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La Voz de César Vidal
La Psicoteca: ¡Odio la Navidad! - 17/12/25
Con César Vidal y Miguel Ángel Alcarria.
https://www.cesarvidal.tv/la-psicoteca/videos/odio-la-navidad-17-12-25
En esta nueva entrega de La Psicoteca, César Vidal y Miguel Ángel Alcarria analizan en profundidad por qué la Navidad, lejos de ser una época de alegría para todos, se convierte para muchas personas en un periodo de sufrimiento emocional, soledad, tristeza y conflicto interior.
A partir de la llamada “depresión navideña” y del fuerte simbolismo psicológico del final de año, el programa aborda cómo estas fechas actúan como un espejo que revela duelos no resueltos, ausencias, frustraciones, expectativas irreales y un balance vital que, en personas vulnerables, puede resultar devastador. Se analizan fenómenos como el aumento del abuso de alcohol, el incremento del riesgo suicida en torno al 31 de diciembre y el impacto de la presión social por “tener que ser feliz”.
Miguel Ángel Alcarria explica por qué el supuesto “odio a la Navidad” casi nunca es tal, sino la manifestación de dolor no procesado, soledad emocional —incluso rodeados de gente—, falta de conexión auténtica y una autoexigencia que choca con lo que realmente sentimos. También se abordan factores clave como la idealización de estas fechas, la carga económica, los cambios estacionales, la disminución de la luz solar y su impacto neurobiológico en el estado de ánimo.
Frente a todo ello, el programa propone una alternativa realista y saludable: sustituir la búsqueda obsesiva de la felicidad por la satisfacción, validar las propias emociones, practicar la aceptación y la gratitud, y aprender a resignificar estas fechas como una oportunidad de reconexión interior, sanación y segundas oportunidades.
Una reflexión profunda, humana y necesaria sobre salud mental, resiliencia y madurez emocional, especialmente indicada para quienes viven la Navidad con más peso que ilusión.
La psicoteca con Miguel Ángel Alcarria. Estamos de regreso y estamos de regreso para esa segunda parte de nuestro programa Doble y Sesión Continua dedicado a la salud. Ya ha estado con nosotros Elena Kalinícova, nos ha hablado de la vida sana, de la existencia saludable del naturismo y ahora es el momento de que damos ese salto cualitativo, que damos siempre en la segunda parte del programa y que nos vayamos a la salud de la mente, a la salud de la psique. Como siempre, quien nos va a echar una mano en ese sentido no es ni más ni menos que Don Miguel Ángel Alcarria. Don Miguel Ángel, muy buenas noches. ¿Por dónde vamos a ir hoy?
SPEAKER_02:Muy buenas noches, don César. Muy buenas noches también a la audiencia de la voz. El periodo navideño para algunos es el momento más feliz del año. Reuniones en familia. Hablamos de familias bienvenidas, obviamente, de otro modo no hablaríamos de que pudiera ser un momento agradable. Por tanto, reuniones de familia, un tiempo de recogimiento, de reencuentro con amistades y personas cercanas e incluso de agradecimiento por todas las cosas buenas que se han vivido durante el año, que siempre las hay, si sabemos mirar bien. Por tanto, se trata de un tiempo de satisfacción para la mayoría. Pero para otros, hay para otros. Este periodo es casi como subir el Everest. Una prueba emocional de alto riesgo, una radiografía vital grabada a fuego, un espejo incómodo que devuelve con precisión quirúrgica aquello que no queremos mirar. Desde ausencias hasta silencios, problemas o conflictos no resueltos, algunos de ellos de carácter familiar. Sueños no cumplidos, errores personales que pesan si no se hacen mienda y además se van sumando unos a otros, llenando nuestra mochila personal si no somos capaces, como decimos, de poner solución a ese peso, o es un tiempo de profunda soledad. En realidad es que el resto del año se pueden disimular por medio del activismo. Siempre estamos ocupados, pero llega diciembre y es imposible evitarlo. Llega el examen, la evaluación, el repaso y