Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

231. La leyenda del Dorado

December 09, 2020 Juan Betancur Season 3 Episode 27
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
231. La leyenda del Dorado
Show Notes

Habia una vez un pueblo Muisca que vivía en lo que hoy se conoce como la meseta cundiboyacence en Colombia. Aquella mañana antes de que saliera el sol todo estaba listo para la gran ceremonia. 


Dias antes el Zipa, regente de los Muiscas había Muerto y un nuevo Zipa iba a tomar su lugar, mediante una ceremonia que significaba su coronación. El escenario no podía ser mas bello y majestuoso, la laguna de Guatavita. El lugar sagrado para los Muiscas. 


La laguna un cuerpo de agua de color verde esmeralda lo esperaba con sus aguas cristalinas y tranquilas. La laguna con su forma circular casi perfecta esta enclavada entre las laderas de tupidos y verdes helechos y tachonada de arboles sietecueros, matas de moras y racimos de dientes de león. Toda esta vegetación dispuesta con toda la sobriedad que una ceremonia de coronacion amerita. 


Como era constumbre la coronación de un zipa se hacia con todo lujo. Lujo como en ninguna otra parte se podía ver. El oro y las esmeraldas eran las invitadas a este espectáculo 


De la Poblacion de Bacatá, vivienda del zipa, Sandria el cortejo que traería al Zipa a su cita con la inmortalidad. La población Muisca, toda asistiría a la ceremonia y para ello llevarían las mas elegantes vestimentas y sus mas relucientes joyas. 


Cada familia llevaba sus vasijas, mantas y ofrendas de oro y esmeraldas para congratular a dios Supremo Chibchacum y las diosa de las aguas Badini y acompañar a su nuevo soberano. 


Las mujeres de las aldeas habían preparado la comida a base de el maíz que les servia de sustento y vasijas de el licor de maíz fermentado hacia de acompañante. 


Todo pues estaba dispuesto para recibir el joven heredero. El nuevo Zipa. Los tambores, los fotutos y los caracoles comenzaron a sonar mientras el soberano se acercaba a aquel ojo de agua color verde esmeralda. 


Los guerreros, nobles y sacerdotes que encabezaban la procesión se distribuyeron alrededor de la laguna y el joven zipa, sereno y majestuoso se acerco a la orilla de aquel lago. El sacerdote de la laguna ataviado con su mas bello ropaje y sus plumas multicolores extendió los brazos y el pueblo cayo. Un grupo de mujeres se acerco al joven zipa y despojándolo de sus ropas comenzó a untarle  una sustancia pegajosa por todo el cuerpo. Luego un grupo de jóvenes con juncos de madera y cuencos con oro en polvo comenzaron a soplar el oro sobre el cuerpo del joven soberano hasta que cada milímetro de su cuerpo quedaba cubierto por una capa de Oro. 


Convertido en una estatua de Oro, el nuevo Zipa esperaba que los primeros rayos de sol se asomaran por encima de las cumbres de aquel cráter de agua que era la laguna y cuando los primeros rayos de luz golpearon la orilla de la laguna el cuerpo del joven comenzó a brillar con una luz dorada, conjunción perfecta de el dorado del sol con el oro. 


Luego subio a una balsa de madera totalmente recubierta con polvo de oro y las ofrendas de oro y esmeraldas se dispusieron a su alrededor. Luego ceremoniosamente la balsa se deslizo hasta el centro de la laguna y allí el zipa invoco  a los dioses protectores y a la diosa de la laguna para luego de un salto zambullirse en las aguas, mientras el sacerdote mayor arrojaba las ofrendas a la laguna. Despues de breves instantes el Nuevo Zipa emergio triunfla y solemne como nuevo monarca y todos los habitantes alrededor de la laguna comenzaron a lanzar sus ofrendas de oro y esmeraldas desde la orilla. Y cientos de figuras de oro, pulseras, coronas, collares, pectorales junto con jarras llenas de esmeraldas se hundieron en las profundidades de la laguna de guatavita para agradecerle a los dioses por este nuevo Zipa. 


Y la balsa regreso a la orilla con el joven monarca mientras las tamboras y los caracoles retumbaban al cie