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La Rusia de Putin – Educación para la guerra: ¿Cómo militarizó el régimen a la sociedad y reescribió la historia?

4min Episode 107

¿Cómo un simple oficial de la KGB se convirtió en uno de los líderes más poderosos y controvertidos del mundo? En esta serie especial del pódcast 4 Minutos, seguimos de cerca el ascenso al poder de Vladímir Putin, desde su infancia en el Leningrado soviético hasta su carrera en los servicios de inteligencia y los momentos clave de su gobierno que transformaron a Rusia y al mundo. ¿Qué eventos moldearon su política? ¿Cuáles son las raíces del conflicto actual? ¿Y qué le depara el futuro a Rusia?

Acompáñanos en esta fascinante serie para entender cómo surgió la Rusia de Putin. 🎙️

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Bienvenidos a un nuevo episodio de nuestra serie La Rusia de Putin. En esta entrega nos centraremos en un proceso que durante mucho tiempo fue subestimado, no solo en Occidente, sino también dentro de la propia Rusia: la lenta y sistemática militarización de la sociedad rusa y la reescritura de la historia dirigida por el Estado. No se trata solo de libros escolares, sino de un sistema completo de herramientas de influencia: desde los medios de comunicación y la cultura popular hasta organizaciones juveniles diseñadas para formar a un “nuevo ciudadano ruso”: leal, fuerte, obediente y dispuesto a morir por la patria.

Desde el inicio de su presidencia, Vladímir Putin entendió que controlar el pasado es controlar el futuro. En 2021 firmó una ley que prohíbe “difamar la memoria” de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, lo que incluye cualquier mención al pacto Molotov-Ribbentrop, la invasión a Polonia o la masacre de Katyn. Hoy en Rusia, la historia no se cuenta como fue, sino como el régimen quiere que sea contada.

En los últimos años, las escuelas rusas han sufrido cambios profundos. Los libros de historia se han reescrito para glorificar el poder del Estado y el papel de Rusia como “libertadora del mundo del fascismo”. La represión soviética, los gulags y las hambrunas artificiales han sido minimizados o eliminados por completo. Desde septiembre de 2023, todas las escuelas están obligadas a impartir educación patriótica. A los estudiantes se les muestran videos sobre la gloria militar, aprenden el himno nacional, saludan como soldados e incluso, en algunas regiones, reciben entrenamiento básico con armas.

Un ejemplo impactante es la organización juvenil Yunarmiya, una especie de versión moderna de los pioneros soviéticos creada por Putin. Cuenta con más de un millón de miembros entre 8 y 18 años. Llevan uniformes, juran lealtad, participan en desfiles militares y aprenden a disparar. En su sitio web oficial proclaman con orgullo: “Estamos formando defensores de la patria” —y esa frase se toma al pie de la letra. En algunas regiones, la participación es obligatoria; en otras, se ofrece como una ventaja para ingresar a la universidad.

Pero el objetivo no son solo los niños. También se apunta a la población adulta. En la televisión rusa se transmite una campaña constante donde cualquier crítica se presenta como traición, y cualquier punto de vista occidental como un “ataque a los valores rusos”. Los programas de televisión, las series, los debates e incluso los anuncios publicitarios están impregnados de símbolos militares, glorificación del ejército y una visión del mundo dividida entre “nosotros y ellos”. Los profesores disidentes son despedidos, los periodistas críticos desaparecen y el internet —antes refugio para el pensamiento libre— está cada vez más censurado.

Un papel clave lo ocupa el concepto de “lucha contra el nazismo” —un término que el Kremlin utiliza como excusa universal para cualquier acción militar. Cuando las tropas rusas invadieron Ucrania en 2022, la operación fue presentada al público como una “desnazificación”, a pesar de que Ucrania tiene un presidente judío y no existe un movimiento nazi significativo. Pero ese discurso encajaba perfectamente en años de propaganda que pintaron a Occidente y a Ucrania como amenazas, y a Rusia como defensora de la justicia.

En Occidente, esta tendencia fue ignorada durante mucho tiempo. Muchos analistas veían en Putin a un autócrata pragmático, no a un líder mesiánico que preparaba a su país para un largo conflicto civilizacional. Ya en 2015, los libros escolares rusos fueron modificados para presentar a la OTAN como una amenaza y para promover el valor de la fuerza militar. En algunas escuelas colgaban carteles con frases como “El ejército es nuestro orgullo” y “Defender es un honor”. En TikTok, circulaban videos donde niñas en uniforme recitaban poemas patrióticos sobre Putin mientras los niños entrenaban con rifles.

Hoy en día, la sociedad rusa vive en un entorno donde la guerra no es una excepción, sino la norma. Los niños aprenden que el heroísmo significa morir en el campo de batalla. Las madres de los soldados caídos son celebradas públicamente como “madres de héroes”. Y aquellos que se atreven a cuestionar la guerra son silenciados, perseguidos o forzados al exilio. El régimen creó la justificación ideológica de la guerra mucho antes de que comenzaran los combates.

En el próximo episodio analizaremos el momento en que toda esta preparación se convirtió en acción: el día en que el ejército ruso cruzó la frontera y comenzó el mayor conflicto militar en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
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Gracias por escucharnos. Nos reencontramos muy pronto en otra entrega de La Rusia de Putin.