La Voz de César Vidal
Si buscas información sin filtros, análisis profundo y el mejor contenido sobre actualidad política, económica y cultural, La Voz de César Vidal es tu programa.
📌 Cada día, contenidos exclusivos:
✅ El Editorial de César Vidal: El momento más esperado del programa. Considerado en su día como el mejor instante de la radio española, sigue siendo hoy más vigente y candente que nunca. No hay mejor análisis político y social en ningún otro medio en español.
✅ Las Noticias del Día: El mejor boletín de noticias con la información que otros medios silencian, el análisis sin concesiones de César Vidal y la rigurosa información de María Durán.
✅ Despegamos con Lorenzo Ramírez – Todos los días el mejor análisis de economía y geopolítica mundial.
✅ Lunes: Así fue España, la mejor serie sobre la historia de España jamás emitida, con César Vidal y Lorenzo Ramírez. Además, mejora tu dominio del idioma con Palabras al Aire junto a Sagrario Fernández Prieto.
✅ Martes: Repaso sin concesiones a la economía en La Economía que se fue con el incomparable Roberto Centeno.
✅ Miércoles: Salud física en Vida Sana con Elena Kalinnikova y salud mental en La Psicoteca con Miguel Ángel Alcarria.
✅ Jueves: Descubre lo mejor de la literatura en La Biblioteca con Sagrario Fernández Prieto y acompaña a César Vidal en El Punto Nemo, donde cada semana hacemos desaparecer a los indeseables de nuestra sociedad.
✅ Viernes: Candilejas: La entrevista más esperada de la semana con una eminencia del mundo de la música, el teatro, el arte, la política o la sociedad. Solo César Vidal sabe hacer entrevistas así.
💡 No hay otro programa igual en ningún medio en español.
📺 Disfruta del programa en https://www.cesarvidal.tv/ con antelación respecto a su publicación en el resto de plataformas y sin publicidad.
La Voz de César Vidal
Así fue España: El Cid (XV): La caída de Ben Yehhaf - 01/12/25
Con César Vidal y Lorenzo Ramírez.
https://www.cesarvidal.tv/asi-fue-espana/videos/el-cid-xv-la-caida-de-ben-yehhaf-01-12-25
En este episodio de Así fue España, César Vidal y Lorenzo Ramírez continúan la apasionante narración del gobierno del Cid Campeador en Valencia tras su espectacular victoria en Cuarte. El capítulo profundiza en cómo Rodrigo Díaz de Vivar asumió no solo el control de la ciudad, sino también la obligación de impartir justicia por el asesinato de Al-Qadir, antiguo régulo y vasallo suyo.
A través de una investigación casi “CSI medieval”, el Cid persigue al principal sospechoso: el cadí Ben Yehaf. La búsqueda del célebre ceñidor de la sultana Zobeida y otras joyas conduce a una compleja trama de ocultamientos, registros, traiciones y torturas que desemboca en un juicio histórico y en una ejecución que los cronistas musulmanes transformaron en un poderoso instrumento propagandístico contra el Campeador.
El relato aborda también la posterior revuelta de parte de la población musulmana de Valencia, la dura represión que siguió y cómo aquel estallido cambió para siempre las condiciones de la convivencia en la ciudad. El Cid reforma la capitulación inicial —mucho más generosa que la aplicada en Toledo por Alfonso VI— y establece un modelo político y fiscal que marcaría precedentes para futuros reinos cristianos.
Finalmente, el episodio analiza el impacto de estos hechos en la política de los Almorávides, la creciente obsesión de Yusuf por recuperar Valencia y el modo en que la figura del Cid se consolida como señor de facto, aunque siempre reconociendo la autoridad suprema del rey Alfonso.
Un apasionante recorrido por uno de los momentos más intensos y menos conocidos del gobierno del Cid en Valencia, antes de que la sombra de los Almorávides vuelva a proyectarse sobre las murallas del Levante.
As if service y Lorenzo Ramírez.
SPEAKER_01:Estamos de regreso y estamos de regreso para dar inicio a ese programa Doble y Sesión Continua que todos los lunes tenemos en la voz dedicado a la cultura hispánica. Como siempre, empezaremos con la historia, con el Asífo España, para contarles esa historia que se pasa por alto, que se oculta, que se tergiversa, que en muchas ocasiones se sepulta. Y ahí se queda con nosotros unos minutillos más, don Lorenzo Ramírez. Muy buenas noches de nuevo, don Lorenzo.
