4min Podcast (Español)

Narrativas Rusas: Historia gloriosa como arma

4min Episode 129

Una miniserie especial del pódcast 4 Minutos revela cómo la Federación Rusa usa las palabras como armas. Nos enfocamos en las narrativas: historias que transforman la percepción de la realidad, dividen a la sociedad y debilitan la confianza en las instituciones democráticas. Paso a paso, analizamos cómo surgen estas historias, por qué funcionan y cómo resistirlas. Cada episodio dura unos cuatro minutos y se centra en un relato, afirmación o forma de manipulación concreta. Una serie para quienes quieren entender cómo se libran las guerras modernas – sin balas, con palabras. 

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En el episodio de hoy de la miniserie Narrativas rusas, nos centraremos en una de las herramientas más poderosas de la propaganda: el pasado. Mientras que en muchos países la historia sirve principalmente para aprender y reflexionar, en Rusia se utiliza con frecuencia como un arma activa. Concretamente, veremos cómo la famosa victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial —conocida en Rusia como la Gran Guerra Patriótica— se reinterpreta, simplifica e instrumentaliza continuamente para justificar objetivos políticos actuales, movilizar a la población y legitimar acciones geopolíticas.

La Gran Guerra Patriótica ocupa un lugar especial en la memoria colectiva rusa. No es simplemente un capítulo histórico, sino un pilar fundamental de la identidad nacional. La victoria sobre la Alemania nazi en 1945 se presenta como un triunfo de la justicia, el coraje y el sacrificio. Por eso, el régimen recurre con tanta frecuencia a esta narrativa: porque une a la sociedad, despierta orgullo y lealtad, y genera emociones que son esenciales para la legitimación del poder.

El Estado ruso cultiva activamente esta memoria. El desfile militar anual en la Plaza Roja no es solo una conmemoración: es un ritual político. El equipo militar, los uniformes, los símbolos y la música evocan la idea de que Rusia no solo venció en el pasado, sino que está lista para luchar hoy. Esta simbología se utiliza para justificar acciones militares actuales, ya sea contra Ucrania o contra lo que se percibe como la amenaza de la influencia occidental.

Uno de los ejemplos más evidentes de esta narrativa es la supuesta "desnazificación" de Ucrania. Desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, este término se repite sistemáticamente en los canales oficiales rusos. Se trata de una palabra elegida cuidadosamente que apela directamente a la memoria histórica y provoca una fuerte carga emocional. Etiquetar a Ucrania como "nazi" o "fascista" basta para justificar moralmente cualquier intervención militar. Así, el conflicto ya no se ve como una guerra contemporánea, sino como una continuación del combate eterno contra el mal.

Sin embargo, este enfoque ignora por completo la complejidad de la realidad actual. Ucrania es una democracia pluralista cuyo presidente es judío y de habla rusa. Aun así, la propaganda rusa omite estos hechos y se enfoca en símbolos y simplificaciones. Su poder reside en la carga emocional de la memoria —y es precisamente eso lo que el régimen explota. La guerra ya no es una cuestión del presente, sino una prolongación de una lucha mítica.

La historia no se narra aquí para ser comprendida, sino para ser controlada. El currículo escolar ruso se adapta para enfatizar el heroísmo, el sacrificio y la victoria, siempre dentro del marco aprobado por el Estado. Las perspectivas críticas, las discusiones sobre los crímenes soviéticos o las relaciones históricas complejas con Occidente se silencian o prohíben directamente. Lo que queda es una visión selectiva del pasado: una historia de victoria, gloria y una nación invencible con el derecho histórico de defenderse.

Este "mito de la victoria" también impregna la vida cotidiana. Uniformes, recuerdos, canciones patrióticas, películas y carteles crean un entorno en el que el heroísmo y la lealtad no son solo virtudes, sino expectativas sociales. Quien cuestiona la versión oficial está rompiendo la unidad. Y quien rompe la unidad se convierte en sospechoso. La historia deja de ser memoria colectiva y se transforma en un mecanismo de control.

Lo más preocupante es que esta arma histórica también se exporta al extranjero. Los diplomáticos y medios rusos mencionan con frecuencia el papel de la URSS en la derrota del nazismo como una especie de mandato moral para intervenir en la política global actual. Las críticas al régimen ruso se presentan como una ofensa a la memoria de los caídos. En casos extremos, incluso se afirma que Europa ha olvidado quién la salvó. Así, la memoria se convierte en munición retórica.

Por eso es tan importante hablar de estas narrativas. No para cuestionar el verdadero heroísmo de quienes lucharon y murieron en la Segunda Guerra Mundial, sino para distinguir entre la memoria genuina y su abuso propagandístico. Entre el respeto y la manipulación. Entre una historia verídica y un marco ideológico que intenta encerrar el presente en el pasado.

Gracias por escuchar este nuevo episodio de la serie Narrativas rusas. El miércoles volveremos con un nuevo capítulo sobre una de las narrativas más repetidas en el discurso oficial ruso: la OTAN como amenaza número uno. Exploraremos cómo se utiliza la frase "la OTAN se acerca a nuestras fronteras", y cómo se explotan el miedo, los resentimientos históricos y la memoria de la Guerra Fría para crear una constante sensación de peligro.

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Nos escuchamos en la próxima entrega — y gracias por acompañarnos.