Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

497. La chiva

October 23, 2023 Juan David Betancur Fernandez Season 6 Episode 31
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497. La chiva
Oct 23, 2023 Season 6 Episode 31
Juan David Betancur Fernandez

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Juan David Betancur
elnarrodororal@gmail.com

Habia una vez un hospital en un pueblo de Antioquia donde una tarde de domingo nada estaba sucediendo. El pueblo de escasos 5000 habitantes era considerado uno de los pueblos más tranquilos de las altas montanas de Antioquia y aquella tarde de domingo demostraba claramente que la paz y la tranquilidad eran la constante del pueblo. 

 

El hospital vivía pues una calma chicha propia de un domingo y la medica a cargo y sus dos enfermeras se entretenían simplemente charlando sobre los pocos acontecimientos del pueblo. De pronto el sonido estridente de una bocina de un bus los saco del letargo y rápidamente se levantaron y corrieron hacia la puerta principal. 

 

Efectivamente un bus chiva como se le llaman allí a estos vehículos se dirigia rápidamente a la puerta del hospital. Cuando llego el ayudante salto y comenzó a llamar por ayuda para que le colaboraran con una decena de heridos que trataban de saltar del vehículo pese a sus multiples heridas, raspaduras y contusiones. 

 

La medica de turno y las enfermeras se acercaron presurosas a la chiva y con sus manos comenzaron a ayudar a los heridos a entrar a aquel puesto de salud. 12 hombres se tendieron en el piso del hospital colmando todo el servicio de urgencias y la medica trataba de entender como había sucedido que los doce tuvieran raspaduras, quemones y que sus ropas estuvieran rotas mientras que los otros pasajeros del bus no presentaran ningún trauma físico. 

 

La medica llamo a su presencia al ayudante del bus que había corrido inicialmente a buscar su ayuda y le pregunto que había sucedido. El ayudante solo repetia ….. estaba lloviendo, estaba lloviendo y luego se quedo callado. 

 

La medica se acercó a uno de los heridos y le pregunto que había sucedido. Y este le dijo. Doctora Yo solo recuerdo que estaba lloviendo cuando el bus paro a recogerme, junto a otros trabajadores de la finca, como todo el bus estaba lleno el conductor del bus nos dijo que podíamos treparnos hasta el techo del bus donde usualmente se lleva la carga. Por la necesidad de tomar el bus aceptamos y cuando nos subimos vimos un ataud que viajaba en el techo. 

 

Como buenos cristianos nos persignamos, rezamos un ave maría por el alma del muerto  y nos sentamos en el techo mismo del bus ya que no había otra opción. Con la lluvia simplemente nos cubrímos con las ruanas para que no se nos mojara la ropa y tratamos de olvidarnos de aquel feretro que nos acompañaba.

 

Después de media hora la lluvia ceso y un poco aliviados vimos como el sol comenzaba a salir, nuestro animo igualmente fue mejorando pero alguno de nostros dijo….Oyeron ese ruido…. Oyeron ese ruido. Efectivamente dotora…. Yo pude oír claramente un ruido, como golpes que venían directamente del ataud. Todos inmediatamente nos paramos y nos fuimos apartando de aquel feretro y de pronto dotora. Se lo juro por dios que me mira. Vimos que la tapa del ataud comenzaba a levantarse lentamente lentamente y todos comenzamos a rezar lo que nos habían ensenado nuestros taitas cuando niños y de pronto la tapa se abrio de un sopetón y todos sin dudarlo y sin importarnos que el bus iba a toda velocidad por esa carretera de piedras saltamos y nos tiramos de aquel techo del bus. 

 

Dotora eso fue lo único que recuerdo, luego desperté con los otros compañeros trabajadores tirados en el piso del bus mientras los pasajeros que iban dentro del bus nos trababan de ayudar y el bus venia a toda velocidad hacia el pueblo. 

 

Se lo juro dotora que eso fue lo que sucedió. 

