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La Rusia de Putin – El eje oriental: ¿Cómo busca Moscú nuevos aliados fuera de Occidente?

4min Episode 114

¿Cómo un simple oficial de la KGB se convirtió en uno de los líderes más poderosos y controvertidos del mundo? En esta serie especial del pódcast 4 Minutos, seguimos de cerca el ascenso al poder de Vladímir Putin, desde su infancia en el Leningrado soviético hasta su carrera en los servicios de inteligencia y los momentos clave de su gobierno que transformaron a Rusia y al mundo. ¿Qué eventos moldearon su política? ¿Cuáles son las raíces del conflicto actual? ¿Y qué le depara el futuro a Rusia?

Acompáñanos en esta fascinante serie para entender cómo surgió la Rusia de Putin. 🎙️

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En este episodio analizamos cómo la política exterior de Rusia ha cambiado en los últimos años, alejándose de sus lazos tradicionales con Occidente para buscar activamente nuevos socios en China, India, Irán, África, América Latina y otras regiones que en conjunto se conocen como el Sur Global. Desde el estallido de la guerra en Ucrania en 2022 y la dura respuesta occidental con sanciones e aislamiento diplomático, para Vladímir Putin se ha vuelto crucial encontrar nuevos aliados, socios comerciales y respaldos políticos. Este giro geopolítico no es solo una táctica temporal, sino un cambio estructural: Rusia intenta redefinir su imagen global y su papel en el orden internacional.

El actor más importante en esta nueva estrategia es China. La relación entre Pekín y Moscú se ha profundizado notablemente en los últimos años. Aunque ambos países tienen trayectorias históricas e ideológicas distintas, comparten un objetivo común: oponerse a la hegemonía estadounidense y promover un mundo multipolar donde no exista una única superpotencia. China se ha convertido en el mayor comprador de petróleo y gas ruso, además de un socio clave en el ámbito tecnológico y diplomático. Durante la guerra en Ucrania, China ha mantenido una postura oficialmente neutral, pero en la práctica ha continuado comerciando con Rusia y se ha negado a sumarse a las sanciones occidentales. Pekín también respalda algunos de los discursos rusos, como las críticas a la OTAN y las supuestas provocaciones de Occidente.

Sin embargo, está claro que en esta relación China tiene la ventaja. Rusia, que históricamente buscaba ser una potencia igualitaria, se encuentra ahora en la posición de socio más débil, vendiendo materias primas a precios reducidos a cambio de componentes industriales básicos y apoyo político. En áreas como la infraestructura digital y las tecnologías de vigilancia, Rusia ya empieza a imitar el modelo chino.

Más allá de China, Moscú también está fortaleciendo sus vínculos con otros países fuera del bloque occidental. India ocupa una posición única: es una democracia que colabora con Estados Unidos y Europa, pero que también mantiene vínculos históricos en los ámbitos militar y energético con Rusia. Durante la guerra en Ucrania, India no condenó la invasión, siguió comprando petróleo ruso y adoptó un enfoque pragmático y orientado a sus propios intereses económicos. Para Putin, resulta estratégico que una economía en ascenso como la india siga considerando a Rusia como un socio relevante, aunque sea por razones prácticas.

Otra dirección prioritaria en la política exterior rusa es Oriente Medio, especialmente Irán. Ambos países están sometidos a sanciones occidentales, ambos tienen regímenes autoritarios y comparten su rechazo a la influencia global de Estados Unidos. La cooperación entre Moscú y Teherán ha tomado formas concretas: desde el intercambio de armas hasta la coordinación militar en Siria. Irán ha suministrado drones de combate a Rusia, usados en Ucrania, mientras que Rusia ha ofrecido apoyo técnico militar y respaldo político al régimen iraní. Esta alianza, nacida del aislamiento compartido y la enemistad hacia Occidente, representa un nuevo tipo de asociación estratégica.

Rusia también trata de aumentar su influencia en África, América Latina y el sudeste asiático. En África, combina iniciativas diplomáticas, contratos militares y el despliegue de grupos paramilitares como el Grupo Wagner para fortalecer su presencia. En países como Malí, República Centroafricana o Sudán, Rusia se presenta como una alternativa de seguridad sin las condiciones occidentales relacionadas con los derechos humanos. En América Latina, retoma lazos históricos con países como Venezuela, Cuba o Nicaragua, ofreciéndoles apoyo económico y militar a cambio de lealtad en foros internacionales como la ONU.

Occidente a menudo subestima la profundidad y el alcance de estas relaciones. Para muchos países del Sur Global, la guerra en Ucrania no es “su” guerra. La perciben como un conflicto entre potencias blancas que no responde a sus intereses. La propaganda rusa explota activamente esta visión, presentando a Moscú como defensor de la soberanía nacional frente al Occidente colonialista e hipócrita. Este discurso encuentra eco en gobiernos y poblaciones con una desconfianza histórica hacia las potencias occidentales.

Así, Rusia busca participar en la transformación del sistema internacional, creando espacio para regímenes autoritarios, rutas comerciales alternativas y nuevas alianzas geopolíticas. Este proceso no está exento de dificultades: la dependencia de China crece, muchas de estas relaciones son inestables y utilitarias. Aun así, se trata de una estrategia clave para sobrevivir al aislamiento y mantener su estatus como potencia global en un mundo que cambia más rápido que nunca.

Gracias por escucharnos.