Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

32. La Vaca Blanca del Mar de Skye

Juan Betancur Season 1 Episode 32

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Había una vez en la isla de Skye un hombre que vivía en un pequeño pedazo de tierra. Este hombre era tan pobre que no tenía ni siquiera una vaca Y tenía que mendigar con sus vecinos para obtener un poco de leche. Este hombre siempre tenía la esperanza de que algún día su suerte cambiaria y que si bien posiblemente nunca sería rico podría tener lo suficiente para algún día vivir confortablemente.

 

Este hombre era reconocido por todos por su honestidad y si bien vivía solo y abandonado nunca le hacia daño a nadie y era muy cortes con todos. y por la forma cómo seguía los ritos a favor de los seres del bosque y los druidas siempre era respetado en toda la región. Cuando este hombre iba la playa a recoger algas marinas para fertilizar su tierra siempre dejaba una ofrenda a los dioses del mar. Si alguna vez subí a la montaña por algo de musgo siempre dejaba algún tributo a los gnomos cuidadores de la tierra. El buen hombre era reconocido por  cumplir  con su deber en los ritos de la tierra y del bosque.

 

Un día este buen hombre bajo a la playa por algunas algas y en el camino oyó el gemir de un animal que se quejaba de dolor. Bajo por la costa y encontró una vaca blanca, tan blanca como la espuma que dejan las olas del mar. acostada de medio lado sobre la playa. Sobre una de las patas del animal había una gran roca que aparentemente había rodado del acantilado y había aprisionado la pata de la vaca.

 

Este buen hombre se apiadó de dicho animal Y con gran esfuerzo removió la roca de la pata del animal le ayudó a pararse. Luego, se dirigió hacia su casa y con sorpresa se dio cuenta que la vaca lo seguía de cerca y cuando llego a su casa notó que la vaca que lo había seguido desde la playa estaba esperando cría. El hombre decidió buscar el dueño y recorriendo la región fue preguntando si alguien había perdido una vaca blanca y nadie finalmente reportó algún animal perdido. Finalmente pensó en quedarse con ella y alimentarla hasta que el dueño apareciera. La 

 

Pasó el tiempo y aquella vaca tuvo un ternero y  para dicha de el buen hombre la vaca empezó a producir enormes cantidades de leche que le servía al hombre para alimentar el ternero, pero igualmente para su consumo e incluso para vender en el pueblo. Meses después cuando el ternero ya era grande pudo llevarlo a vender al pueblo y con el dinero pudo comprar una  pequeña cantidad adicional de tierra, para el y su vaca. Y así milagrosamente cada año la vaca tenía un nuevo ternero  y el hombre lo podía vender Y comprar más tierras y siempre la vaca seguía produciendo gran cantidad de leche cada día.

 

Pasaron los tiempos y esta vaca que venia de las aguas del mar seguía siendo la fuente de riqueza de aquel hombre porque ya tenía tanta tierra y tanta leche que dejaba los terneros hembra para si y esta igualmente cada año tenían nuevos animales y mas leche. 

 

Por los pueblos vecinos corrió la voz de que este hombre era a un hombre rico Y algunas mujeres se interesaron en él Y finalmente se caso con una dama del pueblo, con la que tuvo hijos fuertes e hijas bellas y saludables. Todo iba perfecto en la vida de este buen hombre.

 

El hombre fue envejeciendo pero su vaca blanca seguía teniendo terneros y produciendo leche e igualmente cada uno de sus descendientes. Como la edad estaba afectando al buen hombre sus hijos e hijas decidieron tomar el control de las tierras que poseía su padre y sin comprender porque su padre aun conservaba esa vieja vaca blanca le plantearon que porque no salían de ella y la vendían. Pero el hombre que sabia que esa vaca era un regalo de los dioses del mar, se negaba a venderla. 

 

Hasta que un día el hombre cayo seriamente enfermo y aprovechando la situación los hijos e hijas del hombre tomaron la dec

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