esa revisión que pone todo al desnudo. Tanto así que lo vemos en los datos, en las investigaciones. Para una parte de la población, estas fechas significan un empeoramiento significativo del estado de ánimo general. De hecho, se habla de depresión navideña, un fenómeno que puede aflorar durante las semanas previas a Navidad y encontrar su punto más álgido en el final del año. Y no es casual. El fin de año tiene un simbolismo poderoso que actúa como detonante emocional. Representa un punto de corte, la frontera entre lo que dejamos atrás y lo que en muchas ocasiones no sabemos si seremos capaces de afrontar. Razón por la que, para muchos, este momento del año puede ser devastador. El cambio de calendario nos enfrenta al peso de los proyectos inconclusos, al cansancio acumulado de los conflictos abiertos, a la sombra de las oportunidades perdidas o simplemente al paso del tiempo. El paso del tiempo puede ser razón suficiente para no desear estas fechas, lo que lleva a muchos a intentar evadirse mediante el desfase y el exceso. Y en esta línea hay investigaciones que lo dejan claro. Existe un aumento en el número de muertes relacionadas con el alcohol en Navidad. Con el alcohol en Navidad y con el suicidio en fin de año. Este dato es interesante porque refleja un patrón psicológico muy profundo. Cuando el sufrimiento emocional aumenta, algunos se derrumban y otros se evaden. Y por un lado, la Navidad favorece más la evasión mediante cenas, fiestas, celebraciones, encuentros sociales, momentos en los que el alcohol está muy a disposición de los comensales, momentos en los que no beben para celebrar, sino para no sentir, para anestesiar. La consecuencia, más abuso de alcohol, más intoxicaciones y más accidentes relacionados con el consumo de alcohol. Pero el suicidio, en cambio, aumenta de manera más visible en los días previos y posteriores al 31 de diciembre. ¿Por qué? Porque el fin de año tiene un componente psicológico distinto. No invita a evadirse, sino a mirar de frente, a hacer balance. Se trata de un marcador existencial y cuando la persona ya arrastra tristeza, aislamiento, depresión, ansiedad o un sentimiento profundo de fracaso vital, y por tanto existen vulnerabilidades psicológicas previas a este periodo del año, este examen puede vivirse como un veredicto catastrófico. El veredicto de nada va a mejorar. Y esta combinación de agotamiento, desesperanza, desesperación y simbolismo temporal incrementa de forma dramática el riesgo suicida. Por eso es un tiempo que pone a muchas personas en riesgo, porque si la Navidad empuja a evadirse, el fin de año nos empuja a enfrentarnos, a hacer examen. Enfrentarse a las heridas abiertas, a lo que no salió bien, a lo que duele, a lo que pesa, a lo que uno teme que no pueda cambiar. Y cuando se enfrenta a este balance desde la tristeza o la desesperanza, desde la ansiedad, la desesperación o desde ambas emociones juntas, pues puede volverse extremadamente peligroso. Porque las luces de Navidad, y sobre todo las de fin de año, iluminan, sí, pero también exponen, sacan a la luz lo que ha estado en oculto todo el año. Y entonces la Navidad deja de ser una celebración para convertirse en un recordatorio. El recordatorio de lo que falta o de lo que sobra, de lo que duele, de lo que frustra o de lo que aún no ha sanado, de los pendientes no resueltos y de esas meteduras de pata hasta el fondo. Entendemos ahora por qué en la psicoteca hablamos de la importancia de la higiene mental. Este es un claro ejemplo, porque lo que cargamos a nuestras espaldas no lo vemos directamente, pero que no lo estemos viendo no significa que no esté ahí en la mochila y que no significa que no nos pese.
SPEAKER_01:A pesar de lo cual, algunos anuncios, como ese clásico de vuelve a casa, vuelve por Navidad, tiene un impacto sobre algunas personas terrible. Yo recuerdo la primera vez que se emitió ese anuncio, ya en el siglo pasado, creo que estaba relacionado con una marca de turrones, pero no lo recuerdo bien, haber escuchado.