SPEAKER_02:Buenas noches, entonces, a recuperándome del despegamos, que como siempre ha sido. Ha sido el campeonato.
SPEAKER_01:Sí, pues después de volar le va a tocar a usted subirse a caballo. O sea que no crea.
SPEAKER_02:Aquí voy de escudero fiel, porque la verdad es que iba como una moto. Empezamos los lunes siempre tremendamente. Siempre.
SPEAKER_01:Es verdad, es verdad. Bueno, y después de este Así fue España, ya saben ustedes que tenemos las palabras al aire de doña Sagrario Fernández Prieto, por eso de que el español es el legado mayor que ha dejado España al acervo común de la humanidad. Y bueno, con sus palabras al aire, todas las semanas, doña Sagrario intenta que hablemos, que escribamos un poquito mejor el español. Pero de momento estamos en el así fue español. ¿Por dónde íbamos, Don César? ¿Por dónde íbamos? Bueno, íbamos porque el Cid efectivamente ha reconquistado Valencia, ha derrotado, pero de una manera espectacular, en la batalla de Cuarte a los Almorávides, y ahora toca gobernar. Y es que en un momento determinado el Cid ya controla Valencia y no solo es cuestión de gobernar, es cuestión de hacer justicia, porque la gente recordará, lo relatamos hace algunas semanas, cómo Alcádir, el que era rey de Valencia, había sido asesinado. Y como se daba la circunstancia de que Alcadir era una especie de vasallo del Cid, el Cid no tenía más remedio que hacer justicia. Tenía que buscar a los asesinos de Alcadir y tenía que castigarlos. ¿Cómo se podía saber quién había matado a Alcádir? Dirán algunos, en una época en que no había, por supuesto, ni análisis de ADN, ni existían tampoco las huellas dactilares, ni cosa parecida. Bueno, pues el sistema era encontrar lo que se llamaba el corpus delicti, es decir, el cuerpo del delito, es decir, unas pruebas que incriminaran totalmente al culpable. En este caso, las pruebas existían. Era el famoso ceñidor de la sultana Zobeida y otras joyas que en su día hablamos de ellas. CSI Medieval, en este caso, ¿no? Podríamos decir. Exactamente, exactamente. El que se hubiera apoderado del famosísimo y legendario seguidor de Zobeida y además tuviera otras joyas, pues hombre, era el que había matado al Cáliz. ¿Cuál era el primer sospechoso? Hombre, el primer sospechoso era Benjehav. Benjehav, que como todo el mundo sabe, era un personaje siniestro que había tenido que ver mucho con eso. Pero claro, la casa de Ben Yehav la registraron y, como no podía ser menos, no encontraron ni el ceñidor de la sultana Zoveida, ni cosa que pareciera semejante.
SPEAKER_02:Este había sido un Cadith, un Cadí, ¿no? Un juez, ¿no?
