Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

39. El puente de Pont-la-Ville

September 19, 2019 Juan Betancur Season 1 Episode 39
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
39. El puente de Pont-la-Ville
Show Notes

Había una vez una taberna en Pont-la-ville donde se habían reunido los vecinos del pueblo para discutir la necesidad de construir un puente sobre el rio Sarine. Siendo esta región montañosa, las aguas de dicho rio corren entre rocas y peñascos haciendo difícil su cruce. Los vecinos discutían sobre la conveniencia y los costos de dicho puente y si bien todos reconocían su importancia también reconocían que no tenían los recursos económicos para dicha obra. 

 

Por lo tanto, después de una larga noche de discusión llegaron a la conclusión de que la obra no se podría realizar y que solamente en el futuro, si encontraban los medios requeridos podrían hacer la obra. 

 

Allí en la taberna había un forastero vestido de verde que había observado toda la noche la discusión entre los vecinos. El forastero se había sentado en una mesa en el lugar mas oscuro de la taberna y por su apariencia y su vestuario parecía un personaje oscuro. Envuelto en una amplia capa y con un sombrero de ala ancha inclinada sobre sus ojos y mirada sombría producía escalofrío de solo mirarlo. 

 

Al terminar la discusión y justo antes de que todos comenzaran a retirarse, el forastero se levanto de su mesa y acercándose al alcalde del pueblo y con vos profunda dijo

 

Yo estoy dispuesto a construir el puente esta misma noche y además estoy dispuesto a proveer todos los materiales y mano de obra requerida sin ningún costo para ninguno de los habitantes del pueblo, pero para ello tengo dos condiciones. 

 

Primera. Nadie podrá salir de sus casas durante esta noche y segunda cobrare  solamente una pequeña contribución al otro día. 

El alcalde mirando el forastero le preguntó cual seria dicha contribución y el hombre sin siquiera levantar el ala del sombrero para mirarlos les dijo

 Requiero que se me nombre dueño del primer ser viviente que cruce el puente una vez este terminado mañana por la mañana.  Si ustedes están de acuerdo con este trato simplemente necesito que alguno de ustedes me estreche la mano en conformidad con las costumbres de honor. 

Los habitantes del pueblo se reunieron para estudiar la propuesta y tras una corta deliberación y sabiendo que no tenían otra opción decidieron aceptarla y el alcalde mismo estrecho la mano de aquel extraño forastero y este dirigiéndose a la puerta salió entre el asombro de los presentes.

 

Al salir de la taberna el forastero, el alcalde con voz temerosa y turbada le dijo a algunos de los presentes que cuando le dio la mano al hombre había sentido en la suya no las manos de un hombre sino las garras del diablo. 

 

Al instante los habitantes de aquel pueblo se dieron cuenta de que habían hecho un trato con el diablo en persona y el terror se apoderó de los allí presentes hasta que un viejo que se encontraba en la reunión dijo

 

Amigos no se preocupen que yo se como tratar con este tipo de circunstancias. Durante muchos años he encontrado y enfrentado todo tipo de problemas y mi  experiencia me dice que nada es imposible de resolver. Nunca me he enfrentado con el diablo pero siempre hay alguna primera vez. 

 

El viejo que efectivamente era reconocido como un hombre astuto y que se había ganado el respeto de todos en el pueblo se retiro del lugar y detrás de el salieron todos a cumplir con la primera parte del trato. Encerrarse en su casas hasta que saliera el sol. 

 

Durante la noche, la mas profunda oscuridad se apoderó de el pueblo y una niebla espesa se asentó en las callejuelas de aquel pueblo. Nadie alcanzaba a ver mas allá de las puertas de su casa y un ruido infernal se fue apoderando del pueblo mientras un viento traía los sonidos de seres que recorrían el pueblo trayendo y llevando pesados materiales. 

 

El pueblo entero no durmió esperando la l