Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

195. El pueblo y el dragón

July 11, 2020 Juan Betancur Season 2 Episode 91
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
195. El pueblo y el dragón
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Había una vez un pueblo muy pobre que vivía a la sombra de un dragón de siete cabezas. El pueblo vivía atemorizado porque todos los días el dragón salía de su cueva y se dirigía hacia el pueblo. Durante su camino cada una de sus cabezas se iba comiendo de todo lo que iba encontrando a su paso. 

 

Así si el dragón pasaba cerca a una granja con gallinas,  sus cabezas se movían ágilmente y cuando las gallinas salían despavoridas tratando de escapar de aquella presencia, las cabezas se las iban comiendo dejando solo unas pocas que se alcanzaban a escapar.

 

Si el dragón pasaba por una granja de cerdos, las cabezas escogían los cerdos mas gordos y se daban un festín maravilloso, dejando solamente los cerdos flacos sabiendo que algun día estarían gordos y apetitosos

 

Si el dragón pasaba por un sembrado de maíz, se sentaba cómodamente en el medio de la siembra y con sus siete cabezas se dedicaba a satisfacer su gula comiendo entre el 10 y el 30 % de lo cultivado. Así dejaba el resto del cultivo intacto para la próxima ocasión que pasara por aquel sembrado. Era un dragón muy sabio ya que sabia que no podía comerse todo en un solo día y que había que dejar comida para días futuros. 

 

Cuando este dragón entraba al pueblo y caminaba con gran pompa por las calles del pueblo, cada una de sus cabezas iban escogiendo lo que le iba gustando y en un puro acto de pillaje se metían por las ventanas o puertas a las casas y con su boca tomaban los objetos que le llamaban la atención y con descaro se los llevaban a la cueva donde los depositaban para gusto y deleite de el ambicioso y vano dragón que le gustaba ver como crecía su riqueza de objetos. 

 

El dragón, inteligente y sagaz, sabia que lo único que no podía comer o apoderarse eran los habitantes mismos del pueblo. Su padre le había contado que había una vez un dragon que había decidido comenzar a comerse a los habitantes de un pueblo y meses después murió de inanición y pobre porque se comió hasta el ultimo habitante del pueblo y así nadie volvio a sembrar cultivos ni a criar animales y los campos se despoblaron de alimentos. 

 

Este dragón había aprendido la lección que le conto su padre y siempre tuvo como su mas importante regla la protección de la salud y bienestar de los habitantes del pueblo. Si otro dragón de otras tierras pasaba por el pueblo, el dragón con sus siete cabezas salía presuroso a atacar y ahuyentar al intruso para que no amenazara la vida de ninguno de los habitantes del pueblo. Debía proteger a quienes le proveían de sus alimentos y objetos. 

 

Un día, los habitantes cansados de su pobreza y de ver como el dragón se comía sus cultivos y sus animales y como se apoderaba de muchos de los objetos de valor que alcanzaban a poseer, decidieron enfrentarlo. 

 

Para ello decidieron seleccionar de entre todos los habitantes del pueblo 100 personas que formaran un comité que tomara decisiones de cómo enfrentar la amenaza diaria que representaba aquel dragón de siete cabezas. 

Dentro de cada uno de los vecindarios que componían aquel pueblo cada persona que quisiera servir a la causa de protección del pueblo debía presentar su nombre y entre los habitantes de su vecindario se seleccionaba por voto directo quien los representaría en aquel consejo de ciudadanos de bien que tomaría decisiones para la protección contra el dragón de siete cabezas.

 

Así el día de las elecciones el pueblo con gran alborozo selecciono 100 personas que se comenzaron a reunir en una blanca sala de reuniones especialmente construida para que deliberaran sobre las acciones que debían tomar para proteger su pueblo contra los abusos de aquel dragón de 7 cabezas. 

 

Cuenta la leyenda que después de algunos meses el dragón murió de hambre  en su cueva y nunca se volvió a saber de el.&a