Había una vez un pueblo donde todo , absolutamente todos era diseñado y construido con líneas rectas y angulos.
Se dice que el pueblo había sido fundado por un discípulo de platon y de Euclides y que había vivido durante años al lado de sus maestro, pero que debido a diferencias irreconciliables había tenido que abandonar a sus maestro y se había establecido en otra región donde fundo el pueblo.
Fiel a las enseñanzas de su maestro, quiso crear una sociedad donde los elementos básicos de la vida fueran basadas en la geometría aprendida.
Un día un hombre se encontraba en su casa sentado en su escritorio cuando la policia entro derribando su puerta hecha de un rectángulo perfecto de madera y rápidamente se abalanzaron sobre el.
La policía con sus largos bastones de ataque salieron con el de su casa después de decomisar todos los utensilios que tenia sobre la mesa. Lo empujaron por aquella calle recta que cruzaba todo el pueblo de cuadras y cuadras llenas de bellas casas Cuadradas y de techos triangulares. Todos los habitantes de las casas salieron a observar con sus ojos cuadrados como llevaban a aquel desgraciado hasta el palacio de justicia.
El palacio de justicia al estilo griego tenia alrededor una bella columnata que terminaba en un friso de perfectas columnas que soportaban una cornisa maravillosa y triangular perfectamente decorada con combinaciones de cuadrados y rectángulos perfectamente alineados unos con otros.
Despues de subir por la rampa de acceso a el palacio los guardias empujaron al hombre a travez de un par de puertas enormes y allí adentro se encontraba la sala de los juicios, un gran y perfecto cuadrado con multiples hileras de sillas bellamente organizadas y al final un juez sentado frente a una mesa rectangular esperando la llegada de aquel criminal.
Cuando el hombre llego acompañado de los guardia, el juez levanto sus ojos y dijo
Veo que finalmente hemos capturado a este delincuente.
Si dijo el jefe de los policías. Lo encontramos haciendo los planes subversivos y tenemos todas las pruebas.
El Juez les pidió que les mostraran las pruebas y el jefe de la policía le paso un papel y los utensilios
Inmediatamente El juez ordeno la ejecución del reo y tomando los papeles con las pruebas los mando a quemar junto a los utensilios
Y en una caldera cerrada para que no se viera el fuego interno echaron aquel compas y aquellos lápices con que el criminal había estado dibujando círculos, parábolas y espirales.