Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

246. Jack y el Diablo (Infantil)

March 24, 2021 Juan Betancur Season 3 Episode 42
246. Jack y el Diablo (Infantil)
Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
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Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
246. Jack y el Diablo (Infantil)
Mar 24, 2021 Season 3 Episode 42
Juan Betancur

El hojalatero que venció al diablo

Habia una vez un hojalatero llamado Jack  que vivia en Limericken en Irlanda. Este Hombre era bien pobre. Sin embargo, Jack, tenía una casa con un jardín y en el jardín un manzano que era su orgullo. Cuando salía de viaje, siempre le pedía a su mujer que cuidara la casa, el jardín y por supuesto el manzano.

Un día, en un camino muy lejos de su hogar, Jack vió a viejita que  que venía en sentido opuesto y que tenia dificultades para cruzar un riachuelo. Jack que era de alma buena le ayudo a cruzar con cuidado y luego la vieja le dijo. Realmente yo soy un hada y como has sido bueno conmigo Te concedo tres deseos. Pide lo que quieras, no tengo ningún problema en darte lo que pidas.

Jack, sorprendido, se quedó mirándolo. Luego se sacó el sombrero, se rascó la cabeza y dijo:

-En casa tengo un sillón muy viejo. Cuando alguien me visita, se lo cedo y no tengo otro remedio que quedarme de pie.Quiero que, de ahora en adelante, todo el que se siente en mi sillón se quede adherido a él y que el sillón se quede pegado al suelo.

-Concedido -dijo el hada y, pensando que Jack era un poco tonto, agregó.

-Trata de pedirme algo útil.

Jack volvió a rascarse la cabeza y luego dijo:

-En mi jardín tengo un manzano. Es un árbol generoso que da hermosos frutos.Pero siempre hay algún bribón que pasa y me roba las manzanas. Entonces quiero que todo aquel que trate de robarme una manzana del arbol se quede adherido a la fruta hasta que yo decida liberarlo.

-Concedido -dijo el hada, ya dando por seguro que Jack era muy tonto, y agregó. Ahora es el turno de tu último deseo. Trata de pensar en algo que te sirva, algo que sea de veras útil para tí y los tuyos.

Jack se tomó la barbilla con la mano derecha y con la izquierda se rascó una oreja , luego dijo:

-Mi mujer tiene una bolsa de cuero. Allí guarda los restos de la lana que le sobran. Pero siempre hay algún bribón que le roba la bolsa y le da puentapiés como a un balón. Es una pena porque se derrocha la lana...

-¿Y entonces? -dijo el hada algo impaciente.

-Entonces quiero que todo lo que entre en la bolsa no pueda salir mientras yo no lo permita.

-Concedido -dijo el hada. Pero creo, pobre amigo, que no has pedido bien.

El hada saludó a Jack y se marchó meneando la cabeza. Jack, por su parte, volvió a su casa muy feliz y tan pobre como antes.

Pasó el tiempo y Jack tuvo un accidente que lo dejó postrado en su lecho por un año.

 

Un alguien llamó a la puerta. Era un desconocido, alto y elegante que, sin presentarse, entró y dijo:

-Ya veo que son muy pobres y tienen hambre. Estoy dispuesto a ayudarlos con una condición.

¿Cuál? -pregunto Jack.

-Te daré todo tipo de riquezas, pero dentro de siete años deberás venir conmigo.

-Es usted generoso, señor. ¿Quién es usted?

-¿No adivinas? -dijo el hombre. Soy el diablo.

La mujer de Jack se santiguó muda de espanto, pero Jack dijo:

-No me importa quien sea. Acepto su oferta.

El diablo entonces se fue y Jack se convirtió en un hombre rico. En su casa nunca faltaba la comida. Y ya no tenía que salir a recoger basura.

Jack se olvídó del diablo y de la promesa, y como suele suceder en estos casos, los siete años pasaron volando.

Pero el último día del último año, el diablo llamó a la puerta y apareció ante Jack.

-Ya pasó tu tiempo -dijo. Cumplí con mi palabra y deberás cumplir con la tuya. Ahora vendrás conmigo.

-Empeñé mi palabra e iré con usted -dijo Jack. Sin embargo, quisiera pedirle que me deje despedirme de mi esposa. ¿Por qué no me espera sentado en ese sillón?

-No tardaré mucho.