SPEAKER_01:Ya Cadí en ese momento lo había confirmado como Cadí el Cid, por eso de no crear más discordias, pero vamos, Gustarle no le gustaba, tenía muy claro que detrás de la muerte de Alcádir estaba Ben Yehaff y, bueno, pues era matar dos pájaros de un tiro. Claro, cuando se produce el registro de la mansión de Ben Yehaff en Valencia, no aparece nada, cosa lógica. Es decir, los ladrones como los Puyol, generalmente el dinero no lo dejan en Barcelona. Ben Yehaff lo iba a dejar en Valencia a buenas horas, vio dónde se lo llevaba. Y claro, aquí inmediatamente el Cid dijo: Bueno, esto tiene que estar o en el castillo de Holocau o en el castillo de Segorbe. Porque Alcádir se había llevado allí, había enviado buena parte del tesoro de Valencia y de las joyas, y lo más seguro es que estuviera ahí. Claro, inmediatamente el Cid envía mensajes a los Alcaides de los castillos de Holocau y Segorbe para que le entreguen lo que le pertenece. Y el Alcaide de Holocau dice que ni hablar, que eso de dárselo, que sí, que según los términos de la capitulación de Valencia le pertenecería al Cid, pero que ni lo sueñen, ni mucho menos. Respuesta del Cid, hombre, el Cid ataca el castillo de Holocau, lo toma, hace un reparto equitativo entre sus mesnadros de los bienes de Alcádir que había allí, pero, pero, mire usted, el tesoro personal objeto de la pesquisa, que incluía el valiosísimo ceñidor de la sultana Zoveida, no estaba. Y efectivamente, en ese momento el Cid dice, bueno, porque aquí esto quien lo va a tener es Benjehav. Aquí no cabe la menor duda de que efectivamente quien lo tiene es Benjehav, que no lo tendrá en casa, no lo tendrá en un armario de casa, pero este lo tiene, pero vamos, más que claro, escondido. En un momento determinado, los moros de Valencia van a la audiencia habitual que tenían con el CID en el Palacio de Villanueva, y este les dice que le tienen que entregar inmediatamente a Ben Yehav. Y claro, aquí efectivamente la situación es una situación delicada porque Ben Yehav seguía siendo Cadí, porque tenía partidarios, porque disfrutaba todavía de un peso dentro de Valencia, y entonces aquí los moros ilustres deciden pedir consejo de lo que tienen que hacer. Aceptamos lo que nos pide el Cid, buscamos poner en marcha maniobras dilatorias, le decimos que no, ¿qué hacemos? Y entonces se reunieron con el almoharife del Cid, que era un moro que se llamaba Benadus. Benadus, porque era un hombre que era de su misma religión, que efectivamente estaba más cercano a ellos que el Cid, y que les iba, desde luego, a aconsejar. Y Benadus lo que les dice es, vamos a ver, lo que hizo Ben Yehaf, ya sabemos que está muy mal, es decir, todos sabemos que es el que ha estado detrás del asesinato de Al-Qadir. Además, en este momento, quien manda es el Cid, y lo prudente, más por prudencia que por justicia, más por conveniencia que por equidad, es que le entreguéis a Ben Yehav, juzguéis a Ben Yehav y se acabó. Y además, y esto es muy interesante de lo que pensaba Ben Abdus, que era el almoharife del Cid, el Cid es un tipo que va para viejo. Es decir, contemporizar todo lo que podáis ahora, que efectivamente se puede contemporizar, llevaos bien con él, porque a este le deben de quedar, hombre, dos noticiarios no, pero más allá de cuatro o cinco, no. Hay que decir, en honor a la verdad, que el Cid tenía 52 años entonces. Hombre, hoy en día 52 años es una edad más que juvenil. Evidentemente en el año 1095 no lo era, era una edad relativamente avanzada, pero hay que tener en cuenta que al CID lo habían herido en varias ocasiones. En el momento en el que le dieron la lanzada en el cuello, a poco lo dejan en el sitio. Había sufrido diversas enfermedades. Es decir, era un personaje que, como diría un argentino hoy en día, estaba ya muy jugado. Y efectivamente, pues la idea de que, bueno, pues qué le puede quedar un año, dos, tres años y os lo quitáis de encima y os ahorráis problemas, pues era bastante aceptado. Desde luego, los magnates moros llegaron a la conclusión de que lo mejor que podían hacer era apoderarse de Ben Yehaf e inmediatamente entregárselo al Cid. Fueron a las casas de Ben Yehav, hubo una resistencia de la Guardia de Ben Yehaff, pero consiguieron prevalecer sobre ella, rompieron las puertas y engancharon a Ben Yehaf el Cadí con su hijo y con otros partidarios, y les faltó tiempo realmente para llevárselo al Cid. Todo esto sucedía un 10 de febrero del año 1095, cuando Ben Yehaff, pues efectivamente llevaba ocho meses cumpliendo con las funciones de Cadí a las órdenes del Cid. Inmediatamente esta gente es encerrada, y los moros ilustres que están detrás de todo esto, van a ver al Cid y, en fin, le dicen: Mira, te lo entregamos, tú ejecutas la justicia que tienes que ejecutar, pero establece el tipo de relación que vas a tener con nosotros. El Cid, seguramente encantado de que le hubieran evitado ensuciarse las manos con el arresto de Ben Yehav, les asegura entonces que les va a mantener todas las costumbres y los usos de la religión islámica, que en relación con el ejercicio de su religión le pueden pedir lo que quieran, que él se lo va a respetar, y luego, en relación con el Señorío de Valencia, solamente le van a tener que entregar el diezmo. Con lo cual, evidentemente, los moros de Valencia estaban entusiasmados porque Al Qadir, desde luego, que les había salido muchísimo más caro. Y los almorávides seguramente le hubieran salido por el diezmo, igual que el Cid, pero claro, con un gasto adicional de lo que era la morisma, que hubiera elevado mucho esa cantidad.