SPEAKER_02:No sé si el almendro, no creo que publicidad.
SPEAKER_01:Yo pensaba que era el almendro, sí. Y recuerdo haber escuchado a un colega suyo, a un colega de usted, a un psicólogo, diciendo que le parecía que el anuncio era criminal porque era una manipulación clarísima de los sentimientos de la gente que lo veía.
SPEAKER_02:Pues bueno, de eso se trata la publicidad, además, ¿no? Entonces, cumplía su finalidad. Lo que sucede es que, bueno, cosas que pesan durante el año, uno está ocupado y digamos que no las mira de frente, llega el final del año, llega la Navidad y ahora pesa más que nunca. Así que en la psicoteca de hoy, pues nos adelantamos a la Navidad para adentrarnos en qué hay detrás de aquellos que incluso dicen odiar la Navidad. Un término muy fuerte, ¿no les parece? Detrás de ese rechazo hay mucha profundidad. Hay historia, en ocasiones dolor, contradicción, falta de enfoque, malas decisiones. Cada caso es un mundo y, sobre todo, hay un ser humano que necesita poner orden en sus pensamientos, en sus emociones, and la dirección muchas veces que está tomando su vida. Pero como ya decimos, cada caso es un mundo y la forma en la que reaccionamos a estas festividades es muy distinta. Todo depende de cada persona. And la razón de la animadversión que sienten algunos en torno a estas fechas, en cada caso, como decimos, es distinta. Bueno, pues en algunos casos, como ya hemos avanzado, la Navidad despierta ciertas ausencias y, por tanto, tiene la capacidad de reactivar duelos no resueltos, haciendo visible lo que el resto del año se mantiene en segundo plano. En este sentido, y nunca mejor dicho, la Navidad pone el dedo en la llaga, evocando muchas veces en contra de nuestra voluntad un pasado que sigue produciendo dolor en el presente. A esto la investigación lo ha bautizado como reacción de aniversario, y la Navidad muchas veces funciona como detonador de este duelo porque moviliza recuerdos, ausencias, heridas emocionales e incluso comparaciones. Los demás tienen, yo no tengo, o a la inversa, los demás no tienen y yo sí tengo que cargar con, ¿no? Y esto, sobre todo, en personas que viven su día a día oscilando entre intentar enfrentar el dolor y refugiarse en la rutina, para estas personas, diciembre les cae como un balde de agua fría, porque cambia ese equilibrio. Aunque insano, es un equilibrio, al fin y al cabo. Cambia ese equilibrio empujando a una confrontación para la que muchas veces no estamos preparados o nos exige una sociabilidad para la que tampoco estamos preparados, porque es un tiempo en el que necesitamos un cierto recogimiento, y a lo mejor las personas sobran a lo mejor en cantidad, ¿no? Podríamos estar junto a otra persona, pero a lo mejor no querer estar en festividad rodeado de ruido y de gente. El resultado de todo esto es que el dolor, antes latente, se vuelve rotundamente visible e imposible de soportar. Y comprender esto es el primer paso para ver que es necesaria una ayuda profesional, porque al menos en este caso no hablamos de una situación de odio en sí mismo hacia esta época del año, sino de un dolor sin procesar que grita auxilio cuando le dejan hablar. Que eso es lo que se produce de forma muy esporádica, por ejemplo, en estas fiestas próximas que vamos a tener. Este duelo, como decimos, solo les ocurre a algunos. Otros sienten aversión por otras muchas razones. Como por ejemplo, la soledad. Mientras muchos en este periodo del año se ven rodeados de familiares y amigos, otros se sienten invisibles, excluidos. Nadie les llama, nadie les invita, nadie cuenta con ellos, no se sienten vistos ni sienten que en este periodo estén conectados con nadie. Y este tipo de soledad es profundamente dolorosa porque no se trata solo de estar solo, sino de sentirse no deseado. Como que nadie se interesa por uno en un tiempo en el que además todo parece girar en torno a las relaciones, los encuentros, en torno a compartir tiempo con los demás. Es como cuando en el colegio se hacían esos grupos para jugar a fútbol y a algunos, siempre