Yo soy Isabel, Isa o Chave para los más cercanos, o simplemente doctora como no me hace falta que me llamen. Durante la carrera de medicina, siempre tuve claro que llegaría al Psiquiátrico de un lado o del otro del escritorio… y así fue. 
Empecé mi residencia con una inmensa curiosidad por comprender el funcionamiento de la mente humana, y en el camino, comencé a saciar curiosidades sobre mi propia mente: un proceso interminable, por cierto. 
Yo disfruto acompañar a cada quién en su proceso, guiandolo en la obtención de las herramientas de las que dispongo, y me maravillo cada vez que aprendo -sin cesar-, de cada una de las experiencias de mis pacientes. 
El conocimiento nos da libertad, y compartir un poquito de mi saber, combinado con el de Lucía es la propuesta para que cada uno pueda potenciar su propio crecimiento y pueda vivir a plenitud. 

Soy Lucía. Creo que uno de mis mayores retos en todas mis facetas como mujer, ha sido aprender a ser más auténtica y permitirme vivir desde la esperanza más que desde el miedo.
Mi proceso personal y el profesional se han cruzado muchísimas veces, influyendo uno en el otro y permitiéndome crecer personalmente cada día. 
Sé lo difícil que es sanarse, regularse y entenderse. Sé lo difícil que es mirar hacia adentro, ir más allá de las expectativas externas y permitirse quedar vulnerable y desarmado. Lo sé porque he estado de “los dos lados del sillón”, como psicóloga y como paciente (muuuuchas veces). 
Desde que empecé en mi carrera sentí la necesidad de trabajar mucho en la parte de educación y prevención en temas de salud mental, ya que estoy convencida de que nuestra sociedad sería un mejor lugar si nos permitiéramos ser más vulnerables y auténticos, abrazando nuestra esencia de humanos.