SPEAKER_02:Todo pensando también en la atención de esos tesoros de Al Qadir para poder tener un presupuesto del que luego tirar en su momento unos tesoros que parcialmente ya habían sido entregados a algunos de estos nobles moros, vamos a decirlo así, con lo cual ahí había unos ingresos que ya se habían ido produciendo. Si es que al final siempre pasa lo mismo, se había ido repartiendo en sobres, en bolsas, como quieran ustedes denominarlo, y por eso nunca se obtuvo todo el tesoro de Alcádir, porque buena parte de él le había sido gastado, aunque luego aparecerían en botines varios, y también se utilizaron para pagar algunos tributos, de forma paradójica.
SPEAKER_01:Sí, ahora es interesante que los moros lo único que le piden al Cid en ese momento es que mantenga por visir a Musa, que al Cid le pareció estupendo, y que luego, en sustitución de Ben Yehav, nombrara Cadí a un personaje que se llamaba Al-Wakashi. Que Al-Wakashi había sido un pacifista, había mediado. Alba aquí también en este caso. Exactamente, en el pacto de rendición. Entonces, pidiéndole para que vos no tengáis que cargaros con las labores de juez que habéis llevado hasta ahora, que lo habéis hecho de maravilla, Miocid Ruidíaz, pero que evidentemente, pues esto os ocupa demasiado, dejadnos que los musulmanes nos rijamos de acuerdo con la sharia, y efectivamente al Wakashí lo puede hacer muy bien. Esto al Cid le pareció de perlas. Primero, porque no tenía que ejercer una tarea judicial, además relacionada con el derecho islámico, que en fin no era igual que el derecho de Castilla a la hora de establecer justicia, y luego, porque además al Wakashi le había caído muy bien, porque era el personaje central con el que había pactado la segunda capitulación de Valencia. El Cid todo esto lo acepta, lo acepta de buen grado, e inmediatamente decide que eso de quedarse fuera de Valencia no, que eso para defenderse de ataques como el de los almorávides estaba muy bien, pero que lo que va a hacer es gobernar y gobernar prácticamente de facto, como si fuera un monarca, este reino de Valencia. Y por lo tanto, que va a entrar en la ciudad de Valencia. La entrada en la ciudad de Valencia es verdaderamente espectacular, con banderas desplegadas, y el Cid inmediatamente lo que hace es que se asienta en el Alcázar de Valencia. Todo esto presenta un paralelo muy claro con lo que había hecho Alfonso VI en Toledo. Es decir, Alfonso VI inmediatamente se había colocado en el Alcázar y en la huerta del rey, al otro lado del puente, de la misma manera que el Cid había ocupado ahora el Alcázar valenciano y de antes tenía los Jardines Reales de Villanueva al otro lado del río. Es decir, el paralelo es tan claro que cuesta mucho no pensar que efectivamente aquí el Cid estaba prácticamente imitando lo que había hecho Alfonso cuando había reconquistado Toledo. Empiezan inmediatamente a ventilarse responsabilidades de los detenidos. Y curiosamente, entre los detenidos estaba Ben Tajir, que había sido el rey moro de Murcia, que se había venido a Valencia, que lo había protegido Alcádir, y que éste odiaba a Ben Yehaf. Ben Tajir es detenido, está un tiempo encarcelado, en el cual dice cosas tremendas, como que si vierais ahora Valencia no podríais contener las lágrimas y lloraríais cómo el infortunio ha profanado su hermosura y cómo ha pagado sus lunas y sus estrellas, y todo este tipo de cosas. Pero finalmente el Cid decide portarse generosamente con Ben Tágir, el que había sido régulo de Murcia y lo pone en libertad. No corrió tanta suerte Benjehav. Exacto, no tuvo la misma suerte Ben Yehad, porque Benjehav fue llevado a Yubala y en Yubala, para que confesara dónde estaban las joyas, le sometieron a tortura, que era lo habitual en la época. Esto de la tortura lo había cuestionado, por ejemplo, San Agustín, por razones no morales, sino prácticas. Decía es que esto de la tortura, yo tengo dudas de que sea efectivo, porque un preso que sea duro, duro, aguanta la tortura y no le pasa nada. Y uno que no sea tan duro, pues va, se va a confesar que es el toro que mató a Manolete. O sea, es algo que efectivamente no es tan eficaz. Pero bueno, dijera San Agustín lo que dijera, y a pesar de su influencia en el desarrollo de la teología medieval, esto de la tortura no se dieron ni mucho menos por enterado. ¿En este caso? En este caso, Benjeshack cantó la traviada.