los mismos, se les dejaba al final, ¿no? Porque nadie quería tenerlos en su grupo porque eran los torpes. Entonces, pues se siente un poco feo, ¿no? Valga la figura literaria, ¿no? Se siente feo. Y del mismo modo, pues esta soledad parece señalar toques in the periferia emocional. Mientras los anuncios, the canciones, what acabamos de comentar, el anuncio del turrón, todo parece gritar that este es un tempo para estar con los demás, for disfrutar de la cercanía. Lo que pasa is that not siempre is, no siempre there are conquiento compartiday this time. A veces have connections significantly that have rotten or have disbanded. In other occasions, simply is fruit of the pérdess, there is nothing with what compartment. And when they get these fechas, and the fechas navideñas are more significant, depending on the zone of the place. For those the fecha more significant is the cena of 24, for others is the comida del 25, it pone a flor de piel. Por eso dicen odiar esta temporada. Y es curioso que este sentimiento de soledad no solo se les da a estos que están verdaderamente solos, por decirlo de alguna forma, sino también se da en personas que están rodeadas por multitudes, pero sienten que no conectan genuinamente con su entorno porque las interacciones superficiales es lo que tienen, son relaciones, pero superficiales. Y la falta de profundidad también puede producir incomodidad, desazón y bueno, y profunda soledad. Solo es. Esta clase de vínculos realmente auténticos son las capaces de crear conexión, de hacernos sentir acompañados. Y solo esta clase de vínculos nutre nuestras emociones. Hay otras relaciones más superficiales que no nutren y nos pueden hacer sentir solos. Y de hecho, la ciencia psicológica lo tiene muy claro. La soledad emocional, esa en la que hay presencia humana, pero no hay conexión, es mucho más dolorosa que la soledad como tal. Significa sentirse fuera de lugar in your property, desconecting of conversations that don't think nothing, atraping in temas that no teaching nor teaching. What is connection, for that? Significa sentir, reconocted, valored, considered, taken in mind in relation to more profundas, the necessity of recognition, of validation, of cercanation, and the false of that connection is an emotional which a man, with the pressure of what in occasion significant, the pressure of feliz and in company, a pressure that amplifices the sufrimiento and that part is the result of a idealización of this época festival. The clave of these cases is to reconoce that the soled and election are tan legítimos como la alegría or the celebración. Es importante dar espacio topes and permitir que la conexión, aunque difícil, se dé de manera auténtica and the presiones externas propias of the festividad. Y si esa conexión no la hay con quien consideramos cercano, pues ya saben a otra cosa. No gastemos nuestro tiempo en relaciones no recíprocas, desiguales, vacías, or incluso in occasiones dañinas, and if no lay, pero deseamos que la haya, pues manos a la hora. And si no sabemos cómo, pues busquemos ayuda. Y ligando con el aspecto de la idealización, necesitamos poner sobre la mesa el tema de las expectativas imposibles, las expectativas irrealistas. Esta disonancia entre lo que consideramos que deberíamos sentir y lo que realmente sentimos. El contraste entre el tengo que, el sentido de deber y la imposibilidad de sentir esa felicidad que nos autoexigimos sentir y que genera en nosotros una gran tensión interna. Este es claramente el caldo de cultivo para el rechazo y la aversión hacia este periodo del año, claramente. No necesitamos estar en la mejor fiesta, llenarnos de euforia, vivir estas fechas al máximo ni tener la vida perfecta para poder disfrutar de estas fechas. Necesitamos simplemente poder vivirlas en paz desde un lugar emocional que sea sostenible para nosotros. Y esa paz siempre es, por lo general, discreta, no es extravagante, es tranquila. En ocasiones, incluso hasta silenciosa, porque el problema no es de la Navidad en