 

La medica de turno extrañada por la historia se acercó al ayudante del bus que todavía estaba semi en shock y le dijo…

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Juan David Betancur
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Habia una vez un hospital en un pueblo de Antioquia donde una tarde de domingo nada estaba sucediendo. El pueblo de escasos 5000 habitantes era considerado uno de los pueblos más tranquilos de las altas montanas de Antioquia y aquella tarde de domingo demostraba claramente que la paz y la tranquilidad eran la constante del pueblo. 

 

El hospital vivía pues una calma chicha propia de un domingo y la medica a cargo y sus dos enfermeras se entretenían simplemente charlando sobre los pocos acontecimientos del pueblo. De pronto el sonido estridente de una bocina de un bus los saco del letargo y rápidamente se levantaron y corrieron hacia la puerta principal. 

 

Efectivamente un bus chiva como se le llaman allí a estos vehículos se dirigia rápidamente a la puerta del hospital. Cuando llego el ayudante salto y comenzó a llamar por ayuda para que le colaboraran con una decena de heridos que trataban de saltar del vehículo pese a sus multiples heridas, raspaduras y contusiones. 

 

La medica de turno y las enfermeras se acercaron presurosas a la chiva y con sus manos comenzaron a ayudar a los heridos a entrar a aquel puesto de salud. 12 hombres se tendieron en el piso del hospital colmando todo el servicio de urgencias y la medica trataba de entender como había sucedido que los doce tuvieran raspaduras, quemones y que sus ropas estuvieran rotas mientras que los otros pasajeros del bus no presentaran ningún trauma físico. 

 

La medica llamo a su presencia al ayudante del bus que había corrido inicialmente a buscar su ayuda y le pregunto que había sucedido. El ayudante solo repetia ….. estaba lloviendo, estaba lloviendo y luego se quedo callado. 

 

La medica se acercó a uno de los heridos y le pregunto que había sucedido. Y este le dijo. Doctora Yo solo recuerdo que estaba lloviendo cuando el bus paro a recogerme, junto a otros trabajadores de la finca, como todo el bus estaba lleno el conductor del bus nos dijo que podíamos treparnos hasta el techo del bus donde usualmente se lleva la carga. Por la necesidad de tomar el bus aceptamos y cuando nos subimos vimos un ataud que viajaba en el techo. 

 

Como buenos cristianos nos persignamos, rezamos un ave maría por el alma del muerto  y nos sentamos en el techo mismo del bus ya que no había otra opción. Con la lluvia simplemente nos cubrímos con las ruanas para que no se nos mojara la ropa y tratamos de olvidarnos de aquel feretro que nos acompañaba.

 

Después de media hora la lluvia ceso y un poco aliviados vimos como el sol comenzaba a salir, nuestro animo igualmente fue mejorando pero alguno de nostros dijo….Oyeron ese ruido…. Oyeron ese ruido. Efectivamente dotora…. Yo pude oír claramente un ruido, como golpes que venían directamente del ataud. Todos inmediatamente nos paramos y nos fuimos apartando de aquel feretro y de pronto dotora. Se lo juro por dios que me mira. Vimos que la tapa del ataud comenzaba a levantarse lentamente lentamente y todos comenzamos a rezar lo que nos habían ensenado nuestros taitas cuando niños y de pronto la tapa se abrio de un sopetón y todos sin dudarlo y sin importarnos que el bus iba a toda velocidad por esa carretera de piedras saltamos y nos tiramos de aquel techo del bus. 

 

Dotora eso fue lo único que recuerdo, luego desperté con los otros compañeros trabajadores tirados en el piso del bus mientras los pasajeros que iban dentro del bus nos trababan de ayudar y el bus venia a toda velocidad hacia el pueblo. 

 

Se lo juro dotora que eso fue lo que sucedió. 

 

La medica de turno extrañada por la historia se acercó al ayudante del bus que todavía estaba semi en shock y le dijo…