SPEAKER_02:Le dieron mechero, va a contar usted, ¿no? ¿Cómo lo torturaron?
SPEAKER_01:No, no, voy a contar incluso cómo lo ejecutaron. Pero bueno, lo torturaron a los dos días, había cantado todo, y entonces, después de reconocer que había robado todo, el Cid le obligó a escribir de su propio puño y letra un inventario de todo lo que tenía. Para ver lo que tenía. Y efectivamente, en el momento en el que hace el inventario, ahí aparece, entre otros, el ceñidor de la Sultana Zoveida, con lo cual, evidentemente, el corpus delicti estaba más que identificado. Ben Yehaf era culpable de regicidio. Y para qué queremos más. O sea, aquí se acababa toda la historia que había. Al leer el inventario, el Cid, que ve que le han engañado miserablemente porque han puesto las joyas, pero no han puesto el dinero, lo cual quiere decir que Ben Yehaf pensaba que a lo mejor se podía todavía salvar, que a lo mejor podía ser objeto de la benevolencia del Cid. Pues hombre, él puso las joyas, ahí estaba el ceñidor, debió de pensar que éste se va a conformar con esto, y las sumas de dinerillo que tengo yo por ahí escondidas, pues no las pongo. El Cid inmediatamente lleva a Ben Yehaf ante un conjunto de moros notables, le hace jurar que no tiene nada más que lo que ha declarado y a continuación organiza un registro masivo de las viviendas de algunos amigos de Ben Yehaff. Y claro, ahí aparece de todo, ahí aparece de todo, y en un momento determinado, en cuanto que empieza a aparecer de todo, empiezan a cantar los esclavos. Que yo no sé por qué los dueños de los esclavos se piensa que van a ser leales cuando, por regla general, el esclavo, en cuanto que puede, se venga de haber sido esclavo. Y concretamente, aquí un esclavo de Ben Yehav inmediatamente dijo: Bueno, aparte de lo que está apareciendo en casa de los amigos de mi amo, además tiene un escondite subterráneo en su casa principal, donde hay oro, donde hay alhofar y donde hay piedras preciosas. Con lo cual, evidentemente, Ben Yehav quedaba muy mal, y no solamente es que era culpable de regicidio, además había pretendido engañar al Cid, lo que equivalía a una especie de robo, porque ese dinero, esas joyas a las que tenía derecho el Cid por derecho de conquista, pues aquí Benjehav había intentado ocultarlas. Bueno, inmediatamente el Cid, que quiere librarse inicialmente de lo que pasa, hace llamar al Kadí, al Wakashi y a una serie de moros notables para que dicten sentencia en el caso de Ben Yehav, que además de haber matado a su señor y rey, había sido perjuro. Bueno, al Wakashi inmediatamente lo juzga y dice que la pena de muerte que le tienen que imponer es la de lapidación, que efectivamente la manera en que ellos castigaban esta pena era apedreando a la persona. Y eso sí, le piden perdón, le piden que sea clemente con el hijo de Ben Yehav, que era todavía un niño, y que no tenía culpa absolutamente de nada, y que lo mejor sería que lo pusiera en libertad. El Cid efectivamente cede en eso y dice que perdona al niño, que puede salir de la ciudad y que, desde luego, que no vuelva, porque no quiere tener a un hijo de traidor en su territorio. Pero que Ben Yehav no puede ser apedreado. No puede ser apedreado porque no es la pena que utilizan los cristianos, sino que la pena que utilizan los cristianos es quemarlo vivo. Y efectivamente a Ben Yehav hay que quemarlo vivo. Hay que decir, esto es escalofriante. Es decir, para la sensibilidad actual, el hecho de que una persona, por muy traidor que fuera su rey, lo queme es vivo, la verdad es que produce escalofríos. Pero hay que reconocer que realmente el Cid es relativamente clemente con la sentencia. Porque, por ejemplo, el fuero de Cuenca establecía que si había un regicida había que quemarlo y además quemarlo con toda la familia. Y sin embargo, aquí el Cid considera que con quemar a Ben Yehav ya está la justicia más que satisfecha, que no hay en absoluto que quemarlo totalmente. Ben