sí, sino el guión mental que a veces nos hacemos. El tengo que celebrar, tengo que estar rodeado de gente, tengo que mostrar al mundo que estoy viviendo estas fechas al máximo, y pues todo esto es irreal. Y cuando ese tengo que chocar con la emoción real, que es tristeza, es cansancio, es nostalgia, es soledad, pues aparece la frustración, la culpa y la sensación de estar rotos. Pero no siempre estamos rotos, en ocasiones simplemente estamos siendo humanos con emociones. Y es que a lo mejor debemos dejar atrás conceptos como la felicidad o la realización, cosas que ya hablamos la semana pasada aquí en la psicoteca, conceptos que para muchos se encuentran en la estratosfera emocional para empezar a buscar simplemente satisfacción. Sentir satisfacción, estar bien, es suficiente, ¿no? Y muchos además, yo diría que desearían poder sentir simplemente satisfacción cuando lo que sienten solamente es desazón. ¿Y qué es satisfacción? Se preguntarán, ¿no? La satisfacción no es euforia, no es exaltación, no es una felicidad estridente. La satisfacción es algo más asequible, algo más realista. La satisfacción es decir, esto es suficiente por hoy. Es poder terminar el año sin una sensación de deuda emocional con uno mismo. Y por tanto, la satisfacción es bienestar genuino y auténtico, a pesar de que la vida no sea perfecta, porque además nunca lo es. Pero la satisfacción nos permite no vivir en lucha permanente con nosotros mismos, y eso es ya realmente el gran logro de sentir satisfacción y de no buscar cosas que son inalcanzables. Si no es satisfacción, lo que buscamos es felicidad. Este tengo que, ese nivel estratosférico de esa supuesta realización. Lo que sucede es que esta visión de la vida nos aísla, nos aísla de los demás porque la vida se convierte en una performance y, por tanto, la vida deja de ser algo auténtico y nos aísla de nosotros mismos al no permitirnos sentir lo que sentimos, terminándonos poniendo un disfraz, ¿no? Nos terminamos poniendo un disfraz de felicidad ante los demás y ante nosotros mismos, un disfraz que además sabemos que es artificioso y fraudulento. Por tanto, el resultado de esas expectativas realistas es un cóctel mortal en términos psicológicos, cuando son irrealistas. Por tanto, porque estas expectativas muchas veces no vienen de nuestro entorno, como yo. That we have, but provienen of distinct. Look what we say that there's the Navidad. At the moment that we're internalizing this, no failure that no one does what we need to say. Realmente is an autoexigence that we put. It's fundamental that podamos reconocer and normalizar nuestra propian experiencia emocional, what others llaman validar, which is aplaudir, sino comprender y normalizar. Es fundamental que podamos permitirnos entonces no cumplir con los estándares que pensamos que nos son impuestos y que a muchas veces nos imponemos nosotros mismos para empezar a vivir la vida desde lo auténtico, desde lo que es, sin esperar lo que debería ser, ¿no? Y buscando estar satisfechos de las cosas buenas que contiene. Y pues en estos casos, no se trata de rechazar la Navidad ni de huir de ella porque no se cumplan ciertos estándares, sino de encontrar una manera de disfrutar de lo bueno que tenemos en el presente. Y aquí es donde entra el trabajo de la aceptación, por una parte, aceptar nuestra realidad con sus luces, con sus sombras, sus presencias, sus ausencias, no dejarnos consumir por las ausencias y disfrutar de las presencias, de lo bueno, de lo que sí está presente en la Navidad, y no dejarnos llevar or lo que trae de sazon. Por tanto, desde la aceptación anda desde la gratitud. Aceptamos lo que no es perfecto andamos gracias por lo que sí está, por lo que sí sigue estando, por las cosas buenas, ando no sea algo exclusivamente grande or fabuloso. Damos gracias por las personas que nos acompañan, por los aprendizajes que hemos hecho, por las situaciones superadas, por las oportunidades que se han ido presentando, porque la gratitud nos ancla en el presente sin vivir en la angustia