos nuevos mandatos y mantenerse en el poder hasta 2036, cuando tendría más de 80 años.

La votación se llevó a cabo mediante un referéndum nacional, pero estuvo plagada de irregularidades. No hubo observación internacional, la oposición tuvo un acceso casi nulo a los medios, y se denunciaron miles de casos de presión sobre empleados públicos, fraude electoral y boletas rellenadas previamente. Varias organizaciones independientes calificaron los resultados de poco fiables. Oficialmente, más del 78 % votó a favor con una participación superior al 65 %. Pero en un país donde los medios están controlados y la oposición debilitada, resulta difícil saber dónde acaba la voluntad popular y dónde comienza el espectáculo organizado.

El propio Putin había declarado en repetidas ocasiones que no aspiraba al poder vitalicio. En el pasado dijo que “solo un dictador se aferra al poder para siempre” y que “todo sistema sano necesita alternancia”. Por eso fue aún más impactante cuando firmó una reforma que le permite permanecer 16 años más en el poder. Este paso de líder temporal a gobernante de facto vitalicio demuestra una estrategia calculada: debilitar a la oposición, controlar los medios, cambiar las reglas y consolidar el poder absoluto.

Para entonces, ya no existía en Rusia una oposición política con fuerza real. Los candidatos independientes eran sistemáticamente excluidos de las elecciones por errores formales o eran calificados como “agentes extranjeros”. Las protestas públicas eran limitadas, y quien se manifestaba arriesgaba multas, prisión o consecuencias peores. Internet estaba cada vez más censurado, y la propaganda estatal promovía la idea de que la estabilidad era más importante que la libertad.

Un detalle revelador fue que muchos de los que antes se presentaban como liberales o reformistas votaron a favor de las enmiendas. Sectores del Parlamento que solían representar una oposición simbólica apoyaron el cambio. Quienes no estuvieron de acuerdo fueron silenciados o forzados al exilio.

La reforma constitucional de 2020 no fue solo un acto legal: fue una declaración de poder. Dejó claro que el régimen quiere perpetuarse y que Putin está decidido a completar su proyecto histórico: restaurar la grandeza de Rusia, incluso a costa de las libertades individuales. Esta reforma sentó las bases para lo que vendría después: una represión más intensa y la preparación para la guerra.

En el próximo episodio veremos cómo Putin utilizó la propaganda, la educación, los medios y el ejército para militarizar la sociedad rusa. Cómo cambió el lenguaje público y por qué ya en ese momento era evidente que Rusia se preparaba para una confrontación.

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Gracias por escucharnos — nos reencontramos pronto en La Rusia de Putin.