Yehav es llevado a justiciar a las afueras de Valencia y se le ha justicia al estilo de la persona a la que quemaban los romanos. De hecho, tenemos algún caso, por ejemplo, de cómo el cónsul Metelo en África, en el 107 a.C., ejecutó este tipo de sentencias, y es la misma manera en que se ejecuta con Ben Jehav. Agujero en el suelo, ¿no? Agujero en el suelo. Exactamente. Exactamente. El reo era enterrado en el suelo hasta la cintura. Y una vez que estaba enterrado, colocaban haces de leña alrededor, que los encendían, y se quemaba vivo el personaje, además quemándose de la cintura para arriba, lo cual debía ser tremendo. Esta la ejecución tiene lugar en el mes de mayo del 195. Y aquí se produce un episodio que se va a volver en contra del CID. Y es que Ben Yehav, cuando ve la situación en la que se encuentra, empieza a gritar el famosísimo Bismillah Al-Rahman al-Rahim, es decir, en el nombre de Allah, el clemente, el misericordioso, y empieza a tirar de los montones de leña hacia él para morir antes. Y este episodio de Ben Yehav, que era un canalla, vamos, sin ningún género de paliativos, pero que en ese momento empieza a recitar la Bismillah y acerca el fuego los tizones, los montones de leña hacia él para morir antes, eso le da la consideración de mártir, cosa que efectivamente al Cidney se le había pasado por la cabeza y al resto tampoco. Con lo cual, Ben Yehav resulta que se convierte en un personaje que es más peligroso muerto que vivo.
SPEAKER_02:Y además, cronistas árabes empiezan a extender la idea de que el Cid sí quería matar a toda la familia y que fueron precisamente gente cercana a la justicia los que le convencieron de que no fuera así. Con lo cual, pues también había una serie de mensajes en este aspecto, ¿no? Decían que todos le suplicaron al campeador que perdonara a los niños y a las mujeres, y que accedió a esta petición con mucho esfuerzo y con muchas súplicas.
SPEAKER_01:Lo cual es dudoso, pero en cualquiera de los casos, como arma propagandista, los partidarios de los almorávides fue tremendo. Como Yusuf, que desde luego la famosa derrota de Cuartel había vivido muy mal, porque fue la primera derrota que sufrieron en el campo de batalla los almorávides, consideraba que Valencia era mucho más importante que Toledo. Es decir, hombre, la caída de Toledo había sido relevante, pero para Yusuf, la caída de Valencia era muchísimo más relevante que la de Toledo. Hay quien dice, bueno, el cronista árabe Ben Bassan dice aquello de que Valencia era para Yusuf como una mota en el ojo que estorbaba todo su vivir, no podía pensar sino en ella, ella ocupaba su lengua y sus manos y envió tropas y dinero para recuperarla. Es decir, Yusuf estaba enormemente dolido porque consideraba que Valencia era mucho más importante que Toledo. Desde el punto de vista de la riqueza y de la importancia estrategia, Yusuf tenía razón. Pero hay que tener en cuenta que Toledo tenía una importancia histórica, había sido la capital de los misigodos, una importancia eclesial, el primado español había estado en Toledo, que, claro, lógicamente, esa importancia Yusuf se le escapaba. Y desde un punto de vista estratégico y militar, no cabe la menor duda de que tenía muchísima más importancia a Valencia. Como Yusuf estaba dolido y no paraba además de decirlo, que esto es muy importante, pues claro, los partidarios de los almorávides, en un momento determinado, pensaban que podían llegar y se sublevan contra el Cid. En el momento en que se ejecuta a Ben Yehar, el Cid de pronto se enfrenta de la manera más inesperada con una sublevación de buena parte de los moros de Valencia, y aquí, efectivamente, la respuesta de las tropas del Cid fue durísima, porque fue como una segunda toma de la ciudad, que fue seguida de saqueo, de incendio y de una serie de violencias en ese mes de julio, seguramente del año 195, que quedarían recogidas por algunos de los cronistas árabes. Por ejemplo, Ben Bassan