del futuro, del deseo orgánicas expectativas no cumplidas, which en ese sentido pueden causar más tristeza que felicidad. Por tanto, la gratitud, como decimos, nos ancla en el presente, es un acto de realismo que reconoce que, a pesar de las imperfecciones, también hay cosas que son dignas de apreciar. Andando uno es capaz de combinar la aceptación y la gratitud, pues aparece ese equilibrio tantas veces buscado y deseado que se llama paz interior. Una paz que no dudo que sea difícil encontrar en ciertos casos, pero el otro día hablaba con un paciente y debatíamos en torno a un tema que yo considero interesante. Hablábamos acerca de esas frases que todos nos decimos in cierto moments that no dejan de ser una forma de afrontamiento emocional that fomenta la acceptación, andamos de cómo conceiven esta forma de afrontamiento como una forma de automentira oro para tontos. And these frases tan erróneamente malvaloradas for otteners is darnos la llave fora interior. Seguro que muchos ofrecientes have used along or various of these frases in one moment of such a queen será, si no fue es porque no tenía que ser, a lo mejor todavía no es el momento, puede que sea más adelante, todas las cosas ayudan para bien, todo pasa por algo, el dolor es temporal, pero la lección es para siempre. Hay que confiar en el proceso, una caída es una oportunidad para levantarse. Un final no es un final, sino es un comienzo. Todas y cada una de estas frases abren la puerta a la paz y al equilibrio, nos permiten poner distancia entre nosotros y la ira, la frustración, la ansiedad, la tristeza, nos ayudan a dar sentido a lo que nos cuesta entender y nos permiten mirar la vida desde una perspectiva más amplia y llena de serenidad. Como decimos, para algunos son una forma de autoengaño o una forma de consuelo barato. Sin embargo, son herramientas que facilitan esa aceptación y esa gratitud de las que acabamos de hablar y que son tan necesarias para sentir esa serenidad, esa paz. Y existen muchas otras frases parecidas a las que hemos compartido hoy. Hecho que muestran cuán útiles son para la sociedad, porque en el fondo de esto, como decimos, no es un falso consuelo o una mentira, sino que se trata de frases que albergan una profunda sabiduría. Las personas que piensan así y que usan este tipo de razonamientos son verdaderamente sabias porque tienen la capacidad de reinterpretar las situaciones difíciles de forma positiva, de ser resilientes, son capaces de reducir el estrés, de reponerse al sufrimiento, de promover el bienestar emocional y son capaces de elegir sus propios pensamientos. Eligen pensar de una forma que les haga sentir bien, que no les mantenga en la desazón, en la tristeza, en la frustración. Por tanto, son inteligentes emocionalmente hablando, a pesar de que algunos vean a estas personas como personas simples con pensamientos en forma de consuelo vacío. De hecho, existen pruebas científicas que confirman que este tipo de pensamiento tiene un impacto real, como decimos, en la resiliencia, en la salud mental y en el bienestar en general. Por tanto, muchas personas han sido capaces de aprender resiliencia y de adquirir una gran fortaleza mental que además, según los estudios, como decimos, siempre hablamos desde la ciencia, además ya lo saben, pues consiguen ser más longevas porque han aprendido a mantener el estrés a raya. En un estudio realizado por la Universidad de Harvard, de apenas hace seis años, pues descubrió que estas personas presentan un 35% menos de riesgo de morir antes de lo esperado, lo que sugiere que mantienen una actitud positiva y esa actitud positiva tiene un impacto en la salud física. ¿Es estúpido aquel que piensa de forma que mantiene una mejor salud mental y física? Pues solo lanzo esa pregunta al aire para reflexión de todos. Yo diría que no, porque quien vive mejor es más inteligente, ha sabido navegar mejor entre las tormentas de esta vida. Y por último, otro de los motivos más frecuentes por los que algunos dicen odiar o rechazar la Navidad son los