Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

419. La iglesia de Santo Domingo (Leyenda Cartagena de Indias)

January 25, 2023 Juan David Betancur Fernandez Season 5 Episode 57
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
419. La iglesia de Santo Domingo (Leyenda Cartagena de Indias)
Show Notes

Había una vez en una de las más bellas ciudades del planeta llamada Cartagena de Indias, por allá en en siglo XVI una iglesia que se había erigido en honor a Santo Domingo por la orden religiosa de los dominicos, en lo que antes se conocía como la plazuela de la Yerba. La iglesia construida en madera y paja entre 1534 y 1539 era la primera iglesia de la ciudad recién fundada. La primitiva iglesia servía de culto a los pocos habitantes de la Cartagena de Indias, pero extraños acontecimientos comenzaron a suceder  y lo que era la iglesia sufrió de un incendio que la destruyo. Durante años los habitantes recogieron los recursos necesarios para reconstruir la iglesia en lo que hoy se conoce como la plaza de santo domingo. 

 

La iglesia comenzó a ser construida en piedra en el año 1579 y se planeó con dos magnificas torres igualmente de piedra. 

 

Dice la leyenda que después de ser terminada el diablo comenzó a sentir envidia de aquella altas torres que se alzaban majestuosas como un tributo a Dios y que una noche lluviosa se sintió un gran remesón en la iglesia, los dominicos que vivían en el claustro adjunto a la iglesia se asomaron y vieron una enorme figura oscura que se había había aferrado a una de las torres y con gran poder intentaba derribarla. Los dominicos comenzaron a orar y pedirle a Dios que protegiera su iglesia y no permitiera que ese demonio derribara la torre. 

 

Después de varias horas de lucha entre las oraciones de los religiosos y el poder del maligno, este solamente alcanzo a girar un poco la torre en su eje y por esto hasta el día de hoy la torre se ve levemente girada si se le compara con la fachada principal. 

 

Frustrado y derrotado por las oraciones de los monjes dominicos, el demonio salto de la torre hacia el pozo de agua que hay en la plaza y allí se internó entre las aguas de aquella fuente de agua tan necesaria para los habitantes del pueblo. 

 

Inmediatamente, el agua que antes era clara y limpia se tornó nauseabunda y de el pozo comenzó a salir un olor a azufre que hasta el día de hoy se conserva. 

 

Se dice que la iglesia quedo muy averiada por el intento del demonio de tumbar las torres y que después de aquella noche, los dominicos se dieron cuenta que una de las paredes que daba a la calle se había deteriorado y amenazaba con caerse. De urgencia llamaron a los arquitectos de la época que siguiendo los cánones de la época optaron por construir los pilares laterales que todavía tiene la pared y que los cartageneros llamaron estribos. La calle aledaña a la pared se llamaba anteriormente la calle de nuestra señora de la luz, pero cuenta la leyenda que un par de señoras en una noche oscura mientras recorrían la calle oyeron una voz misteriosa que les decía que la calle debía llamarse callejón de los estribos. Las señoras corrieron y contaron asustadas lo que oyeron y siendo Cartagena un aún un pueblo pequeño todo el mundo se enteró y todos comenzaron a llamar la calle como callejon de los estribos, nombre que hasta el día de hoy conserva. 

 

Pero allí no terminan las penurias de la iglesia, Años después del incidente con el demonio, otro demonio llego a asolar a Cartagena. En el año 1586 El pirata Francis Drake llego a las costas cartageneras dispuesto a saquear la rica ciudad que almacenaba gran parte del oro extraído de las tierras americanas. La batalla de Cartagena por parte de Drake tuvo como consecuencia que múltiples cañonazos golpearon la hasta el momento más alta estructura de la ciudad. La torre que no había sido afectada por el demonio cayo como efecto del cañoneo constante y la pared que la sostenía resistió gracias a los estribos que le habían puesto anteriormente. 

 

Por esta razón, la iglesia de santo domingo no tiene sino una sola torre y la que tiene esta girada levemente. 

 

La i