escribe: cuántos suntuosos lugares cuya belleza el mismo sol y la luna no se atrevían a emular, y en los cuales nadie osaba entrar, ni siquiera con el pensamiento, vieron su misterio profanado por el campeador. Cuántas encantadoras vírgenes, de mejillas de leche y sangre, y boca de coral y perlas, se desposaron con las puntas de las lanzas de este tirano y fueron pisoteadas por sus insolentes mercenarios. La verdad es que el Cid tiene que reprimir de manera enérgica esa revuelta de los moros, e incluso acaba castigando a algunos musulmanes muy ilustres, como un poeta que se llamaba Abu Jafar el-Bati, que había sido secretario de los Visires de Valencia durante bastante tiempo, y que también acabó entre las llamas. Y en ese momento se produce una situación que es muy triste para los moros, porque el Cid había sido extraordinariamente generoso en las medidas de capitulación. Les había permitido conservar todos los bienes, les había permitido vivir en la ciudad, seguir viviendo en la ciudad, les había permitido conservar la gran mezquita, no tenían ningún problema, incluso para ejercer una justicia propia, y sin embargo, esa situación se acaba, porque aquellos moros que no han respetado el pacto con el Cid son expulsados de la ciudad con sus mujeres y hijos y tienen que marcharse a la alcuria. Esto debió de ser extremadamente doloroso, no cuesta mucho imaginarlo, hasta tal punto que al Wakashi dejó su cargo de Cadí. Puede que lo dejara por el hecho de que ya tenía 78 años, que no está mal como edad, pero vamos, en aquella época era una edad muy provecta, o puede ser por el hecho de que él había sido partidario de llegar a la paz con el CID y de pronto se encontraba en que había terminado derivando esa parte.
SPEAKER_02:El tema de la salida que al final, después de esa ejecución, gracias in buena maneira topanda and this movement interno, hubo una purga, que se puede denominar purga. And then an authority military and fiscal unilateral, not pacted. She put an arcade cristiano for control and el tesoro, which is an element. So, it mantuvo the justice islamic, for the musulman, but supervisada, right?
SPEAKER_01:But she ocuped the mezquita mayor and se convirtió in Iglesia. It was that in principle no iba a success. Es decir, seguramente vivió en torno a un año después de estos acontecimientos en Valencia. Aquí se produce una situación que es enormemente interesante, y es que una vez que se ocupa el Alcázar y parte del caserío y la mezquita mayor se reconsagra como iglesia, pues a los dos años de la rendición original, los cristianos eran los verdaderos dueños de Valencia. Y en este sentido resulta muy interesante que en el momento en el que los cristianos se convierten en los verdaderos dueños de Valencia, inmediatamente el Cid reconoce ante los moros el señorío del rey Don Alfonso. Esto es algo que podría no haber sido así. Es decir, que no cabe la menor duda. Pero era una señoría independiente, ¿no? Exactamente, no cabe la menor duda que el Cid se hubiera podido proclamar rey de Valencia. y desde luego Alfonso no hubiera podido evitarlo. No vamos a hablar ya del Conde de Barcelona, vamos, o del rey de Aragón. Esto es evidente. Pero lo cierto es que él prefiere seguir siendo un vasallo. del emperador. y en ese sentido. Pues efectivamente, de alguna manera sigue mostrando que es ese vasallo leal que sería a lo largo de su vida. Esta es una cuestión importante. Otra cuestión muy importante es también la manera en que el Cid establece esta nueva capitulación. La capitulación original del Cid, previa a esta revuelta que se sube en la ola de la indignación por la ejecución pública de Ben Yehad, la primera capitulación del Cid había sido muy benévola. De hecho, había sido mucho más benévola que la capitulación que acepta Alfonso VI para Toledo. O sea, en ese sentido, había sido una capitulación tremendamente generosa, porque no se había producido despojo de los bienes de