cambios estacionales. No nos olvidemos, ya hablamos acerca de ello en su día en la psicoteca: cambios que tienen, sin lugar a dudas, un impacto en nuestro estado anímico en unos casos más que en otros. Hay personas que son más sensibles, todo depende, además, de las vulnerabilidades previas, de los hábitos personales y de los niveles de estrés acumulado. La realidad es que se trata de una época en la que los días se acortan, las temperaturas bajan, la luz natural disminuye, algo que es muy importante para nuestra salud mental, and el cuerpo humano no es ajeno a los efectos de este cambio ambiental, pero también hay un tema de vulnerabilidad detrás, como mencionamos. Por eso, mientras para algunas personas el invierno y la reducción de horas de luz apenas tienen un impacto en su organismo o en su vida emocional, para otras puede convertirse en un factor que intensifica la tristeza, la apatía o incluso episodios depresivos. Y cuando este efecto se combina con la presión social que satura nuestras agendas y nos obliga a dar nuestra mejor cara en todo momento, en todos esos compromisos, tanto familiares como con amigos, como con compañeros de trabajo, se combina con la carga económica que representan estas festividades que obligan no solo a hacer comidas multitudinarias y a salir constantemente, sino a hacer regalos que para algunos suponen un gran esfuerzo y, por tanto, un estrés económico considerable. A esto se suma también las expectativas irreales de lo que debería ser la Navidad según el criterio de cada uno y la evaluación personal que trae consigo el fin de año, el impacto emocional puede ser considerable, generando rechazo hacia la Navidad y todo lo que ella simboliza. Por tanto, todo suma y todo coincide justamente con el último mes del año. Así que en países donde hay todo este peso emocional y además diciembre trae consigo frío y menos luz, el impacto en el estado anímico es considerable porque no olvidemos que el invierno y la disminución de horas de luz natural altera la producción de serotonina, que es el neurotransmisor encargado de regular el estado de ánimo, generando así tristeza, fatiga, falta de motivación, sobre todo en personas que son sensibles a todos estos cambios. Y cuando tenemos factores estresantes y ausencia de factores de protección, llámale buenas relaciones, equilibrio emocional, tiempo suficiente para autocuidado y para hacer deporte, no olvidemos la necesaria liberación de BDNF, una sustancia de la que ya hablamos también en su día y que promueve la regulación del estado de ánimo. Pero en época de frío, lo que sucede es que no apetece hacer deporte. O como factor de protection también hay ausencia de una fe que oriente a la esperanza in estas fechas, porque la fe es un claro factor de protección. Una de esas fortalezas humanas listadas por Seligman, una inminencia en temas de depresión, se detona lo que hemos explicado antes: un estado de saturación emocional. Así que, como vemos, detrás del supuesto odio navideño casi nunca existe un odio real, sino cansancio, dolor, duelo, soledad, frustración, vulnerabilidad. Podríamos decir entonces que la Navidad no provoca nada, solo revela lo que ya hay. Teniendo esto claro que la Navidad no provoca nada, entonces es el momento de hacer algo distinto y no repetir año tras año la misma huida o el mismo disfraz. Es el momento de escuchar nuestras emociones, de reconectar con nuestras necesidades más profundas y de darle a nuestro corazón, a nuestras emociones, a nuestra alma, lo que necesite. Lo que necesite en términos de perdón, si hace falta perdonar. O de pedir perdón, si hace falta pedirlo. Si es aceptar, aceptar. Si es aprender, agradecer, pues también. Si es soltar, pues soltar. Si es hacer enmienda y reconciliar, pues eso. Si es sanar, o si es pedir ayuda, hacerlo. Un paso necesario, el reconectar con nuestras necesidades profundas para poder dotar de un significado distinto a estas fechas. Pensemos que estas fechas significan no un tiempo de amargura, sino un tiempo de reconexión