El diablo se sentó y esperó unos minutos. Jack no demoró.

-Vamos -dijo.

Pero el diablo no pudo levantarse. Lanzó un alarido q

Show Notes

El hojalatero que venció al diablo

Habia una vez un hojalatero llamado Jack  que vivia en Limericken en Irlanda. Este Hombre era bien pobre. Sin embargo, Jack, tenía una casa con un jardín y en el jardín un manzano que era su orgullo. Cuando salía de viaje, siempre le pedía a su mujer que cuidara la casa, el jardín y por supuesto el manzano.

Un día, en un camino muy lejos de su hogar, Jack vió a viejita que  que venía en sentido opuesto y que tenia dificultades para cruzar un riachuelo. Jack que era de alma buena le ayudo a cruzar con cuidado y luego la vieja le dijo. Realmente yo soy un hada y como has sido bueno conmigo Te concedo tres deseos. Pide lo que quieras, no tengo ningún problema en darte lo que pidas.

Jack, sorprendido, se quedó mirándolo. Luego se sacó el sombrero, se rascó la cabeza y dijo:

-En casa tengo un sillón muy viejo. Cuando alguien me visita, se lo cedo y no tengo otro remedio que quedarme de pie.Quiero que, de ahora en adelante, todo el que se siente en mi sillón se quede adherido a él y que el sillón se quede pegado al suelo.

-Concedido -dijo el hada y, pensando que Jack era un poco tonto, agregó.

-Trata de pedirme algo útil.

Jack volvió a rascarse la cabeza y luego dijo:

-En mi jardín tengo un manzano. Es un árbol generoso que da hermosos frutos.Pero siempre hay algún bribón que pasa y me roba las manzanas. Entonces quiero que todo aquel que trate de robarme una manzana del arbol se quede adherido a la fruta hasta que yo decida liberarlo.

-Concedido -dijo el hada, ya dando por seguro que Jack era muy tonto, y agregó. Ahora es el turno de tu último deseo. Trata de pensar en algo que te sirva, algo que sea de veras útil para tí y los tuyos.

Jack se tomó la barbilla con la mano derecha y con la izquierda se rascó una oreja , luego dijo:

-Mi mujer tiene una bolsa de cuero. Allí guarda los restos de la lana que le sobran. Pero siempre hay algún bribón que le roba la bolsa y le da puentapiés como a un balón. Es una pena porque se derrocha la lana...

-¿Y entonces? -dijo el hada algo impaciente.

-Entonces quiero que todo lo que entre en la bolsa no pueda salir mientras yo no lo permita.

-Concedido -dijo el hada. Pero creo, pobre amigo, que no has pedido bien.

El hada saludó a Jack y se marchó meneando la cabeza. Jack, por su parte, volvió a su casa muy feliz y tan pobre como antes.

Pasó el tiempo y Jack tuvo un accidente que lo dejó postrado en su lecho por un año.

 

Un alguien llamó a la puerta. Era un desconocido, alto y elegante que, sin presentarse, entró y dijo:

-Ya veo que son muy pobres y tienen hambre. Estoy dispuesto a ayudarlos con una condición.

¿Cuál? -pregunto Jack.

-Te daré todo tipo de riquezas, pero dentro de siete años deberás venir conmigo.

-Es usted generoso, señor. ¿Quién es usted?

-¿No adivinas? -dijo el hombre. Soy el diablo.

La mujer de Jack se santiguó muda de espanto, pero Jack dijo:

-No me importa quien sea. Acepto su oferta.

El diablo entonces se fue y Jack se convirtió en un hombre rico. En su casa nunca faltaba la comida. Y ya no tenía que salir a recoger basura.

Jack se olvídó del diablo y de la promesa, y como suele suceder en estos casos, los siete años pasaron volando.

Pero el último día del último año, el diablo llamó a la puerta y apareció ante Jack.

-Ya pasó tu tiempo -dijo. Cumplí con mi palabra y deberás cumplir con la tuya. Ahora vendrás conmigo.

-Empeñé mi palabra e iré con usted -dijo Jack. Sin embargo, quisiera pedirle que me deje despedirme de mi esposa. ¿Por qué no me espera sentado en ese sillón?

-No tardaré mucho.

El diablo se sentó y esperó unos minutos. Jack no demoró.

-Vamos -dijo.

Pero el diablo no pudo levantarse. Lanzó un alarido q