los vencidos, porque no se les habían quitado las tierras, ni tampoco las casas. Y inicialmente es obvio que lo que quería el Cid era un régimen de convivencia entre las distintas personas que habitaban en Valencia. Y le daba lo mismo que fueran musulmanes que que fueran cristianos. No es, ni mucho menos, la línea que ha seguido Alfonso VI y que, dicho sea de paso, en el siglo XIII van a seguir Jaime I de Aragón y Fernando III el salto. Es decir, aquí realmente, frente a esa inmensa generosidad del Cid, pues encontramos ya en el siglo XIII una posición de desalojo totalmente de esas poblaciones. Hoy lo llamaríamos de limpieza étnica, de apoderarse de todas sus posesiones y de repoblarlo, además con gente venida del norte. Y esa va a ser la postura que desde inicios del siglo XIII ya van a seguir tanto aragoneses como castellanos en las fases que quedan de la Reconquista. Pero el Cid sí que implantó una forma de capitulación que era extremadamente generosa. La situación en la que al final queda Valencia es una situación que de alguna manera está intermedia entre la primera capitulación y lo que luego vendría a ser el sistema que se siguió durante todo este siglo durante el siglo XI, y que va a ser, por ejemplo, la capitulación que va a imponer Alfonso el Batallador de Aragón para Tudela y para Zaragoza, y que incluso el Conde de Barcelona va a copiar cuando conquiste Tortosa. Forma de capitulación intermedia en la cual los moros vencidos conservan su cadísus magistrados, en que se les exige fidelidad, se les deja propiedades que tributan el diezmo, y eso sí, no puede haber cautivos dentro de la ciudad. En este sentido, el Cid va a marcar toda una línea que tiene mucha lógica que fuera seguida por otros, porque en última instancia Alfonso el Batallador, antes de ser rey de Aragón, cuando era jovencito, estuvo con el Cid en Valencia y en el caso de Ramón Berenger, era hijo de quien había sido yerno del Cid. Y entonces, pues efectivamente, aquí la situación al transformar.
SPEAKER_02:Habían visto la importancia de no desestructurar sociedades mediante. O sea, tú puedes purgar a determinados elementos que sabes que te pueden montar una conspiración in the future, que era un poco this idea. But luckily, there's a certain stability institutional because it's garantiza que it's functioning the system fiscal, es lo que te garantiza que la gente pueda comer andar que el proyecto crecimiento economic sea el que te respalde in total and look. It's right that during the luck, supongo que lo veremos, volvieron los almorávides otra vez a tocar las narices.
SPEAKER_01:Exactamente, exactamente. Andí es donde nos quedamos hoy, don Lorenzo. Pero efectivamente, Palencia queda asegurada. Efectivamente, esta segunda modalidad de capitulación, que no era la que originalmente quería el Cid, porque el modelo del Cid es extraordinariamente generoso, pues se acaba imponiendo y va a marcar escuela a lo largo del siglo siguiente, antes de pasar a las nuevas capitulaciones ya muy duras de Fernando III el Santo y Jaime I de Aragón, pero efectivamente en el horizonte se volvía a dibujar la amenaza de los almoravidos.
SPEAKER_02:Y otra vez con Cuarte como protagonista, ¿no? Otra pantalla de la que hablaremos seguramente la semana que viene, ¿no? Exactamente, pero de eso, Dios mediante, ya hablaremos la semana que viene. Muy bien, don César, pues encantado, como siempre, un placer. Ya nos vamos acercando, ¿no? A ese final del CID, que va a pasar.
SPEAKER_01:Sí, pero yo creo que el ritmo que vamos va a ser el año que viene. Queda poquito ya, ¿no?
SPEAKER_02:Un par de programas nos quedan, un par de programas antes de la vacación.
SPEAKER_01:De la Sinfoespaña, sí. Sí, pero yo creo que va a ser, sí, sí. El final del CID, Dios Mediante, lo veremos el año que viene, aunque sea inicios del año que viene. En fin, un abrazo muy fuerte, don Lorenzo. Hasta mañana. Fuerte abrazo, don César, hasta mañana.