y de segundas oportunidades. Segundas oportunidades que a muchos solo se les brinda esta época del año, porque pueden ver sus necesidades, esas necesidades emocionales que están aflorando. Ya hemos llegado al punto en el programa de hoy, por tanto, de la necesidad de resignificar estas fechas es algo posible, aunque pueda parecer difícil, y es algo además necesario. No nos quedemos en críticas baratas a estas fechas. El otro día salía una persona medio famosa, ¿no? Diciendo que hay que mal que se encendían las luces y el gasto energético que eso suponía. Podemos estar criticando el consumismo, la mercantilización, etc. Pero al final nadie nega estos hechos, pero lo que hay que ver es lo que hay en lo profundo, ¿no? ¿Por qué hay esa actitud tan negativa hacia estas fechas? ¿De qué se está intentando huir? ¿Qué están revelando estas fechas? Estas críticas son solamente la excusa perfecta para no mirar adentro. ¿Qué es lo que está ocurriendo y cuál es la necesidad de fondo? Porque muchas veces la crítica no es sino una armadura, una armadura que protege, pero no olvidemos que la armadura también pesa. Pesa porque no nos permite deshacernos de esa mochila que llevamos a cuestas. Por esa razón es necesario cambiar de perspectiva y evitar que la historia se repita año tras año sin aprender nada. Recuerden, ¿qué necesita nuestro interior? ¿Qué necesitan nuestras emociones? Escuchémonos, aprendamos a escucharnos. Algo que, bueno, durante el año a veces es un poco difícil. Además, si a eso le sumamos nuestro orgullo, en ocasiones terquedad, excusas, justificaciones, nuestra ira, nuestro dolor, todo eso genera ruido y a veces no podemos escucharnos solos, necesitamos ayuda. Necesitamos ayuda para saber qué nos están diciendo estas fechas cuando sentimos ese supuesto odio hacia estas festividades. Y así, pues bueno, es la única forma de poder ser transparentes con nosotros mismos, de no engañarnos, porque la crítica superficial hacia la Navidad no es eso realmente lo que está sucediendo. Está sucediendo algo más en lo profundo. En este sentido, la proactividad es esencial, tomar la decisión de liberarnos de aquello que nos sigue anclando y de aquello que nos sigue dañando. Porque si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará por nosotros. Ser proactivos de este modo significa asumir la responsabilidad de nuestro propio bienestar emocional desde la madurez y dar permiso a nuestro corazón para cambiar la narrativa en torno a estas fechas. Dejar de ver estas fechas como un enemigo a abatir, para empezar a verlas como una oportunidad para poner en orden nuestro mundo interior. Poner en orden este sentido es, por ejemplo, decir que no vamos a seguir alimentando rencores antiguos, que vamos a enterrar el hacha de guerra, que vamos a elegir la reconciliación con los demás y con nosotros mismos, solo así podemos avanzar y solo así podemos alcanzar ese equilibrio y esa paz que nos permite vivir la vida con calidad de vida. Porque si somos capaces de poner orden en nuestra vida interior, a partir de ahí podemos empezar a crear nuevas experiencias, experiencias positivas y podemos crear un futuro, construir un futuro satisfactorio desde el presente. Y llegando a este punto, Don César, pues con este toque un poco más filosófico y esperando que the year llena de buenas experiencias for our audience, solo in La Voz.
SPEAKER_01:Pues que así sea, that has been fiestas of Nochebuena and Navidad, to have a feliz and enter the air, and we're going to go to the Miguel Ángel, that passes very well with his seres. And the programme of hoy complacted, entretenized, incluso con toda seguridad one or two cosas útil, and we emplazamos para mañana, Dios mediante, en el mismo lugar y a la misma hora. Como siempre, nos despedimos con una despedida sureña. Gablesia. Que Dios los bendiga.
SPEAKER_00:El programa La Voz es una producción de Artorius Incorporated y al amparo del derecho a la libertad de expresión. No se hace responsable de las opiniones vertidas en el curso del mismo.